El posicionamiento oficial de Lagarde recuerda mucho a las palabras de Draghi -"whatever it takes" o "lo que sea necesario" en castellano- cuando era presidente
MADRID. En una semana festiva por el Día de Acción de Gracias el pasado jueves -recordemos que siempre es el último jueves de noviembre- y semifestivo del viernes conocido como 'Black Friday', los inversores norteamericanos brillaron por su ausencia en la segunda mitad de la semana, pero no sin antes regocijarse en las actas publicadas de la última reunión del Comité Federal del Mercado Abierto de la Reserva Federal estadounidense o FOMC por sus siglas en inglés.
En el escrito federal, los inversores de todo el mundo -aunque particularmente los estadounidenses- recibieron un regalo adelantado. El famoso 'rally de Navidad' parece que tendrá lugar este año y todo gracias a los miembros de la FED, que acordaron un ritmo más lento de subidas de tipos de interés para poder 'evaluar' el impacto de las medidas adoptadas hasta ahora. Porque consideran que la reacción de la economía, que no del mercado, está siendo demasiado lenta en relación a la política monetaria actual.
Consideraron que esta desaceleración en las alzas no va a influenciar significativamente en las presiones inflacionarias pero que, sin embargo, mitigarán los riesgos de colapso (o mejor dicho recesión) del sistema financiero. Siguen pensando que el mercado laboral continúa siendo rígido y que por lo tanto hay 'pocos signos' de disminución de las presiones inflacionarias. Normal que hagan esa afirmación, en un país donde los minoristas viven 'a crédito', no están notando todavía las penurias futuras que se vienen. Pero no tardarán, ya que en cuanto los bancos tengan problemas de cobro de sus clientes, serán estos quienes den la señal de alarma en primer lugar.
Pero la sorpresa no fueron sólo unas actas del FOMC más moderadas que impulsaron las alzas en renta variable, la sorpresa vino también por parte del documento homólogo del Banco Central Europeo (BCE). El mismo que mostró un posicionamiento más agresivo que la FED y, por lo tanto, la primera divergencia de comportamientos entre ambos bancos centrales.
El documento del BCE mostró que ahora la entidad debe mostrar la misma determinación que cuando la inflación estaba por encima del objetivo, para contrarrestar una inflación demasiado alta y evitar que se consolide, independientemente del deterioro de las perspectivas económicas. Pero no sólo eso, los miembros en su mayoría consideran que las perspectivas de inflación seguirán empeorando en el Viejo Continente, influenciado adicionalmente por la crisis energética y los esfuerzos de los países por reducir su dependencia de Rusia. Por lo que no parece que el techo impuesto en el precio del petróleo ruso vaya a conseguir prácticamente nada.
Además consideran que la caída en la actividad económica no está siendo lo suficientemente drástica ni lo suficientemente rápida para reducir la inflación, al observar que el crecimiento de los salarios sigue acelerándose. Mientras que el posicionamiento oficial de Christine Lagarde al frente del BCE recuerda mucho a las palabras de Mario Draghi -"whatever it takes" o "lo que sea necesario" en castellano- cuando era presidente. Pero en sentido contrario. en su momento el italiano aplicó políticas monetarias expansivas que llevaron los tipos al 0% mientras que Lagarde hará lo opuesto, presionará la economía todo lo que sea necesario para alcanzar la estabilidad de precios y no superar la tasa terminal.
En resumen, la FED aparentemente subirá tipos en 50 puntos básicos, mientras que el BCE lo hará en 75 puntos básicos apoyado por una gran mayoría de sus miembros. Nada que no supiéramos del contexto macro donde en Europa la recesión será más intenta que en Estados Unidos, pero ahora parece que llegará antes al Viejo Continente que al Nuevo Mundo.
Darío García es analista de XTB