GRUPO PLAZA

emprendedores / calconut

Clientes bien alimentados y trabajadores bien cuidados

PEP OLIVARES

La firma ubicada en Mutxamel pasa en apenas unos años de ser un simple trader en el sector de los frutos secos a una referencia internacional

| 21/12/2021 | 8 min, 10 seg

VALÈNCIA.- Calconut no es una empresa convencional. No solo por sus innovadoras instalaciones de la localidad alicantina de Mutxamel, donde todo está pensado para promover la creatividad y el bienestar de sus empleados manteniendo a raya sus niveles de cortisol, la hormona del estrés. También por detalles como que los operarios de planta reciban en tiempo real reportes de su productividad o que sean ellos quienes propongan a los ingenieros mejoras en los procesos productivos. Por no mencionar lo inusual que es pasar en solo cuatro años de facturar 8 millones de euros a superar los 126 o triplicar la plantilla en apenas un año.

Pero su evolución para pasar de ser un mero trader (intermediario) en el mercado mundial de los frutos secos a convertirse en una empresa alimentaria que incorpora decenas de referencias cada año y que provee a gigantes de la distribución como Nestlé, Unilever o Alcampo no es fruto del azar. Tras incorporarse a la empresa en 2012, Héctor Serrano, ingeniero técnico de Obras Públicas y MBA y actual director general de la firma, decidió dar un paso adelante y adquirir el 50% de sus acciones a Juan Luis Peregrín, CEO y miembro de la tercera generación de la familia fundadora. Para sacar a la empresa del letargo en el que se encontraba porque «no generaba valor» y convertirla en «la empresa del futuro», Serrano ha aplicado una visión altamente tecnológica a la empresa.

Las cifras, de momento, le dan la razón. Comenzó la década pasada facturando diez millones y prevé empezar esta superando los 170, de ahí que el económico Financial Times la incluyera entre las cien empresas europeas con mayor crecimiento en ingresos entre 2012 y 2015. En 2022 confía en llegar a los 200 millones. Para ello, además de haber inaugurado recientemente en Perú su primera tienda física experiencial, negocia nuevos acuerdos con grandes cadenas de distribución y su departamento de innovación trabaja en el desarrollo de un producto auténticamente revolucionario en línea con las tendencias alimentarias actuales. En palabras de Serrano, buscan el producto «que haga click». Como reza uno de los lemas que adornan las paredes de su sede: «Sky is the limit».

Lea Plaza al completo en su dispositivo iOS o Android con nuestra app

Serrano reconoce que no es habitual que una compañía invierta tanto en recursos no productivos, pero está convencido de los beneficios a largo plazo de hacerlo, especialmente en la gestión de los recursos humanos. Además de premiar cada año con el 1% de sus beneficios a los mejores empleados, su política de personal pasa por promover todo cuanto favorezca la felicidad y el bienestar de su plantilla de acuerdo con los cuatro neurotransmisores necesarios para ello: endorfinas, oxitocina, dopamina y serotonina.

En su sede central de Mutxamel todo parece enfocado para alcanzar ese «cuarteto de la felicidad». Lo que en su día fue una antigua nave de Moblerone aislada en el polígono de Riodel se ha convertido en un innovador edificio de espacios diáfanos en el que todos los empleados reciben iluminación natural y correcta ventilación. Alrededor de esta gran nave de más de 11.000 metros cuadrados han plantado frutales de algunos de sus productos —como almendras o pistachos— que crean un entorno agradable y les recuerdan sus orígenes. En ella ha invertido más de 16 millones de euros a los que sumará este año una segunda inyección de 4,5 millones para equiparse con la maquinaria más eficiente del mercado. Además, está levantando otra nave junto a la actual, dedicada al procesado, envasado y almacenaje sobre todo de almendra para separar la producción del resto de referencias de este fruto seco, porque sus nuevos clientes quieren minimizar el riesgo de contaminaciones cruzadas.

Las plantas superiores acogen las oficinas de los departamentos estratégicos, desde la dirección y los recursos humanos a marketing, finanzas, calidad e I+D. En las salas de reuniones y los despachos, que se abren por reconocimiento facial, todo está a la vista porque los pocos muros que hay son de cristal. El comité de dirección celebra sus reuniones en la azotea, reconvertida en lugar de esparcimiento con aspecto de chill out, a la que los empleados siempre pueden subir a tomar un respiro, buscar la inspiración o participar en las actividades de la empresa, que van desde el yoga o la meditación hasta los masajes. También se reserva espacio para una pequeña huerta en la que se cultivan algunos de los productos que, dos plantas más abajo, cocinan cada día los tres chefs responsables de elaborar menús equilibrados para sus trabajadores. «Mucha gente quiere trabajar aquí, pero solo tenemos sitio para los mejores», sostiene Serrano.

