VALÈNCIA. Tan sólo ha pasado una hora desde que Beatriz Alós ha acabado de acabado el pitching de su propuesta. Este puede ser el principio de una larga y prolífica producción. En la larga vida de un proyecto audiovisual, la búsqueda de la financiación de un cliente a quién venderle los derechos es la parte que más energía, tiempo y dolores de cabeza implica. Por eso se organizan estas presentaciones con grandes compradores como las televisiones generalistas o las plataformas online. La valenciana Beatriz Alós ha sido una de las tres seleccionadas por la Fundación SGAE para llevar su idea a Conecta Fiction 2019, un evento -celebrado la semana pasada- en Pamplona que intenta ser referencia tanto a nivel nacional como iberoamericano, al poner en contacto productoras de Latinoamérica para facilitar también las coproducciones. Del pitching de la semana pasada sale, al menos, un proyecto de serie que se hará realidad, como pasó el año pasado con el thriller policial Malaka (que está rodándose para Televisión Española con Marc Vigil, Javier Olivares, Maggie Civantos o Vicente Romero, entre otros nombres responsables).
Volviendo a este año, la Fundación SGAE desveló sus tres selecciones para este gran pitching. Entre ellas, un proyecto muy arraigado a nuestro territorio tanto por su autora como por su sinopsis. La fábrica se proyecta como una miniserie de dos capítulos en el que la historia del Puerto de Sagunto sirva para contar tres, en realidad: una, el conflicto laboral que supuso la desindustrialización del pueblo a partir del cierre de los Altos Hornos; otra, el romance amoroso entre personas de diferentes clases trabajadoras; y de fondo, el equipo de fútbol Acero y el campo del Fornás como el lugar de evasión ante el contexto adverso.
La historia del Puerto de Sagunto es interesante porque es paradigmática: si del núcleo poblacional de Sagunto fue construido, se empieza a saber en la época de las segundas guerras púnicas (es decir, que su fundación tiene fecha antes de Cristo), el Puerto de Sagunto cuenta con una historia mucho más reciente, que contar: dos empresarios vascos construyeron un ferrocarril que unía su empresa, la mina que explotaban en Teruel y la salida al mar de Sagunto. Alrededor del puerto marítimo empezaron a surgir empresas siderúrgicas y se alzaron barrios para los miles de trabajadores de aquella industria. Las últimas décadas del siglo traerán consigo la crisis del petróleo, malas decisiones empresariales, el cambio de modelo productivo y la desinversión pública que llevó a cabo el gobierno de Felipe González sumió al pueblo en uno de los conflictos laborales más complejos de la historia de España. "Quería contar en esta miniserie algo que no se conoce apenas pero que es una parte importante de nuestra historia y que además tiene una implicación universal: el Puerto de Sagunto es ejemplo de otros muchos lugares donde han pasado cosas similares", cuenta Alós.
Por su parte, el Club Deportivo Acero nació en 1919 y su estadio, el Fornás, se inauguró en 1929. Su equipación, en rojo y blanco, recordaba a la del Athletic a los trabajadores que se trasladaron desde el País Vasco. Siempre ha sido un equipo de 3º división, o de Regional Preferente, pero sin duda ayudó a calmar los ánimos ante el drama laboral que se estuvo sucediendo en los 70 y lo 80.
Más allá del contenido de la premisa, cabe preguntarse por qué contar esta historia.
- ¿Por qué puede interesar una historia tan específica como la del conflicto del Puerto de Sagunto?
- Porque a pesar de ser tan específica, cuenta la historia de muchas localidades que sufrieron la desindustrialización de manera similar. Sin duda, creo que el Puerto de Sagunto puede servir de ejemplo para explicar y empatizar con muchos otros conflictos laborales. La de La fábrica pretende ser una historia con carácter universal.
A eso hay que añadir Alcoa en Avilés y A Coruña, Vestas en León o la permanente incertidumbre de Ford en Picassent. La desindustrialización sigue siendo una realidad en España y en la Comunitat Valenciana. Un cierre o un ERE puede suponer miles y miles de despidos, y por tanto, miles y miles de dramas humanos. Además de eso, la uberización de la economía deja un país económicamente irreconocible, que rápidamente se ha sabido adaptar a la ola de políticas neoliberales que se han apoyado sin resistencia en las nuevas formas de consumir. La fábrica intentará también reivindicar la nostalgia por la conciencia de clase, el valor de la faena y una comunidad alzada desde y para el trabajo. Por eso aún tiene sentido explicar al Puerto de Sagunto.
Sin presupuesto y con las externalizaciones mirando más a las productoras del resot de España que a las de la Comunitat, À Punt ha dejado de ser la primera opción de algunos creadores. "Me encantaría que la miniserie la desarrollara À Punt, pero no sé si tiene el presupuesto suficiente para hacerlo", explica Beatriz Alós.
Conecta Fiction es la oportunidad de hacer volar la producción más allá de nuestras fronteras. El proyecto ha sido valorado por las televisiones privadas, por RTVE, las grandes plataformas y productoras y operadoras latinoamericanas que quieren establecer vínculos con España. El ganador del proyecto de pitching fue ¿Por qué desaparecieron los hombres?, de Carla Guimarãez y Pepe Macías, pero este no es final de la vida de La fábrica, sino el principio. Con los contactos hechos, el pitching es solo la salida más rápida; aún queda por intentar todos los sinuosos caminos que llevan a la pantalla del espectador.