LA CIUDAD Y SUS VICIOS

Bienvenidos a Per(r)ucho, el inesperado núcleo de culto al papel en el Carmen

Una incorporación que envalentona las letras de la ciudad. Jaime Ortega y Eugeni Machancoses han levantado una trinchera de adoración al papel, un espacio de culto en el que se fabrican y se descubren libros

20/05/2017 - 

VALÈNCIA. Per(r)ucho es una librería aunque también es un lugar donde se hacen libros. Per(r)ucho no es un bar donde se venden libros ni una librería que sirve copas aunque tiene cierto regusto a ambas cosas. Per(r)ucho no se encuentra fácil y es como los destinos de pasos pedregosos que hay que hacer por localizarlos, en la maraña de cruces entre Bolsería, Moro Zeit, Murillo... Un Carmen latente.

Una librería será trinchera o no será. A ello han quedado reducidas. O ensanchadas, según lo optimista que tenga uno el día. El recipiente en el que se depositan libros esperando que otros vayan a comprarlos es pura ensoñación. En una librería deben ocurrir sucesos inesperados. Bajo esa retahíla de intenciones nació hace unos cuantos meses Per(r)ucho, uno de los espacios prodigiosos que envalentona València queriendo ignorar que las causas imposibles lo son

Per(u)cho es también la vocación de dos sherpas de las letras intentándolo otra vez, bebiendo del mito de Sísifo, sin dejarse amedrentar por los presagios en torno al libro. Subiendo la montaña, de nuevo. Son Jaime Ortega y Eugeni Machancoses. Jaime conoce bien la tarea de crear pequeños reductos, fue el responsable de la primera librería Ubik en el Carmen y uno de los fundadores de Slaughterhouse. Eugeni es responsable de Odisseu Llibres. Un dueto bregado en misiones especiales. 

Con todo lo que ya saben, 
¿cómo se les ocurre abrir una nueva librería?

Jaime Ortega contesta desde el otro lado: “La idea es crear una librería taller desde cero, empezar a construir un espacio que articule los contenidos, los libros, y, sobre todo, no caer en los errores ya cometidos (aunque eso sea imposible) en proyectos anteriores.  Es decir que tras años peleando por crear espacios en los que los libros sean los protagonistas hemos comprendido que no es nada fácil lograr que los proyectos librería sean rentables (o que al menos paguen autónomos) por lo que esta vez hemos intentado enfrentarnos a este problema (un problema clásico, todo sea dicho) desde una perspectiva nueva, hacer confluir libros nuevos y usados e implementar el proyecto con un taller en el que imprimimos nuestros proyectos y colaboramos con otros autores, diseñadores o ilustradores. 

Ni idea de si funcionará pero nos mantiene la mar de entretenidos. Además proponemos exposiciones un tanto demenciales, ahora le toca el turno a Fermín Jiménez Landa y ya han pasado por aquí la Familia Plómez y Ricardo Cases”. 

Sucede algo fascinante con nuevas librerías como Per(r)ucho. Se convierten en un ente líquido, en una obra por sí misma que editorializa, cuenta, aporta visión; traspasar su zaguán significa adentrarse en un sinfín de historias por descubrir. Puede que las librerías cada vez se parezcan más al propio libro: toda una aventura por andar. Tanto es así que, en un alegato definitivo al papel y sus fastos, crean obras con su pequeña máquina de letterpress Emil Kahle de 1929. “Nos permite realizar gofrados, hendidos e impresiones tipográficas. Contamos con una Riso un tanto antigua y una pfaff de 1954”.

En Per(r)ucho -recuerden, una aventura de final desconocido- las pequeñas sorpresas se esconden por las esquinas. Una de ellas se llama ‘Manual ilustrado de proyectos inconclusos’. “Ya hemos casi agotado la edición. Se trata de una caja calendario en la que contamos las andanzas de un buen puñado de autores y autoras que, por distintas razones no fueron capaces de concluir proyectos en los que se habían involucrado de un modo heróico. Es un homenaje por nuestra parte a aquellos que, consciente o inconscientemente, emprenden acciones difíciles de concluir, en el fracaso también hay grandeza y esa grandeza es la queríamos transmitir con el Manual, eso y pegarse un trabajazo inhumano con la máquina de letterpress”. 

