Los abogados serán los principales beneficiarios de este software pensado para facilitar su labor y que ha encontrado su hueco gracias al boom del teletrabajo
VALÈNCIA.-Decir que la pandemia del coronavirus ha acelerado todos los procesos de digitalización ya es casi una obviedad. Precisamente por eso, quien ya estaba trabajando en los entornos laborales del mañana ha evitado una etapa de evangelización de las nuevas tecnologías gracias al teletrabajo forzoso al que muchas compañías se han sometido durante más de medio año. Este es el caso de Bounsel, startup fundada por los valencianos Pilar Prados y Marcos Sanz, con la que pretenden revolucionar la forma de confeccionar y gestionar contratos.
Una plataforma inteligente en la que Prados, su CEO, ha intentado solucionar algunos de los dolores de cabeza concentrados durante sus años como letrada especialista en M&A (Mergers and Acquisitions). Esta valenciana, que estudió Derecho en la Universidad Complutense de Madrid y realizó un máster de Bolsa en el Instituto de Estudios Bursátiles, pensaba que lo suyo era la inversión pero, tras unas prácticas en el despacho Cuatrecasas, decidió adoptar el rol de abogada.
Entró en el Programa Pro Abogacía Internacional de la firma y, en 2010, empezó a trabajar en Madrid en una etapa que terminó con su marcha a Brasil. Tras ser seleccionada en varias universidades top a nivel mundial, decidió estudiar en la Columbia Law School en Nueva York. «Volví a trabajar a Brasil de 2015 a 2017 pero llevaba doce años fuera de València y seis de España; quería volver a casa», recuerda.
Con treinta años, emprendió su viaje de regreso y decidió adentrarse en el ecosistema startup. «Conocí a Marcos y me ofreció unirme a la compañía que había fundado de insurtech, Willowi, para cubrir la parte de negocio», recuerda. Sin embargo, el proyecto no siguió adelante y decidió liderar el suyo propio a partir de las necesidades que había detectado con su experiencia profesional. Para ello, también contó con su compañero, ingeniero informático por la Universitat Politècnica de València y con una dilatada experiencia en poner en marcha nuevas iniciativas.
«Cuando trabajaba en el despacho me levantaba todos los días y tenía mil emails por digerir —recuerda Prados—. Me di cuenta de que la combinación de Word con el uso del email no era eficiente, cero productivo, y de que el proceso te controlaba a ti». Un problema para el que decidieron desarrollar una plataforma inteligente y colaborativa que permitiera gestionar contratos y donde la inteligencia artificial (IA) y el big data tuvieran un papel esencial.
«Los papeles y los contratos pasan por muchas manos y al final lo que quieres es concentrar la información en un único espacio donde puedas desde redactar un contrato a obtener la firma final», señala. Un mecanismo al que añaden la IA para detectar anomalías, predecir contenido y ofrecer recomendaciones a partir del big data generado por los documentos que alimentan la base.
La misma plataforma permite crear un contrato, que se invite a colaborar a otra persona, que un tercero dé el visto bueno y otro lo firme sin salir de un mismo lugar.
Para hacer intuitiva la plataforma, los fundadores de Bounsel han echado mano para inspirarse de otras herramientas conocidas. «Nos hemos basado en muchas herramientas que la gente conoce, y ese es nuestro gran acierto», asegura la CEO de la compañía. Con esta visión, han desarrollado un editor colaborativo a modo Google Docs en tiempo real pero con tecnología propia, que permite meter imágenes y vídeos. También han diseñado un apartado de tareas inspirado en las fichas de Trello. «Se asignan las tareas a cada persona y es intuitivo para hacer el seguimiento», explica. A esto han sumado un activity feed que resume, igual que en Facebook, la actividad que se ha dado en los documentos por lo que es posible ver en tiempo real lo que va pasando.
Por otro lado, también es posible compartir desde la plataforma documentos con los clientes como si se tratara de un Google Drive. «Casi todas las herramientas del sector son muy feas por lo que a nuestros usuarios les apetece trabajar y estar conectados con Bounsel», asegura Prados.
