Hablar de los autónomos es complicado porque el término engloba demasiados subgrupos, cada vez más. Están los de toda la vida que son los que, de forma tradicional, han gestionado así su pequeño negocio; están los profesionales; los falsos autónomos o aquellos a los que la empresa les obliga a darse de alta en este régimen de la Seguridad Social para seguir dependiendo de ella como único pagador; los societarios; los del régimen agrario; los que compaginan un trabajo por cuenta propia con otro ajeno y, aunque no figuren en las estadísticas, están los que ejercen fuera de la ley porque entienden que no compensan los ingresos con el pago preceptivo de las cuotas mensuales.
Imposible saber cómo se reparten todas estas categorías entre los 3.186.255 autónomos registrados en España con fecha del último 31 de agosto, según datos facilitados por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA). Los datos correspondientes a la Comunidad Valenciana hablan de 336.598 autónomos en la misma fecha.
Al margen de las bonificaciones iniciales, y cotizando la base mínima, 267 euros al mes, todos estos trabajadores acogidos al Régimen Especial de Autónomos (RETA), habrán tenido que pagar al año más de 3.200 euros a la Seguridad Social antes de ganar 1 euro limpio, contrariamente a lo que sucede con un trabajador dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social, que tributa conforme a los ingresos percibidos.
Se suma a ello todo el papeleo y trámites burocráticos, como la inscripción en Hacienda mediante la presentación del acta censal (modelos 036 o 037) que identifican las actividades que ejercen. Y es “a partir de ese mismo momento, cuando el trabajador asume una serie de obligaciones fiscales con Hacienda”, explica Miguel Pereira García, abogado y profesor asociado en el Departamento de Derecho del Trabajo de la Universidad Complutense de Madrid. Entre dichas obligaciones se hallan las de tributar por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) en cada factura, la inclusión del IVA y hacer las declaraciones trimestrales y anuales que correspondan.
Ante esta perspectiva, cuesta creer que todos los autónomos lo sean de manera voluntaria, máxime cuando, según Júlia Areny, de Getquipu , “la mayoría de los clientes que nos llegan son mileuristas”. La percepción de Areny se acerca mucho a la realidad dado que también la Agencia Tributaria sabe que el 80% de los autónomos están en esa línea de ingresos.
“El problema es que la mayoría de los autónomos nuevos no tienen ni idea del papeleo - prosigue Júlia Areny- con el consecuente riesgo de sanción que lleva su incumplimiento. Por ese miedo, a los pagos habituales, acaban añadiendo la contratación de los servicios de una gestoría cuyo coste oscila entre 40 y 80 euros mensuales”. A este tipo de situaciones intentan dar solución algunas de las ayudas tecnológicas surgidas recientemente. Una es la de la ya citada Quipu, impulsada por Roger Dobaño (CEO) y Albert Bellonch (CTO). Consiste en un programa de facturación online que facilita las tareas administrativas diarias de estos trabajadores por el precio de 9,95 euros mensuales, si se paga un año, o 11,95 si el uso es ocasional.
También Fintonic, trata de ayudar a gestionar la vida laboral de los autónomos, mediante una aplicación para la gestión del dinero que incluye avisos, alertas y notificaciones sobre comisiones, descubiertos, ingresos o vencimientos. Asimismo, se constituye como la primera plataforma que formaliza préstamos personales de terceros. Según la compañía, el cliente puede firmar directamente el contrato con el proveedor del préstamo, de forma electrónica, intuitiva y eficaz, en menos de tres minutos y sin necesidad de facilitar documentación (nóminas, avales…).
Otra solución interesante para los autónomos es la que ofrece Ivafree. Partiendo de la base de que empresarios y autónomos pierden cada año una media de 800 euros de IVA deducible por no recuperar las facturas de los tickets de los gastos, esta startup lanzó una aplicación que permite digitalizar los tickets en el mismo momento en el que se reciben, esto es, hacer una foto, y enviarlos inmediatamente a la página web de Iva Free para que sean ellos quienes se encarguen de convertirla en factura electrónica y custodiar el documento en su servicio en la nube durante los 4 años a los que obliga la ley. La aplicación está homologada por la Agencia Tributaria.
Por otro lado, cuando los ingresos son demasiado bajos como para compensar el pago de las cuotas, o se trata sólo de trabajos eventuales, existe también la alternativa de facturar a través de terceros. Suelen hacerlo mediante Cooperativas de Trabajo Asociado que permiten al autónomo entrar en régimen de socio y cotizar sólo por el tiempo que trabajan y conforme a los ingresos. No obstante, también aquí se alzan voces de alerta dado que a, a algunas, se las ha tildado de comportarse como las antiguas ETTs (Empresas de Trabajo Temporal). Saber el capital social que debes aportar como cooperativista, si entras como socio de pleno derecho o con salvedades, las cuotas de inscripción y el desglose que harán de tus facturas, son puntos que convienen averiguar antes de decantarse por una u otra cooperativa.
Además, está vía está restringida a un límite de ingresos que, en el caso de los freelance, por ejemplo, se sitúa en 15.000 euros al año.
Pero, a los problemas económicos y financieros, se añaden otros de índole personal. Un estudio de la consultora Adecco del pasado mes de julio referente a los hábitos de trabajo del autónomo en España ponía de manifiesto que más del 50% utilizan su hogar como lugar de trabajo y que un 23,8% trabajan todos los días de la semana.
Jornadas laborales superiores a la media de los trabajadores por cuenta ajena, periodos vacacionales más reducidos y las dificultades para gestionar la agenda derivan, muchas veces, en una pésima conciliación de la vida personal con la profesional. La tendencia a no ponerse horarios es mayor cuando se trabaja desde casa, algo que puede desembocar en estrés y agotamiento y que termina por repercutir en el rendimiento y la calidad del trabajo. Normal, así, que 7 de cada 10 profesionales consultados en el estudio de Adecco se decantasen a favor de trabajar por cuenta ajena a tiempo completo que seguir ejerciendo de freelance.