Por la caja se suceden acontecimientos leves y trascendentes. Como cuando en febrero de 1924 “Don Fernando Pessoa camina veloz por la Baixa de Lisboa”. O mayo de 1978, cuando el neoludita “Theodore Kaczynski construye una bomba”. O septiembre de 1940, cuando “Walter Benjamin se pierde en la biblioteca nacional de Francia”. O noviembre de 1994… cuando “Josep María Fonollosa y Joan Perucho coinciden en una cafetería de la Diagonal”. Historias, historias, historias. Pequeñas grietas por donde se cae en la bacanal del tiempo.  

Pero… ¿y Perucho?, ¿por qué Per(r)ucho?, ¿quién era ese Joan Perucho? Definitivamente un homenaje a un hombre con varias caras. Juez por las mañanas, escritor y voraz lector el resto de las horas. “Entre los escritores semisecretos que pululan por los catálogos de las librerías Joan Perucho no deja de ser un caso curioso, autor de casi medio centenar de obras y referente intelectual durante medio siglo en la ciudad de Barcelona, es, sin embargo, un gran desconocido para la gran mayoría de los lectores. De hecho su obra anda escondida en ediciones raras y difíciles de encontrar. A nosotros nos gusta ese concepto de contenido oculto, de concepto difícil, la librería Per(r)ucho está en una calle un tanto apartada, en el centro de Valencia, para llegar a nuestro espacio es necesario buscar, callejear. Por otra parte los libros de Perucho son grandes libros, demasiado buenos como para no mitigar un tanto el rótulo y desmitificarlo con el juego de palabras que hemos elegido, que además nos define perfectamente”, enuncia Jaime Ortega

Un empeño como el de esta librería inesperada de la calle Moro Zeit supone una actualización del rol que tiene el libro en la actualidad, de la relación entre las páginas y el lector en una ecuación en la que la rentabilidad de los agentes que forman parte del proceso entra en seria discusión. Ortega lo razona: “Los libros son hoy por hoy un objeto que tiene, en general, una demanda muy inferior a su buena prensa, todo el mundo parece estar de acuerdo en lo fenomenales que son los libros pero pocos son los que se deciden a gastarse el dinero en ellos. Desde esta premisa pesimista actuamos, y, nosotros que somos profesionales del sector, somos los primeros en entender que ésta o es una actividad económica rentable o no es nada”.

Y continúa: “Lo complicado es traducir la buena prensa que tiene el objeto que ofrecemos en viabilidad económica. Nosotros hemos intentado, en el pasado, combinar libros con hostelería (primero Ubik y luego Slaughter), hacer presentaciones continuas, trabajar libro de texto, ferias, etc… en fin que lo hemos intentado todo hasta el punto de llegar a creer que es imposible, pero no lo es, el objeto libro es demasiado bueno como para ignorarlo, la máquina que es un libro es un logro monumental, puede que no esté pasando sus mejores momentos, puede que la competencia de las series o la pobreza general del país lo hayan abocado a una esquina en este capitalismo, pero de algún modo, estamos seguros, volverá a situarse en el punto de mira de los ciudadanos, es decir tarde o temprano volverán a consumir libros, porque, como te digo, el libro, la textura del papel, su volumen, su versatilidad y durabilidad, lo hacen insustituible. Y en eso andamos, intentando no solo venderlos sino hacerlos, lo que es casi tan complicado como lo primero”.

Tras estos primeros meses en Per(r)ucho siguen entretenidos. “Ahora estamos dedicados varios proyectos espero que conclusos aunque también bastante demenciales: una historia de la segunda guerra mundial rescatada de las fauces de Facebook y creada para esa plataforma por Paco Bosch, y un par de fancines, uno de Jaume Pallardó, y otro de Cristian Pineda. También tememos en marcha unos carteles en Riso para Vinz Feel Free”. Ortega y Machancoses vuelven a subir la montaña. Atentos.