Hoy es 8 de octubre
VALÈNCIA. Richard Lassels (o Lascelles) fue un tutor, sacerdote, que condujo en varias ocasiones a jóvenes ingleses de la nobleza por la Italia de entonces con el fin de que conocieran las maravillas del arte de la antigüedad y del Renacimiento. A ese viaje iniciático lo denomino por primera vez, en uno de sus diarios fechado en 1670, Grand Tour. Empleando el francés para ello en lugar del inglés que sería algo así como The big trip. La denominación a la francesa de hecho pervive hasta nuestros días sin que nadie se haya planteado su traducción. El mundo del arte es, ha sido y será, al menos eso espero, un continuo ir y venir de conocimientos, conceptos, técnicas, modas e influencias de unos a otros. Si un territorio vive una etapa de esplendor no solo lo que allí se hace “invadirá” otras áreas, sino que, a nivel lingüístico lo podemos percibir también con la importación de términos. En otro orden de cosas es lo que ha sucedido en este último medio siglo con el mundo anglosajón y con numerosos términos del ámbito económico, deportivo o tecnológico que nos han llegado para quedarse sin que hayamos dedicado gran esfuerzo a hallar su equivalente en español, que en ocasiones no existe, pero en otras muchas si. En la historia del arte durante los últimos cinco siglos se han ido generando áreas de influencia que han exportado, y hemos acogido, expresiones y léxico y sin apenas darnos cuenta nos hemos hallado introduciendo en nuestro día a día vocablos que encuentran propios de otras lenguas.
Como decíamos, ello ha dado lugar, en nuestro caso y utilizando el español, a que empleemos términos o expresiones que nunca han hallado traducción o bien existiendo la palabra en español, sin embargo, en el concreto contexto del arte, en los círculos especializados el extranjerismo ha ganado la partida y su uso es mucho más habitual. No es propósito de este artículo hacer un glosario o una relación exhaustiva, sino ejemplificarlo con los casos más comunes para hacernos una idea de este particular universo. Como verán muchos de estos términos, que son importados de otras lenguas, son empleados también incluso por quienes son ajenos al mundo del arte, habiéndose asentado en el idioma español común. Incluso si el término extranjero se modifica en su forma más “españolizada” sin deformarlo. Es el caso de la palabra paspartú que es la españolización ortográfica de la francesa passe partout que así se escribe pronuncia en la lengua gala aunque su pronunciación es tal como la escribimos aquí. Un término que no tiene una traducción en español y que, como se sabe, viene a ser una suerte de cartulina que enmarca una obra artística, normalmente un dibujo u obra gráfica y la separa del marco.
Ya que hemos citado una palabra francesa, continuamos con la lengua de nuestros vecinos del norte. En este sentido la importación se centra en el mundo del mobiliario de los siglos XVIII y XIX porque fue una época de esplendor y de exportación de modelos decorativos a toda Europa. Las cómodas, commode en francés, los muebles secreter battant que son una especie de cómodas altas con cajones en la parte inferior y una tapa de escritorio en la superior y que no tienen traducción a nuestra lengua, los bureau tanto con tapa o bien los bureau plat o mesas de escritorio con cajones. La chaise longe es un sofá con uno de los extremos abierto sin reposa brazo, término que hoy todavía empleamos o un bergeré (más inusual salvo en contextos especializados) un sillón con brazos y orejeras para apoyar la cabeza. Los bronces o apliques que en ocasiones se incorporaban a estos muebles de estilos Luís XV o Luís XVI en los de mayor calidad eran dorados con la técnica del ormolu (literalmente “oro molido”, expresión que en castellano no se emplea), y que vendría a ser el dorado al mercurio. La plata dorada es plata vermeil. En cuanto al tratamiento de la madera existe una técnica con origen el siglo XVIII pero que actualmente sigue empleándose que es el decapé. Tratamiento para dar un aspecto más envejecido y gastado al mueble y que carece de traducción española. Finalmente, un término que se puede aplicar a todas las artes con independencia de su técnica es Pendant o “formar pendant” que se produce cuando dos piezas forman una pareja con la finalidad de ser exhibidas de forma conjunta puesto que una, por la temática, remite a la otra, por lo que se suele buscar un espacio adecuado para su instalación, como, por ejemplo, a ambos lados de una puerta. En cuanto al mundo de la porcelana, para describir un determinado tono del color rojo es habitual emplear la expresión “sang de boeuf” en su dicción francesa (sangre de toro).
