MADRID. La cuestión de si la fase alcista estadounidense va a terminar, y cómo, parece que seguirá en el aire durante algún tiempo. En este contexto es importante que los inversores tengan en cuenta algunos indicadores fundamentales. Por ejemplo, en el caso de los inversores en renta variable, deben seguir de cerca los beneficios y su tendencia.
En los últimos años, han sido una de las principales razones por las que las acciones se han comportado bastante bien, incluso cuando los mercados se han tenido que enfrentar a una pandemia mundial, al estallido de diversas guerras y al repunte de una inflación persistentemente alta. Sin embargo, los analistas han subestimado la capacidad de reacción de las compañías para ajustar los precios y repercutir así un aumento significativo de los costes en los productos.
Ahora mismo, podemos afirmar que las tasas de crecimiento de los beneficios son moderadas. De hecho, los analistas prevén una tasa interanual ligeramente negativa para las compañías incluidas en el índice de referencia estadounidense S&P 500 para el cuarto trimestre de 2023 y un resultado similar para el índice paneuropeo Stoxx600; eso sí, sin tener en cuenta el sector energético, caracterizado por su gran volatilidad. De hecho, si se incluye a las compañías energéticas, las previsiones apuntan a un -7%.
Por regla general, los analistas tienden a ajustar a la baja sus previsiones antes de la temporada de resultados para que las compañías puedan mejorarlas. No obstante, las revisiones a la baja han sido excepcionalmente exigentes de cara a la temporada de presentación de resultados del cuarto trimestre de 2023, la cual acaba de comenzar. Según los datos de Factset, las previsiones de beneficios suelen reducirse entre un 3% y un 4% antes del periodo de publicación de resultados. En esta ocasión, la previsión ha sido de casi el 7% (véase el gráfico de la semana). En Europa, las previsiones han ido, prácticamente, en esta misma línea.
Así pues, para las empresas parece que el listón para superar las expectativas del consenso está bastante bajo. Por otra parte, el crecimiento de Estados Unidos se ha mantenido sólido durante el cuarto trimestre de 2023, mientras que los datos de muchos países europeos apuntan a un estancamiento o incluso a tasas de crecimiento ligeramente negativas. Si tenemos esto en cuenta, a las compañías de EE UU podría resultarles más fácil sorprender a los inversores con sus resultados.
Por otro lado, las previsiones de beneficios en EE UU para 2024 parecen mucho más sólidas que las del cuarto trimestre de 2023. Si se analizan con más atención las previsiones para los distintos trimestres, se observa que las expectativas se centran en la solidez del tercer y cuarto trimestres del año. Los optimistas creen que esta forma de la curva de predicción refleja la posibilidad de un aterrizaje suave de la economía estadounidense; en cambio, los más pesimistas ya ven venir nuevas revisiones a la baja.
Stefan Rondorf es responsable de estrategia de Allianz Global Investors