VALÈNCIA. El centro de producción de artes escénicas Bombalino está cada vez más cerca de ser una realidad. Fue en enero de 2020, poco antes del confinamiento, cuando el Ayuntamiento de València anunció su intención de generar un nuevo espacio para las artes escénicas, situado a pocos metros del Teatre el Musical (TEM). El proyecto enterraba definitivamente el sueño de legislaturas pasadas de crear una escuela municipal de circo, planteando una propuesta de espacio de servicio para compañías y demás profesionales, un proyecto que se desplegará en las naves de Mariano Cuber -hasta el momento si uso- y cuya apertura está prevista para 2024. Con todo, el proceso de definición del centro sigue su curso y, tal y como ha podido saber este diario, el proyecto está ya redactado a la espera de los distintos informes favorables que allanen el camino hacia su aprobación en Junta de Gobierno Local, un paso que, desde la concejalía de Acció Cultural, esperan alcanzar “antes de final de año”.
Será entonces cuando, con el proyecto sobre la mesa, se proceda a la licitación de la obra propiamente dicha, un proceso de rehabilitación que tiene como objetivo dotar a València de un espacio que complemente las labores de exhibición de los dos teatros municipales, el TEM y La Mutant, con un centro para la producción escénica, laboratorio de creación y formación para artistas que esté preparado para acoger ensayos o pruebas de escenografía. El proyecto contempla, además, generar un espacio de reunión y trabajo para las distintas asociaciones del sector o compañías que así lo soliciten. “Queremos que sea el espacio de referencia de las artes, que las personas se reúnan, fluya el intercambio de ideas, los proyectos... Por ello, hemos concebido el proyecto para que el Centro sea un espacio acogedor y responda a las necesidades planteadas, como ‘fábrica de creación’ y ensayos”, reflejan desde la concejalía.
Pero, ¿cómo será esta ‘fábrica’ de artes escénicas? Lo cierto es que, aunque podría incluirse alguna modificación de aquí a su próxima aprobación, el proyecto está totalmente definido, un diseño que se ha realizado teniendo en cuenta las aportaciones y propuestas de las asociaciones profesionales de artes escénicas, explican desde la concejalía liderada por Maite Ibáñez, y que se compondrá de dos grandes espacios interconectados. Por un lado se encuentra el espacio de las naves industriales, que serán rehabilitadas y adecuadas a su nueva función, y por otro un espacio de nueva construcción, levantado sobre los solares recayentes a la plaza Calabuig, para accesos, servicios e instalaciones, con unos usos que se complementan entre sí y con las naves. Se corresponde con la superficie disponible entre las naves y la medianera del Teatre El Musical.
“Queremos aprovechar el entorno, que se pueda crear una ‘mini ciudad’ de artes escénicas con el TEM y La Mutant. Será un lugar de intercambio dentro del sector. Por eso habrá un espacio para el desarrollo de proyecto experimentales, así como una parte de coworking. Estamos intentando que el proyecto, dentro de las posibilidades de las naves, sea lo más completo posible”, reflejaba Ibáñez en una entrevista con este diario publicada en 2021. En este proceso se mira a lo que esperan los profesionales pero también ejemplos de otras ciudades como los Teatros del Canal, en Madrid, que visitó la edil el pasado curso para conocer a modo de inspiración, un proyecto que ha servido para soñar Bombalino aunque no supone en ningún caso una réplica. El centro valenciano quiere encontrar su personalidad propia.
Por lo que respecta a las dos naves industriales, una servirá como sala de representaciones multiusos y otras será la sala de ensayos. Ambas estarán independizadas e insonorizas, para que puedan ser utilizadas de manera simultánea y el sonido no interfiera. La estructura de la sala de representaciones permitirá una gran versatilidad de usos, estando pensada para poder acoger actividades culturales de diversa índole. Por su parte, la sala de ensayos se podrá dividir mediante paneles móviles, para que pueda dar servicio a varias actividades diferentes.
Por su parte, en el edificio que se construirá de nueva planta habrá un espacio "diáfano y moderno" para facilitar un lugar de encuentro, de intercambios y para reuniones grupales, además de salas de reunión o los despachos de la administración del centro, entre otras. Este espacio de acceso no es baladí pues, no solo se trata de un vestíbulo en el que confluirá gran parte de las circulaciones del centro cultural o se conectará con las naves, sino que está pensado como un espacio que también pueda acoger distintas actividades culturales.
El proyecto duplica su presupuesto, que alcanzará en torno a los cuatro millones de euros, con respecto a la primera previsión