La retirada de la Cruz a los Caídos en Callosa del Segura reaviva los discursos de la Guerra Civil. ¿Está superada la Transición en nuestra sociedad?
CALLOSA DEL SEGURA.- En Callosa del Segura cargan con una cruz y es la de mantener muy presente la Guerra Civil en sus conversaciones y en el día a día. La retirada de la llamada Cruz a los Caídos ha puesto de nuevo en pie un enfrentamiento ideológico en el que la única solución con la que están todos de acuerdo es que pase el tiempo. Si han pasado ochenta años desde que se inició el conflicto armado, ¿cuántas décadas más tendrán que pasar? La división en la que viven los más de dieciocho mil habitantes de este municipio de la Vega Baja, ¿es reflejo de la polarización de la sociedad española y que se manifiesta en Twitter o Facebook?
La Plataforma en Defensa de la Cruz reúne en estas redes sociales a casi seis mil personas que protestan por la medida que encendió este intenso debate, el traslado de una cruz. Esta enorme pieza de mármol presidía la céntrica plaza de España, enfrente de la iglesia de san Martín desde hace 76 años. Finín Meseguer, de 74 años, es una de las más activas participantes de esta agrupación. Nacida en la posguerra, la primera cosa que hace es llegar con una copia subrayada de la ley de memoria histórica. Promulgada el 26 de diciembre de 2007, esta norma es en la que se han basado las diferentes administraciones para la retirada de elementos que enaltecieran la dictadura. A Meseguer lo que le interesa es un apartado del inicio, donde se habla de honrar y recuperar «a todos los que directamente padecieron las injusticias y agravios producidos, por unos u otros motivos políticos o ideológicos o de creencias religiosas».
Por esa razón se ofreció como custodia, nombre con el que se conoce a las personas que decidieron apostarse en la plaza «porque pensaban que el alcalde se iba a personar en cualquier momento para quitar la cruz». En su gran mayoría eran mujeres decididas a mostrar su rechazo ante una medida que se había aprobado en pleno municipal: «Pedimos permiso a la subdelegación del gobierno para vigilarla». Así pasaron hasta cuatrocientos días y noches al lado de una cruz que es considerada por unos símbolo religioso y por otros franquista por estar dedicada «a los caídos».
El 29 de enero, a las cinco de la madrugada, los operarios acudieron para su retirada. Fue una noche de mucha tensión con la que han saltado a la atención nacional, con televisiones y demás medios mostrando su versión de lo sucedido.
Fran Maciá, el alcalde de la localidad por el partido socialista, cuenta, desde el despacho del ayuntamiento donde se podía ver el monumento, que se ha vivido un proceso de judicialización desde que se anunció su intención de retirarla. Y con este proceso administrativo, otro paralelo en el que coinciden muchos de los que han comentado la ahora problemática convivencia: el alejamiento de las que antes se consideraban amistades. Él recuerda una llamada en concreto, la de un compañero «de un perfil conservador» con el que repasó lo sucedido. Ambos coincidieron en que «no podíamos obviar lo que pasaba sin saber la historia de Callosa en la Guerra Civil». Y lo sucedido, según concluye, es que «tuvimos una historia muy cruenta».
(Lea el artículo completo en el número de marzo de la revista Plaza)