A día de hoy disponen de la plataforma en versión beta, donde pretenden ir almacenando documentos que les permitan generar la base de datos. «La primera capa será la aplicación de lenguaje de procesamiento natural que extraerá keywords, detectará palabras clave y las irá interiorizando. Una vez el sistema entiende los conceptos clave comprenderá la estructura de encabezamientos, cláusulas o formulaciones», señala.
A partir de ahí, el sistema detecta que para ese tipo de contrato siempre existe una formulación concreta y por eso el big data puede extraer conclusiones como que en el 95% de contratos se mete una cláusula determinada y en ese documento no aparece por ningún lado.
Queremos facilitar el teletrabajo a las empresas, que las personas puedan estar más conectadas, seguir trabajando desde casa y empoderar a los equipos con datos para que puedan tomar mejores decisiones»
Para desarrollar esta nueva fase han presentado un proyecto de I+D a las ayudas Neotec para la aplicación de procesamiento de lenguaje natural a los contratos. «Hemos hecho un diagnóstico, tenemos un road map a nivel de I+D y ahora estamos en la fase de análisis. También tenemos financiación por parte del Ivace por la innovación de la solución», recuerda. Entre todos los proyectos esperan capitalizar quinientos mil euros en ayudas públicas que les permitan lanzar definitivamente el producto al mercado. En este sentido, desde Bounsel recuerdan que los contratos tienen información valiosa pero que, habitualmente, acaban en un cajón. Renovaciones, plazos que se pasan, pérdidas de la concesión o cláusulas de exclusividad que no se tienen en cuenta por errores humanos pero a los que se podría dar una solución con este tipo de tecnologías.
Prados destaca cómo, en los dos últimos años, el legaltech ha experimentado un gran crecimiento e interés entre empresas e inversores. «Cuando volví a España en 2017 había dos eventos al año y casi ni existía. Hace dos años empezó a crecer pero en 2020 ha sido una barbaridad. Está a años luz de otros como fintech (finanzas) e insurtech (seguros) pero, ahora mismo, considero que está pegando fuerte por el nivel de programas, de apoyo, de interés y de webinars —señala—. El ecosistema está adquiriendo tracción y en España hay cada vez más startups. Hay una gran necesidad de incorporar innovación tanto a nivel interno, para ser más productivo, como para relacionarse con el cliente», asegura.
Sin embargo, señala que, a día de hoy, muchas de las plataformas que se enmarcan bajo el paraguas de legaltech no tienen demasiada tecnología innovadora. «En España existen muchas plataformas de marketplace dentro de este ámbito que conectan oferta y demanda de servicios jurídicos y que dan visibilidad a los abogados», explica. También muchas plataformas dirigidas al consumidor final. De hecho, recalca que no hay demasiadas herramientas SaaS (Software como un Servicio) innovadoras que permitan evolucionar la forma de trabajar para este colectivo.
A día de hoy buscan ser una herramienta no solo para abogados, sino también para las empresas, lo que les valió para ser finalistas de South Summit en el vertical de Future Work. «Somos una herramienta de productividad —insiste—. Queremos facilitar el teletrabajo a las empresas, que las personas puedan estar más conectadas, seguir trabajando desde casa y empoderar a los equipos con datos para que puedan tomar mejores decisiones», señala. De hecho, para limar estas aristas, sacarán varios paquetes de su producto que variará dependiendo de la necesidad de las compañías, desde grandes corporaciones a pymes.
«La misión es que los contratos estén más conectados, sean más inteligentes y más humanos», asegura Prados. En este sentido, apunta a la necesidad de transitar hacia un lenguaje más normalizado que pueda entender el conjunto de la población, y no tan técnico. Para ello han presentado un proyecto al Ayuntamiento de València para desarrollar Bounsel Academy con la intención de democratizar el acceso a la Justicia y hacer que los contratos sean más fáciles de entender.«Hay una brecha entre el lenguaje jurídico y la sociedad, por lo que buscamos allanar el lenguaje, usar palabras que todo el mundo entienda y apoyarse sobre una parte visual como gráficas o diseño para hacerlo más accesible», señala.
Desde Bounsel están en conversaciones con fondos de inversión y no descartan la posibilidad de cerrar la entrada de capital antes del año que viene. Lo que sí tiene claro es que abrirán una ronda de financiación de un millón de euros para que crezca el equipo, tanto técnico como de ventas.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 72 (noviembre 2022) de la revista Plaza