La enfermedad incrementa el riesgo de experimentar daños en el corazón, riñones y vasos sanguíneos
MADRID, (EP). La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves, estos niños tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, de hecho, según informa la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), está aumentando los casos de hipertensión en menores en España.
El exceso de peso unido a los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo, desencadena que la hipertensión arterial --muy excepcional en bebés y niños pequeños--, "este aumentando considerablemente entre los niños mayores y los adolescentes". A la alarga, explica su presidente, Julián Segura, "generará, si no lo está generando ya, un problema importante de salud a nivel mundial, ya que un niño con la presión arterial elevada tiene más riesgo de convertirse en un adulto hipertenso".
Segura subraya que un menor que desarrolla hipertensión corre el riesgo de experimentar daños en el corazón (hasta un 40% de los menores hipertensos pueden sufrir hipertrofia del ventrículo izquierdo), riñones y vasos sanguíneos. De hecho, añade, "la presión arterial elevada puede generar un engrosamiento de los vasos sanguíneos que permanece incluso 20 años después, en la edad adulta, cuando este grosor es un factor de riesgo para desarrollar infarto de miocardio e ictus".
Para evitar esta situación, la sociedad médica pide a las familias con menores con sobrepeso que revisen su presión arterial para intentar descubrir cuanto antes si el menor está sufriendo esta patología sin saberlo o si corre el riesgo de desarrollarla. "Es fundamental involucrar tanto a los padres como al resto de la familia y modificar los hábitos incorrectos en todo el núcleo familiar", advierte Segura.
En este sentido, tanto para prevenir la aparición de la enfermedad como para controlarla en el caso de que ya haya aparecido, el presidente de SEH-LELHA recomienda identificar los sus hábitos poco saludables de los niños para tratar de modificarlos, ya sea a través de la dieta o de actividad física.
Los expertos recomiendan seguir una dieta sana y variada, reduciendo la ingesta de sal y aumentando la de potasio (plátanos, acelgas, cardo, patatas, entre otros). Además, recomiendan evitar consumir azúcar en exceso, refrescos, grasas saturadas y tomar muchas frutas, vegetales y cereales.
La evaluación de la hipertensión arterial en niños y adolescentes está enfocada a detectar hipertensión secundaria (es decir, originada por una causa concreta), que puede ser curable. Generalmente se comienza con terapia no farmacológica (modificación de hábitos de vida), seguido de la terapia con fármacos.
Así, se debe de fomentar la actividad física y las actividades en grupo y al aire libre, frente a los juegos con el ordenador o la videoconsola. Julián Segura, especialista en hipertensión, recomienda realizar 40 minutos de actividad física aeróbica (moderada o intensa), entre 3 y 5 días a la semana, y evitar más de dos horas diarias de actividades sedentarias.
"Se ha demostrado que la pérdida de peso conlleva una mejoría en el control de la hipertensión en niños y adolescentes, con independencia de otros factores, y que ayuda también a prevenir su aparición", explica. Y añade que "incluso pequeñas pérdidas de peso, aunque no lleguen a alcanzar el objetivo deseable, pueden ayudar a reducir e incluso normalizar el control tensional", concluye.