VALÈNCIA. La Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, que dirige Mireia Mollà, ha presentado este jueves los datos sobre incendios forestales pertenecientes al ejercicio 2020. Unos datos que, tal y como ya se había anunciado, representan una profunda mejoría con respecto a años anteriores. Y es que, 2020 fue el año en el que menos incendios forestales se registraron desde que se lleva el cómputo: tan solo se produjeron 252 fuegos en toda la Comunitat Valenciana. Un éxito que está íntimamente relacionado con los niveles excepcionales de precipitaciones registrados durante los periodos de invierno y primavera.
Una cifra que contrasta enormemente con el histórico de anteriores décadas: a principios de los 90 era común encontrar años con picos de 750 o incluso 800 incendios. Del mismo modo, durante los 2000 y en los 2010, también hubo diversos casos en los que se superaron los 500. Fue precisamente en 2019 cuando se produjo el primer descenso importante por debajo de los 300 con 279. Una tendencia a la baja que empieza a consolidarse ahora con los números heredados de 2020, que al mismo tiempo también reflejan la menor cantidad de hectáreas quemadas desde que se tienen registros: 697 de enero a diciembre.
En esta misma línea, 2020 tampoco tuvo que lamentar ningún gran incendio, que se considera como tal a partir de las 500 hectáreas quemadas. De los cuatro más grandes, tres se produjeron en Alicante y uno en Castellón. El más virulento fue el de La Vall de Gallinera, que con 155 hectáreas quemadas todavía se desconoce cuál fue el origen. A continuación el de Monòver, con 145 hectáreas atribuidas a una negligencia agrícola. Finalmente, por detrás quedan el de Beniardà con 125 y Bejís con 76.
Por provincias, Valencia fue la que más incendios registró, con 121, aunque en Alicante es donde más hectáreas se quemaron, con 499. En cuanto a los datos por meses, fueron muy llamativos los de enero y abril. Y es que, en el primero tan solo se registraron 4 incendios en todo el territorio valenciano, mientras que en el segundo 3. Esto supone un descenso drástico de la media histórica para estos periodos de tiempo: en el caso particular de abril, la bajada con respecto a otros años es del 89%.
A este respecto, el director general de Prevención de Incendios, Diego Marín, ha explicado que el confinamiento domiciliario a causa de la covid-19 pudo tener algo que ver, pero no fue el único motivo: "Es cierto que en el mes de abril se restringió la movilidad ciudadana y hubo menos personas transitando por el terreno forestal. Del mismo modo, también se decretó la prohibición de las quemas agrícolas entre el 15 de marzo y el 20 de abril. El confinamiento seguramente ayudó, pero no fue el único factor", detalla.
"En enero no había estado de alarma y también se detectó un descenso muy llamativo en el número de incendios". Así, explica que lo más definitorio del año 2020 ha sido el aumento de la humedad por precipitaciones y la intensificación de los esfuerzos humanos y técnicos en materia de prevención. "Las cifras de este año han sido muy buenas, pero no podemos ser triunfalistas. La Comunitat Valenciana, por su meteorología y condiciones, siempre corre riesgo de fuego forestal", ha matizado con respecto a los datos.
La principal causa de incendio en el año 2020 fue la intencionalidad. Así, el 38% de los incendios registrados fueron intencionados, el 24% los produjeron relámpagos y el 22% negligencias humanas. El resto todavía se encuentran en investigación y por el momento tienen desencadenantes desconocidos.
Diego Marín ha destacado principalmente el descenso que se ha registrado en el histórico de incendios atribuidos a negligencias. Así, en los 90 estos representaban en 45% de los fuegos declarados, mientras que en las décadas posteriores la tendencia ha ido claramente a la baja: en los 2000 fueron el 39%, y en los 2010 el 32%. Un cambio en el comportamiento que el director general de prevención de incendios ha atribuido a los trabajos de información y asesoramiento que llevan a cabo los agentes forestales en las zonas rurales.
Por su parte, también ha defendido que el aumento de las precipitaciones que se produjo a lo largo del año 2020 tuvo mucho que ver con el descenso de los incendios: "La humedad y el fuego son dos valores íntimamente relacionados", ha relatado. De este modo, ha destacado que el invierno y la primavera fueron periodos excepcionalmente húmedos para el clima habitual de la Comunitat Valenciana, lo que provocó que el combustible vegetal presente en las zonas forestales mantuviera más agua y fuera más resistente al fuego.
En cuanto a humedad, la provincia de Valencia y Castellón son las que presentan niveles más altos, mientras que el litoral de Alicante fue la zona más seca de todo el territorio valenciano. Así, no es casualidad que tres de los cuatro incendios más virulentos se concentrasen allí.