Hoy es 11 de octubre
VALÈNCIA (EP/E.P). La junta general ordinaria de accionistas de 2024 de CaixaBank ha dado luz verde, con la aprobación de los ocho puntos del día, a la distribución de un dividendo de 0,3919 euros brutos por acción correspondiente al ejercicio 2023. El evento tenía lugar este viernes en el Palau de Congresos de Valencia, con la presencia o representación de 28.461 titulares de acciones que suman el 77,81% del capital social.
El dividendo aprobado supone un incremento del 70% frente al repartido en 2023, lo que representa un 'payout' del 60% y el pago se hará efectivo a los accionistas a partir del próximo 3 de abril. Así, la cuantía total destinada a dividendos, con cargo a los resultados de 2023, asciende a 2.890 millones de euros. Una decisión tomada en un contexto en el que la cotizada obtuvo un beneficio neto atribuido de 4.816 millones de euros en 2023, frente a los 3.129 millones en 2022, lo que supuso un incremento del 53,9%.
También se aprobaba la reelección de la consejera María Verónica Fisas como independiente y la reducción del capital social para amortizar la totalidad de las acciones propias adquiridas en el marco del programa de recompra de acciones. Mientras, los accionistas daban el visto bueno a las cuentas anuales individuales y consolidadas, y a sus respectivos informes de gestión, correspondientes a 2023; así como a la gestión del consejo de administración durante el ejercicio.
También aprobaron otros acuerdos, como la reelección del auditor de cuentas para 2025, la modificación de la política de remuneraciones de los consejeros o la autorización y delegación de facultades para la interpretación, enmienda, complemento, ejecución y desarrollo de los acuerdos aprobados.
Representantes de los diferentes sindicatos han aprovechado el turno de intervenciones de los accionistas para afear a los directivos del banco la política comercial actual, que aseguraban que provoca una "presión desmedida" a los trabajadores.
La representante del Sindicato de Empleados de CaixaBank, Begoña Peiró, recordaba que a pesar de firmar el preacuerdo para el nuevo convenio , "el malestar continúa" y señalaba que la lacra de la entidad es la presión comercial. "No cesa aunque los tipos de interés suban y caixabank anuncie beneficios históricos", concretaba.
Para CCOO, Ricardo Ruiz señalaba que "las políticas referidas a las personas necesitan de un cambio profundo". "La plantilla tiene que mejorar su poder adquisitivo después de años de pérdidas acumuladas", insistía. Por su parte, Catalina Llibre, de UGT, preguntaba al equipo directivo si la cultura empresarial que desean promover incluye "una presión comercial descomunal, un ritmo frenético y unas exigencias desmedidas". "Hay que volver a las personas y priorizar la justicia laboral", señalaba.
Representantes de los sindicatos minoritarios afeaban el preacuerdo del convenio firmado por los tres sindicatos mayoritarios --representan al 90% de la plantilla-- y alertaban de que, a pesar de la desconvocatoria de la huelga prevista para este viernes, la conflictividad puede aumentar. Desde Unió Obrera Balear (UOB) también cuestionaban que, tras tres años, los trabajadores integrados no han llegado al 25% de la homologación de salario y condiciones que se les prometió a los cinco años con Caixabank.
Mientras, los activistas de la campaña Banca Armada, David Montesinos y Javier Toca, criticaban la relación del banco "con empresas de armas y militarización de fronteras, así como con fabricantes de armas nucleares y empresas que venden, según ellos, armas a países que no respetan los derechos humanos.
Por su parte, el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, ponía en valor el preacuerdo firmado para el nuevo convenio colectivo, y aseguraba que la sostenibilidad del banco "pasa por ser una organización de alto rendimiento, lo que significa tener objetivos muy ambiciosos y alcanzables". Mientras, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, celebraba el preacuerdo y recordaba que la plantilla de CaixaBank "es la mejor pagada" del sector en España, aunque ha dicho que mantener los niveles de exigencia no está reñido con una buena experiencia laboral.