Cuando pensaba que ya conocía todos los rincones vegetarianos, veganos, bio, basados en plantas on town…
Un día regresando desde el parque central para acortar camino a casa entramos por la calle Puerto Rico, y nada más cruzar la esquina con la calle Filipinas descubrimos con sorpresa, que casi escondido, en el bajo de un edificio de Russafa, sin ninguna ostentación había un café-restaurante vegano, que sin duda estaba dispuesta a explorar.
El propietario del café Madrigal es Wilhelm Kuchenreuther, un alemán que lleva tiempo afincado en Valencia y que se inspiró a la hora de abrirlo en uno de sus libros favoritos “Historias de San Francisco”, del escritor Armistead Maupin, que transcurre en Barbary Lane nº 28, un complejo de apartamentos que reunió a un conjunto especial de personas en la comunidad LGBTQ + de San Francisco.
En la novela, Anna Madrigal —la casera— es una mujer trans que vive su vida a su manera, cultiva marihuana en el patio trasero y abre sus puertas a cualquier persona que necesite un lugar para quedarse. El escritor Maupin acuñó el término ‘familia lógica’ frente a la familia biológica definiéndola como el lugar “donde te sientes seguro, y donde eres amado incondicionalmente”.
Esta es la filosofía que Wilhelm le ha dado al Café Madrigal. En sus propias palabras: “Anna Madrigal, la madre de tod@s representa en mi restaurante la mezcla de caracteres que somos entre clientes, y equipo, un refugio”
Y nada más entrar en el restaurante el main dish es la amabilidad de Luís, su pareja, con su dulce acento cubano te acoge para buscarte un sitio, si es que no tienes reserva.
Una vez sentada empieza la función, una carta basada en platos con sentido recuperando la memoria de los sabores.
Puedes empezar, con la tortilla de patata y cebolla con harina de garbanzos –dicen los entendidos que casi mejor que la original–. Ensaladilla alemana con una veganesa de soja –de esta puedo dar crédito, está de vicio–. Tostadas de pan con queso tipo “feta” con aceite y romero, vegan of course. Bruschetta de sobrasada, una genialidad que engaña al paladar, con cebolla caramelizada y queso fundido.
Pero yo me paso directamente a los principales, porque no escatiman en cantidad y sabor. Así es el curry rojo de garbanzos servido con arroz basmati integral, todo un puntazo. Es un viaje a los sentidos. También la quiche de cebolla y un largo etcétera suculento que además cambia cada día a la hora de la comida.
Después de un entrante y un principal casi no te queda espacio para el postre, pero cuando descubro que son dulces sin pecado, como buena cacao lover, me inclino por la tarta de chocolate y avellanas que pido para llevar. Y siguen habiendo firmes promesas dulces que serán mi próxima asignatura.
Me dejo muchas delicias no explícitas que puedes descubrir en su carta. Te recomiendo reservar, el lugar es pequeño, básico, con terraza en la acera, precios muy moderados y tolerantes con tu mascota dentro o fuera del local.
Calle Puerto Rico 41, 46006 Valencia
+34 963018735