Arte y fotografía

el ágora abre (de nuevo) sus puertas

CaixaForum València, día 1

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALÈNCIA. Cuando uno atraviesa el portón del Ágora casi cree haber sido transportado a un universo que poco o nada tiene que ver con el diseño que ideó Santiago Calatrava hace un par de décadas. El gigante blanco apenas sirve como marco para un proyecto que ni en forma ni contenido se asemeja a aquella fotografía de 2009, cuando abrió al público por primera vez, en este caso como sede del Open 500 y con las obras todavía por terminar. Mucho ha llovido desde entonces, años de indecisión y abandono que ahora culminan con una nueva oportunidad. Hoy el Ágora renace convertido en Caixaforum València. El espacio acoge ahora un jardín, un bosque cerámico y hasta una nube, un renovado interior que, aunque dicen que convive con el entorno, lo cierto es que lo reta, rompe con él. El color y la textura abren un nuevo camino. El despacho encargado de la construcción, liderado por Enric Ruiz-Geli, ha levantado un proyecto que se inspira en la naturaleza, en el mediterráneo, dando forma a una suerte de oasis cálido que se esconde entre la futurista Ciutat de les Arts i les Ciències.

Y es precisamente paseando por entre sus curvas que uno, de pronto, encuentra sentido a todo. La pista definitiva para entender lo que allí dentro sucede se esconde en Horizonte y límite: visiones del paisaje, una de las exposiciones con la que abre sus puertas. Inspirado por la costa de Pollença, Hermen Anglada-Camarasa pinta una escena que sobrecoge y, al tiempo, alivia. En Después de la tormenta presenta un cielo que, tras llorar todo lo que hubo de ser llorado, da paso a la luz cegadora del sol y, con él, a un arcoíris cargado de simbolismo. Esta pintura podría ser, en cierta medida, un espejo para contar la historia de este Caixaforum que se levanta tras años de lluvia en un Ágora deseoso de ver la luz del sol. Y también hay hueco para el arcoíris. Lo crea la artista valenciana Inma Femenía, que ha diseñado una instalación lumínica, Arc i cel, que reproduce el fenómeno óptico del arcoíris en el interior de la construcción, una suerte de escultura inmaterial que enfatiza ese microcosmos al que ha dado forma la fundación.

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo

Rabia", "injusticia", "respeto"... las reacciones a la dimisión de Oltra
La Vall Ens Uneix propone que el tren Xàtiva-Ontinyent-Alcoi sea gratuito