Tarde indolente de un domingo de octubre que el sol ilumina tras la tormenta. Una pequeña noticia en la esquina de un importante periódico apenas llama la atención: “Vox se lanza a por los barrios del sur de Madrid”. Vox es un partido populista, situado a la extrema derecha ideológica, pero que omite autocalificarse políticamente en ese espectro sociológico. Sólo describen su función: “…para la renovación y el fortalecimiento de la vida democrática española”.
Aquí cabemos todos. Caben todos los desencantados del “régimen del 78”, tan denostados por los partidos nacidos de la acampada en la Puerta del Sol de Madrid en 2011 y capitaneados por Podemos. Caben los desahuciados del sistema por la crisis financiera que acabó con media generación del baby boom en la cuneta del paro y con sus hijos universitarios emigrando por el mundo. Caben los residentes de la Moraleja y los obreros del barrio de Usera. Dicen…
Cuando la derecha busca su vivero de votos entre obreros y marginados, entre escépticos y expulsados del sistema o entre jóvenes sin futuro…, encuentra los elementos necesarios para que se forme la tormenta perfecta. No es nuevo. Ya lo inventó el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en el período de entreguerras. Y lo consiguió cuando llegó al poder en 1933. Pese a su nombre, era nacionalista, anti-marxista y anti-semita.
Y no camina solo. Entre rayos y truenos, media Europa va a la deriva. La meta es Bruselas y el epicentro, Roma. En enero de este año, el estratega de Donald Trump, Steve Bannon aterrizó entre nosotros. Su objetivo es liderar una revuelta en el continente comenzando por alcanzar el poder en las instituciones europeas a través del Movimiento (The Movement), con una campaña populista del mismo corte que la que llevó a la Casa Blanca al presidente norteamericano.
Este movimiento, con nombre de connotaciones fascistas para nosotros -el Movimiento de la Falange-, debía tener su sede en la capital europea. Pero Bannon ya ha descubierto que en Italia se vive mejor -y se come mejor-. En estos momentos, se ha asentado en Roma con el camino abonado por el nuevo gobierno italiano de Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga Norte y aliado del neofascista Hermanos de Italia. Bannon estuvo con ellos.
En la Cartuja de Trisulti, cedida por el Estado italiano, la mano derecha de Bannon pone los cimientos que acompañarán el movimiento político en Bruselas a través del Instituto Dignitatis Humanae (IDH). Benjamin Harnwell, su fundador, preparará ideológicamente a los líderes europeos del Movimiento en el ultra-catolicismo. ¿Les suena?
En los últimos meses, Bannon ha organizado y levantado los movimientos de ultraderecha en Europa con la mira puesta en las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán en la próxima primavera. En algunos países, sus líderes ya están en el poder, mientras que en otros acaban de entrar en el Parlamento o están a las puertas.
Haciendo un repaso del mapa político de la Unión, el panorama es aterrador. En Italia, el presidente Matteo Savini ya ha aceptado entrar en The Movement. En Bélgica, su mano derecha es el líder del Partido Popular, Mischaël Modrikame. En Austria también tienen el poder con el Canciller Sebastian Kurz. En estos meses de gira europea, ya se ha entrevistado con otro presidente de gobierno, el húngaro Viktor Orbán. En el Reino Unido, más dividido que nunca, goza de las simpatías de Nigel Farage, el unionista y líder de UKIP instigador del Brexit.
En Francia, cuenta con un importante movimiento a través de su estrecha relación con Marine Le Pen, a quien presentó bajo el nuevo nombre de su partido, Agrupación Nacional, y que a punto estuvo de conseguir la presidencia francesa el año pasado. Entre los nórdicos, busca aliados con los Demócratas Suecos, que acaban de entrar en el Parlamento, y con los Verdaderos Finlandeses.
Pero los principales lazos se están tejiendo con las dos líderes de Alternativa por Alemania (AfD), Alice Weidel y Beatrix von Storch. Este partido ya es la segunda fuerza en el país por detrás de los socialdemócratas y, a finales del verano, protagonizaron enfrentamientos violentos en varias manifestaciones organizadas junto al colectivo xenófobo Patriotas Europeos, contra la islamización de Occidente.
Atentos a la radicalización religiosa en ambos lados. De un lado, Bannon instigando el ultra catolicismo desde el monasterio italiano. Y, de otro, grupos islámicos pidiendo la aplicación de la sharia en Europa, como el partido Islam en Bruselas que acaba de perder a sus dos concejales en las últimas elecciones municipales del 14 de octubre.
En España, Bannon puso sus ojos y algunos fondos en VOX. Pero la vuelta de tuerca que le ha dado Pablo Casado al PP, dando un paso al frente y otro a la derecha, están dando qué pensar al líder del Movimiento, que quiere un partido fuerte y popular en España. En su contra, la pátina de corrupción que sigue empañando al PP y que Ciudadanos no está sabiendo aprovechar. Esperemos que, cuando escampe y pase la tormenta electoral del próximo mes de mayo, no nos encuentren cara al sol… ¿Volverá a reír la primavera?