Todo se mide

En una empresa que busca estar a la vanguardia de las nuevas tendencias alimentarias, donde los frutos secos están llamados a ganar peso como fuentes de proteína en detrimento de otras de origen animal, la alimentación de los empleados es uno de los aspectos prioritarios. Cada día, tres cocineros preparan menús nutricionalmente equilibrados para un centenar de trabajadores, que son informados de la composición nutricional de cada plato y sus ingredientes y pueden evaluar su calidad mediante una encuesta. Al frente de ellos está el chef del Hotel Sha Wellness identificado por una cocina macrobiótica. Enmedio del comedor, una gran nave central inundada de iluminación natural y revestida de vegetación; tienen hasta una bola biofílica que se utiliza a modo de reservado.

La historia reciente de Calconut está repleta de giros inesperados, comenzando por su ubicación. Cuando Serrrano empezó a buscar en 2018 un nuevo emplazamiento para el cuartel general de esta firma de origen almeriense centró su búsqueda en València y alrededores. La intención era estar cerca de sus clientes, y para una compañía que cada año comercializa 27.000 toneladas de frutos secos y frutas deshidratadas —el equivalente al 90% de sus ventas entre distribución, retail e industria—, eso significa instalarse lo más próxima posible al Puerto de Valencia, por donde llegan los graneles y desde donde envía frutos secos, semillas, etcétera que vende en sesenta y cinco países. En ese momento, según relata el director general, València atravesaba una fase de boom logístico y por eso decidieron ampliar un poco más el radio de búsqueda de los 50 kilómetros iniciales y fue entonces cuando encontraron la oportunidad de instalarse en Mutxamel.

Todo en la factoría es continuamente monitorizado, hasta el más mínimo detalle. Ello permite detectar prácticamente en tiempo real cualquier tipo de anomalía o ineficiencia para corregirla y evaluar la productividad. Según su director general, esta es la clave de por qué la empresa, que por costes de mano de obra no podría competir con los países del norte de África, ha alcanzado unos niveles de productividad que le permiten ser más eficiente que países del centro y el norte de Europa a la vanguardia en el uso de la tecnología pero con costes laborales más elevados. Además, el 85% de la energía que se consume en la planta durante las horas de luz la producen 1.200 placas fotovoltaicas en la cubierta, y tienen planeado instalar aerogeneradores para conseguir autosuficiencia energética completa. Los residuos orgánicos que se generan con el tratamiento de la almendra son retirados y reaprovechados por ganaderos de su entorno como biomasa y el agua sobrante de los procesos industriales se destina al riego.

Después de multiplicar sus ventas por quince en apenas cuatro años, Calconut entró en 2017 en una fase de consolidación con el objetivo de generar beneficios para reinvertir, y ahora transita por una nueva etapa con la innovación como palanca. Héctor Serrano está convencido de que a futuro las tendencias alimentarias de las dietas occidentales pasan por el veganismo o, al menos, por una reducción sustancial en la frecuencia de consumo de carne, lo que hará necesario garantizar el aporte proteico de la dieta de origen vegetal. Y ahí los frutos secos son una excelente alternativa.


«Ahora estamos en la fase de potenciar la innovación», resume el director general. Después de haber multiplicado su porfolio con derivados de los frutos secos como las harinas de chufa, garbanzo o coco o las cremas untables de pistacho, anacardo o avellanas que comercializa con la marca nut&me, ahora pretende ir más allá y explorar la producción de quesos y embutidos veganos. Como dice su manifiesto, «siempre hay caminos mejores si sabes buscarlos». 

Más sano

El último producto que ha salido de Calconut es la cookie butter, una crema con una base de frutos secos —anacardo y almendra— que utiliza el dátil como endulzante combinado con aromas naturales para conseguir un sabor de galleta hasta ahora inexistente. «Cuando vemos un producto atractivo nuestra prueba es la venta online», explica Héctor Serrano mientras aclara el desarrollo de este producto, dirigido a padres que quieren dar a sus hijos una crema diferente a las clásicas, sin las habituales cantidades elevadas de azúcares añadidos.

* Este artículo se publicó originalmente en el número 86 (diciembre 2021) de la revista Plaza

next