Bailén no es una frontera, es un paisaje híbrido: Wei Yang disecciona el barrio chino de València

VALÈNCIA. La polémica surgió en abril de 2021, a partir de una iniciativa que salió adelante en la partida de presupuestos participativos: un arco con motivos chinos decoraría el principio de la calle Pelayo, que poco a poco se ha ido convirtiendo en el primer ‘barrio chino’ de España. Mas de 500 personas firmaron en su contra, aduciendo que era un símbolo de gentrificación; mientras la asociación de comerciantes chinos lo veía con buenos ojos, al ser un detalle que subraya un punto de encuentro entre dos culturas. La pregunta que parecía haber de fondo: ¿de quién es el barrio? Como si fuera una frontera o un territorio por conquistar.

Wei Yang conoce este tipo de espacio que no son liminales ni fronterizos, sino que son un paisaje nuevo, el resultado concreto de una suma. A través de paseos, entrevistas y la formación de un archivo personal, el artista disecciona cómo se desarrolla la identidad y la socialización de la diáspora china en estos barrios: “el proyecto examina la intersección de las relaciones geopolíticas y el tema de la intimidad, la pertenencia y el sentido del desfase relativo en el tiempo como una nueva posibilidad que se convierte en una activación de su existencia y de representación contra la asimilación cultural silenciosa”, explican desde Idensitat, el proyecto a través del cual (y en colaboración con el Consorci de Museus) el artista ha realizado una residencia artística.

Wandering Landscape es el resultado de varias derivas, en la que Wei Yang busca encontrar en qué punto y de qué manera la identidad de la diáspora china se amolda a la ciudad en la que se instala y, al mismo tiempo, mantiene sus propios contraste culturales: “Dado que València fue una de las primeras ciudades de acogida para la comunidad de la diáspora china en su inmigración en España, sus nostálgicos desarrollos urbanísticos que permanecen en ciertas zonas, junto con paisajes culturales y memorias, me hacen sentir familiarizado y curioso sobre esta ciudad al mismo tiempo”, explica en su diario de residencia.

En el archivo está, por ejemplo, el testimonio de jóvenes de la comunidad china de segunda generación como Hu Zhao, Susana Ye o Runxin Zhou. También varias fotografías analógicas que quieren simbolizar cómo en estos barrios también hay una suma de tiempos, entre el pasado y el presente: “Caminando por las calles, la sensación de viajar en el tiempo resulta más profunda. Por un lado, se aprecia un esfuerzo por mimetizarse con la cultura local, como demuestran los nombres españoles que adoptan los comercios. Por otra parte, es palpable la preservación del pasado y refleja tendencias y estilos de otra época”, cuenta Wei Yang en su diario de la residencia.

En conversación con este diario, tras su Open Studio, celebrado ayer en el Centre del Carme, añade: “La mayoría de los comercios que retrato y que hay en València, en China habrían cerrado porque están desfasados. Para mí verlos es como volver al pasado, pero para València son un presente reciente”.

El tiempo, de alguna manera, también un elemento que diluye la identidad “nacional”: “El tiempo es una capa más de mi identidad. Hay menos distancia entre una persona de la diáspora china y una persona blanca que entre mi y una persona china de hace 30 años, porque el páis evoluciona muy rápido”. Este planteamiento tiene una segunda capa de lectura: “Claro que vivimos el racismo sistemático, pero no solo vivimos desde él. Estamos aprendiendo cómo vivir una vida normal en un nuevo entorno, no solo identificándonos con la condición racial que se nos ha impuesto”

En el dispositivo que mostró Wei Yang ayer, unos cubos de luz acogen imágenes de las diferentes derivas. Sobre ellos, unos marcos forman una especie de altar con otras fotos: “Los marcos sirven para darle más importancia. Enmarcamos una foto cuando tiene un significado especial porque queremos conservarla”.