VALÈNCIA. Si la fórmula para crear un grupo de música estuviera dictada por las supernenas sería algo así como: muchas ganas, instrumentos y tal vez un golpe de suerte. También muchas cosas bonitas, claro, pero trasladando la fórmula al mundo real harían falta muchos ensayos, sellos discográficos, salas y festivales con propuestas para los emergentes. Para saber qué hace falta realmente para activar un grupo de música Culturplaza conversa con los verdaderos protagonistas: las bandas emergentes y los promotores y directores de festivales, para saber como crear el match perfecto entre todos. Desde el primer concierto en una sala hasta ocupar un buen sitio en el line up de un festival, pequeñas pautas de un camino largo hasta (tal vez) sonar en la radio. Tres bandas valencianas dan su voz en la confección de esta guía: Declive, formada por Rafeta Mansanet, Pablo Villegas,Pablo Gil, Jordi Sendra y Carmen Muñoz; también Nanas, conformada por Oriana Molina, Pau Torres, El Puma y Haruel Tosun y finalmente los Killaos: Altak, Joel, Lichi, Martín Mañas, Pau FV, Pgoi, Mejiias y Bosco Herrero.
Por el otro lado, el de los programadores y las salas, se encuentran: Antonio J.Albertos, director del del festival VOlumens; Armand Llacer, director de la Fira musical Trovam y José de Rueda, programador de la Sala 16 Toneladas. Con la ayuda de estos perfiles se pueden conocer las claves que llevan a una banda al estrellato. Un trabajo coral que se hace tanto con los grupos de música como con los programadores, todo ello dirigido a un público que disfruta de las nuevas propuestas musicales que ofrece València (que no son pocas) y que se van abriendo paso en conciertos y festivales de toda España.
Desde las bandas lo tienen bastante claro, para dar el pistoletazo de salida es totalmente necesario tener una idea clara e ir a por ello. Pablo, de Declive, explica que antes de su primer concierto en Black Note les hizo falta asentarla y darle caña, y luego intentar buscar el hueco para tocar en València, algo de primeras puede ser complicado “si no se tiene un promotor o un booker”. Aunque pareciera difícil una de las claves para el grupo fue ser valientes y lanzarse a la piscina hasta lograr su primer concierto: “Teníamos claro lo que queríamos hacer, y a nivel experiencia tocar por primera vez en un sitio es increíble, lloramos mucho de emoción y fue algo muy especial”, explica.
Su compañero, Rafeta, ve que lo que es importante como emergentes es no desmotivarse e ir valorando cada persona que viene a verles en directo. También puede funcionar programar otras actividades, en su caso un estreno, como el que hicieron de su videoclip Invisible en Electropura, generando una propuesta interesante y variada para su público: “Es importante tener cuidada la estética, también moverse con un equipo valenciano y con lo que tengas más casero para sacar las cosas adelante”, explica Rafeta sobre la confección del vídeo y posterior producción, de la mano de amigos y conocidos para sacarlo adelante.
Esa construcción de la estética -de la mano de los amigos- es el punto uno, para poder saber cómo venderse y que ofrecer al mundo, y tras eso viene componer y crear un sonido propio y reconocible. Con poca trayectoria, y a la espera de hacer su primer concierto, el grupo Nanas, tal y como lo cuenta Pau, tiene ya suficientes canciones para completar un repertorio. A pesar de eso saben que para empezar a ser conocidos en el mundillo tienen que ofrecer también cosas cantables para todo el mundo en el que será su primer concierto: “Llevamos menos de un año pero ya tenemos muchísimas canciones, aunque en el repertorio de nuestro primer concierto meteremos también covers porque a la gente le gusta que cantemos canciones y sabérselas”.
Su primera fecha sale gracias a una amiga, Ana Milán, quienes les invitó a tocar con ella en la sala Peter Rock el próximo 1 de septiembre. Para Oriana esta ayuda y los contactos son claves cuando se trata de un grupo emergente, en el que tener algún conocido ayuda para ir como acompañante. A eso hay que sumarle echarle morro a la vida y enviar los dossiers a las salas: “Muchas veces las salas no responden, se suele necesitar mínimo un contacto. La clave es conocer gente en el mundillo y poco a poco ir mejorando para conseguir llenar la sala. Nuestra clave es ir mejorando nuestra faceta, que aún está por desarrollar y encontrar nuestro estilo para venderlo al mundo”, explica sobre ese asentamiento.
Pero… ¿Qué pasa con los que no tienen ni contactos ni una imagen muy asentada? Para esto están las convocatorias abiertas que se hacen en festivales como el Trovam -lugar de encuentro de la industria musical de referencia en la Comunitat Valenciana- y el festival VOlumens -líder en vanguardias musicales- desde los que buscan los nuevos talentos a través de las llamadas open calls. Tal y como lo explicaba Antonio J.Albertos en conversación con Culturplaza este año recibieron casi cien propuestas, de lo más variadas y válidas para formar parte del festival.
Para Antonio lo importante es que las propuestas tengan calidad, y pueden ser de cualquier tipo. la diferenciación, la creatividad y la puesta en escena original son claves para que las sesiones llamen la atención al festival y, tal vez, puedan formar parte de este. Todo esto independientemente de sellos, contactos e imagen: “Lo importante es que los grupos tengan clara la idea de lo que quieren perseguir. En VOlmens recibimos todo tipo de propuestas y lo que hay que hacer es ver que quien lo presenta tenga claro lo que quiere representar”, explica sobre la llamada abierta, que tan bien ha funcionado este año.
