MADRID (EP). El presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Rodrigo Buenaventura, ha señalado del "desgaste reputacional" que puede suponer para las compañías e incluso para el sector de empresas cotizadas la imputación de directivos, como la del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, y ha insistido en la necesidad de reportar las medidas adoptadas en consecuencia por parte de la compañía.
Preguntado durante su intervención en las jornadas organizadas por la APIE en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander (Cantabria) por las implicaciones que pueden tener estas situaciones, Buenaventura ha recordado que hace ya casi dos años, en noviembre de 2019, el supervisor de los mervados fue "relativamente contundente" a la hora de responder a situaciones similares.
La respuesta de la CNMV tuvo lugar tras la imputación por parte de la Audiencia Nacional de Francisco González, expresidente del BBVA, por presuntos pagos al excomisario José Manuel Villarejo. Esta semana la Audiencia ha imputado a Galán y a tres de sus directivos por un delito continuado de cohecho activo, delito contra la intimidad y falsedad en documento mercantil por encargos presuntamente ilícitos encomendados a Villarejo.
Buenaventura ha señalado que entonces ya señalaron el "desgaste reputacional" que estas situaciones pueden suponer para las compañías, pero también del "riesgo diferido" sobre todo el sector, un mensaje que, ahora, ha dicho sigue vigente para esta ocasión "palabra por palabra".
En todo caso, ha señalado que las recomendaciones del código de buenas prácticas para estas situaciones contemplan el análisis de esta situación e informar el mercado de las actuaciones que puedan ser necesario acometer. Así, ha manifestado que la mayor parte de compañías tienen estándares éticos tan elevados como en otros países pero que, cuando se hacen necesario recurrir a estas medidas es importante que se cumplan y se llevan a cabo, garantizando la transparencia de información.
Asimismo, ha asegurado que a la CNMV no le corresponde pronunciarse sobre la adecuación de conductas, la continuidad de los directivos o la composición de los consejos. "Eso corresponde a las sociedades cotizadas y a sus dueños", ha dicho. En este sentido, ha señalado que la misión del supervisor es velar por que las entidades "se replanteen qué hacer", que exista una deliberación en los órganos de gobierno y que la información se ponga en conocimiento de los accionistas si así lo disponen los compromisos de buen gobierno de las sociedades.