Siguiendo con el mobiliario, ya en el siglo XIX otro de los focos de atención, es la Inglaterra victoriana con su proliferación de una gran clase media burguesa, que demanda un mobiliario de uso diario en las viviendas y que se va a poner de moda como los Canterbury que se solían emplear para el almacenamiento de libros o los Davenport o pupitres para leer o escribir con cajones laterales, o los sofas Chester para leer la prensa cómodamente. Muebles con denominación de origen, que entre nosotros no han hallado una palabra en nuestro idioma, así que recurrimos a su lengua original.
Durante estos siglos de esplendor económico y artístico en Centroeruropa se suceden estilos decorativos cuya denominación es importada sin que sea modificada: Regency, Biedermeier, Chippendale, Art Nouveau, Art Decó o Mid Century para el estilo que se desarrolla a mediados del siglo pasado principalmente en el ámbito anglosajón.
Es indudable la influencia del mundo italiano sobre las técnicas en las artes más elevadas como la pintura y escultura. Al igual que sucede con el mundo de la música, más concretamente en el ámbito operístico, no son pocos los términos que empleamos que son prestados directamente de la lengua de Dante. Respecto a la técnica de los pintores, el célebre sfumatto leonardesco siempre ha mantenido esa dicción italiana, o cuando el artista aborda el cuadro directamente sin recurrir a un dibujo previo se dice que dicho pintor trabaja “allá prima” (a la primera o directamente). Al contrario, muchos artistas realizan bocetos sobre papel (del italiano bozzetto) antes de abordar la obra definitiva o “modelinos” que vendría a ser una versión en miniatura de una obra de grandes dimensiones pictórica o arquitectónica. En la obra al fresco la sinopia sería el dibujo previo en la superficie todavía tierna antes de comenzar la obra pictórica en sí. Ah, y como el artista puede arrepentirse de una decisión, cuando en los análisis con rayos x se observa que el artista ha rectificado un elemento de la obra y lo ha ocultado pintando por encima de ello, decimos que ha realizado un “pentimento”. En cuanto a las técnicas el Gouache o témpera al ser relativamente reciente su aparición en lugar del italiano es de origen francés el término que empleamos.
En el ámbito de la restauración, diversas técnicas se citan en el idioma italiano como, por ejemplo, la técnica de reintegración pictórica denominada rigatino que consiste en en completar las zonas faltantes a base de un tipo de rayado cromáticamente ajustado a la zona a reintegrar. El tratello es otra técnica de reintegración prima hermana de la anterior. Previamente a la pérdida de la capa pictórica sobre la superficie se produce el característico craquelado o pequeñas roturas que forman una retícula. En este caso craquelado proviene del francés craquelé. El arranque de las pinturas murales, que en el mejor de los casos se lleva a cabo con fines conservativos y en el peor con la intención de hacerse con ellas y llevarlas lejos del lugar para donde fueron concebidas tiene el nombre de Strappo.
El latín todavía ejerce su influencia en el mundo del arte y por ejemplo cuando queremos decir que una obra se pintó en torno a un año determinado empleamos circa 1450. En el mundo de la temática religiosa cristiana existen escenas del evangelio que dan título a la obra pictórica y que no han sido nunca traducidas del latín al español o a otras lenguas: Ecce homo (frase pronunciada por Pilatos tras ser Jesús flagelado y coronado con espinas), o Noli me tangere (no me retengas) que son las palabras de Jesús a María Magdalena tras su Resurrección. Respecto a alguna denominación que ha pervivido a los niños (a veces alados a modo de ángeles, otras no) se les llama habitualmente putto para el singular y putti para el plural. Algún objeto litúrgico ha seguido conservando prácticamente inalterada la nomenclatura latina como el píxide, o pixis que venía a ser una pequeña caja o copón, generalmente en plata, donde se llevaba el Santo Sacramento para dárselo a los enfermos que no podían desplazarse a la iglesia aunque podía tener otros usos.