Por parte del festival Trovam su director, Armand Llacer, considera que la clave es comprender el nuevo mundillo digital y “ver lo que se está creciendo”, lejos de que una banda esté súper consolidada: “Lo importante es que las bandas tengan la intención de entrar en la escena musical. La clave de los festivales es que asisten programadores y gente del mundo musical para ver qué está pasando, y ahí es donde hay que impresionarles”, explica. En el Trovam llegaron a programar a Jorge Drexler, cuando no era tan conocido y a León Benavente cuando no llegaban a encabezar el cartel: “La escena musical que tenemos es muy variada, en los festivales tiene que haber nombres de todo tipo y por nuestra parte intentamos favorecer siempre la calidad musical y que los nombres se renueve, es lo que podemos hacer para darles a conocer”. Para hacer esto posible una de las claves es poner los nombres de los artistas en el cartel siguiendo un orden alfabético, sin tener en cuenta el nivel de "fama".
Tenemos una buena imagen, compañeros en la escena y ganas de comernos el mundo… ¿ahora qué es lo que toca? Moverse e ir buscando poco a poco donde poder ir dando conciertos en València. Salas como la 16 Toneladas, a cargo de Jose de Rueda, son algunas de las que hacen su propio oteamiento de bandas (cada equis tiempo) y revisan casi todas las ofertas que les llegan. Jose, como programador, explica que le gusta ir variando mucho entre estilos, fichando bandas de todo tipo e intentando que no se solapen nunca dos grupos parecidos “Hay semanas que me gusta hacer algo muy elegante y otras cosas diferentes, con otro tipo de personalidad. Me gusta tener variedad y que vengan todo tipo de públicos a las salas, no es necesario que sean extremadamente conocidos para entrar en la sala”, explica sobre los conciertos de emergentes.
Preguntado por la escena considera que le sorprende que estén “tan profesionalizados y asentados” lo que les está permitiendo romper la barrera que hay entre salas y festivales para poder dar el salto: “Es un salto muy complicado, nosotros como sala lo que podemos hacer es no hacer distinciones entre los grupos que abren y que cierran”, explica. Lo que sí que intenta al programar bandas nuevas es dar al público un grupo que ya conocen y de la mano poner alguna banda nueva, para hacer una especie de efecto llamada que puede funcionar tanto para las bandas como para la sala.
Por parte de los grupos, tal y como lo desvela Pablo de Declive, lo importante es tener todo bien ordenado y explicado. En su grupo cuentan con un dossier en el que está su biografía, las imágenes de prensa y su Instagram, y a partir de eso atreverse a tirarse a la piscina: “Lo que hacemos es escribirle con eso a las salas, muchas no contestan pero tiene que atreverte a enviarlo”, explica. En el caso de contar con un sello, como es el caso de Killaos, la cosa se simplifica bastante. Joel explica que en su caso es el propio sello de Cero en Conducta quienes les ayudan a darles los espacios para los conciertos, y que consiguen hacer bolos y llenar gracias a las promos que les hacen por esa parte. Aún así Lichi explica que es crucial saber la propuesta que llevan, ya que se llene o no se llene la sala tienen que hacer lo mejor posible lo que les gusta: “Lo importante es ir sacando música e ir conociendo gente de toda España. El mejor fruto que nos da esto es ver las caras de quienes nos escuchan, y poder seguir tocando en cualquier parte”.
Cada grupo es un mundo, y cada programador y director de festival tiene su estilo propio. Lo importante es ir con actitud y seguridad de lo que se ofrece, saber vender la buena imagen e ir trabajando poco a poco. Lichi, de Killaos, resume en un consejo lo que se debe hacer hasta llegar a sonar en la radio, o alcanzar cualquier meta que se propongan los emergentes: “Hay que ir poco a poco, trabajando un sonido personal y un buen perfil. También crear una buena fanbase y escuchar a quienes nos escuchan, que son gracias a los que podemos hacer conciertos”. Esta idea casa a su vez con las de los programadores, que más allá de buscar variedad dentro de sus carteles lo que buscan es un lleno que beneficie tanto al festival como a la banda, y por supuesto a quienes van a escuchar a los grupos y a disfrutar de los eventos.
Para Armand la clave es que las bandas tengan una capacidad buena de convocatoria, algo que con las redes tiene una gran potencia. Poco a poco pueden ir profesionalizándose, y llegar a los programadores y a los bookers para que los tengan en cuenta, pero manteniendo siempre el estilo: “Al final nosotros lo que hacemos es apostar, por las bandas tienen que atreverse a presentarse a las convocatorias de festivales y a otros proyectos. Lo importante es que tengan buenas canciones, un buen show y que deban comunicarlo bien”, y de eso tendría que ir todo rodado. Para los que empiezan energía y ganas, también compensando con dosis de calma. Por supuesto los amigos pueden ser clave para todos los procesos, escuchar los primeros temas, tender una buena mano y saltar en los primeros conciertos. Escuchar a quienes les escuchan es el consejo final de oro para quienes están empezando, eso y mejorar para seguir tocando.