VALÈNCIA. Hoy ha tenido lugar el descubrimiento de una placa homenaje en la casa donde Luis García Berlanga pasó buena parte de su infancia y juventud, en la calle Barcelonina 1, donde se situaba el Hotel Londres. El reconocimiento tiene lugar el Día del Cine Español, que se celebra por primera vez este año, coincidiendo con la fecha de finalización del rodaje de Esa pareja feliz, el primer largometraje del realizador valenciano. Esta iniciativa forma parte de las actividades con motivo del Año Berlanga, que se extienden hasta el próximo 12 de junio y con las que se pretende divulgar la obra del cineasta y aproximar su figura entre la ciudadanía. El alcalde, Joan Ribó, acompañado de la vicealcaldesa y concejala de Desarrollo Urbano, Sandra Gómez, y otros miembros del equipo de gobierno, ha asistido al acto, donde también ha estado presente Pepe García Berlanga, sobrino del director, en representación de la familia.
El primer edil ha manifestado que “para Luis García Berlanga, València siempre fue un lugar al que volver, la ciudad de sus recuerdos y una motivación para su arte”. “Esta placa es un homenaje sincero a una persona admirada y querida en nuestra ciudad y en el mundo del cine”, ha indicado Ribó, quien ha recordado que el guionista fue uno de los creadores de la Academia de las Artes Cinematográficas, entidad que el próximo año celebrará en València la 36ª edición de los Premios Goya. Por su parte, la vicealcaldesa, Sandra Gómez, ha resaltado “la trascendencia y la huella para el cine español de nuestro Berlanga”, que “nunca se desarraigó de València”. “Esta ciudad no permitirá que se pierda su memoria”, ha asegurado la regidora, que ha aprovechado el homenaje para hacer “un reconocimiento a todas las personas que forman parte de la industria del cine, que han sufrido dos años muy difíciles por la pandemia”.
Pepe García, cuyo el padre era hermano del homenajeado, ha puesto de relieve que su tío, después de marchar a Madrid para continuar con su carrera, “siempre volvía aquí —a València— a vernos”, y la vivienda de la calle Barcelonina “era el punto de encuentro con todas las amistades de la ciudad”. “Cualquier excusa era buena para poder venir a València, porque le daba vida: el sol de Sorolla, la luz, la playa, el mar y, sobre todo, la gente, era para él excepcional”, ha señalado. “Disfrutaba hablando con todo el mundo, incluso con los pirados geniales que había en València y que ya no existen, como otras muchas cosas que han desaparecido con las franquicias y la tecnología punta que nos rodea”.