La fusión entre Bankia y Caixabank es el último episodio de una imparable concentración bancaria tras las desapariciones de casi todas las cajas de ahorro, excepto dos y las absorciones de diversos bancos
El 2020 está siendo un año intenso, realmente intenso, con un papel protagonista absoluto para la pandemia del virus, pero con diversos acontecimientos destacados, o quizá les damos mayor valor y repercusión porque la situación causada por la covid nos hace estar a todos más sensibles. Desde el probable cambio en la presidencia de Estados Unidos a la muerte de personalidades que de alguna manera han formado parte de nuestra vida en las últimas décadas como Kobe Bryant, Sean Connery, Pau Donés o Maradona, parece que es un año negro del que encaramos su último mes con la lógica esperanza en que el próximo nos traiga mejores noticias.
Leo las últimas informaciones relativas a la fusión de Bankia y Caixabank, y uno que ya empieza a asomarse a la segunda parte de su trayectoria vital y por tanto tiene esa sensación de que quizá ya ha vivido más de lo que queda por llegar, de estar alcanzando la cima de esa montaña sobre la que por un lado oteas el horizonte con majestuosidad y por otro ves la vertiginosa bajada con sus riscos y sus peligros, como digo, uno ya empieza a recordar con esa intensidad que hace unos años veía en mis mayores y me hacía pensar “sólo hablan del pasado, aferrándose a algo que ya no va a volver”, y ahora soy yo quien rememora con cierta nostalgia.
La Navidad es una época dada al recuerdo, a revivir momentos de infancia y también a sentirse como un niño buscando la alegría y la ilusión en la luz de los escaparates, los juguetes y la esperada llegada de momentos familiares y por supuesto los regalos. Probablemente, esa especie de vuelta al pasado es la que me invade cuando pienso en aquella mítica Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia, Castellón y Alicante, ese logotipo en forma de triángulo que encerraba la hucha con forma de globo terráqueo, similar al de otras cajas de ahorro, esa cartilla donde visualizabas los primeros ahorros, normalmente procedentes del aguinaldo navideño, incluso ese Carnet Jove que constituía la primera tarjeta de crédito siendo un adolescente.
La cuenta en la Caja de Ahorros era sin duda el símbolo de cierta madurez, aunque les confesaré que siempre pensé que el verdadero adulto era el que lograba tener la tarjeta de El Corte Inglés, uno de los pocos símbolos patrios que siguen intactos y al que tanta gratitud debemos. Volviendo a la Caja de Ahorros, en todas las comunidades había una y tenían un componente benéfico-social, para ayudar a su entorno más próximo hasta que llegó la tormenta perfecta, la politización de sus direcciones y la crisis financiera de 2008 y desaparecieron casi todas, porque hay que recordar con orgullo que dos cajas de ahorro resisten en España y una de ellas es valenciana: Caixa Ontinyent, la otra de Mallorca es Caixa Pollença.
Las fusiones parecen seguir hasta que queden dos o tres bancos para elegir donde depositar nuestros ahorros, las tecnologías han ayudado a la desaparición de miles de sucursales y ahora desde el teléfono móvil puedes gestionar todo en unos minutos. La ventanilla del banco, la libreta o cartilla que actualizabas para ver los movimientos y por supuesto los regalos que entregaban las históricas cajas de ahorro han dado paso a oficinas que son una mezcla de cafeterías y espacios de coworking, nada que ver con aquellos históricos bancos con ventanillas de madera y donde los cajeros lucían manguitos. La modernidad ha llegado y el pasado sólo revive en las películas y en la publicidad. El futuro se escribe en criptomonedas, nombre que ya suena críptico y las monedas y billetes pueden tener los días contados. Siempre recordaremos los billetes de mil pesetas con el retrato de Pérez Galdós y la rubia, esa peseta tan nuestra o aquellas grandes monedas de quinientas pesetas con la imagen del rey y la reina. Las cajas donde ahorramos no volverán pero siempre estarán en nuestro recuerdo.
Durante el fin de semana del 12 al 14 de noviembre, los clientes de Bankia no podrán usar Bizum