“Comencé a cocinar —de joven— porque me gustaba y me gusta mucho comer. Además, me encantaba ver la reacción de la gente cuando probaba mis platos porque ellos disfrutaban y yo también. Maricarmen fue la que me empujó a estudiar cocina. Me dijo: “Cuando cocinas eres feliz””
“En el origen, mi idea de la cocina estaba basada en dar felicidad, en sentirme bien y en sentirme útil. En ver qué lo que haces, le gusta a la gente y eso crea un retorno increíble. Cuando empecé a estudiar cocina no sabía ni quién era Ferrán Adria, ni sabía lo que era la cocina moderna, pensaba que era lo que hacía Arguiñano. El motivo principal de cocinar era dar amor a la familia y a los amigos”.
“Empecé a estudiar, a explorar, a aspirar y a soñar en que, a lo mejor, cuando fuese muy mayor, podría tener una Estrella Michelin. Sin embargo, a los dos años de tener el restaurante “Arrop” en Gandia, en el 2006, llegó un reconocimiento que nos cambió la vida, que fue el premio “Restaurante Revelación” de Madrid Fusión.”
“Los sueños se cumplen, superan las expectativas y generan un nuevo escenario. Sin darse cuenta, uno se acostumbra a recibir premios y reconocimientos. No digo que se cocine para eso, pero sí que te acostumbras a que eso pase. La palanca de dar se invierte y se pone en modo recibir.”
“Hace cuatro años, empecé a hacer un cambio personal, a plantearme muchas cosas y a reflexionar de por qué, pese a todo lo positivo que teníamos, esa alegría duraba muy poco. Es algo que por mucho que pase, te has acostumbrado a que ocurra y, nunca hay suficiente, siempre hay más cosas que podrías tener y te das cuenta que por mucho que haya en el saco, eso no genera un impacto duradero, ni te hace tan feliz de manera permanente, porque siempre quieres más.”
“En 2019 pasé por un momento de reflexión. Tenía la sensación de estar en el sitio inadecuado. Me planteé dónde estaba y dónde quería estar. Empecé a renunciar a muchas cosas.”
“Paralelamente fueron pasando cosas que nos iban repercutiendo de manera positiva. Tomamos la decisión de trabajar cuatro días en lugar de cinco a la semana. Nos dimos cuenta de que se cambiaba el ánimo de la gente e incluso su vida y empezamos a llenar un saco, que cualquier cosa que metíamos, era mucho más duradera en el tiempo. A partir de ahí, lo que hicimos es fijarnos mucho en intentar generar impacto positivo en nuestro alrededor.”
“Entre tantas, encontramos una alianza muy grande intentando dignificar la figura de nuestro agricultor, Toni Misiano, con el que llevábamos años trabajando. Percibimos que ese camino nos daba más alegrías y que nos hacía sentir de utilidad en esa parte del trabajo"
“Evidentemente, eso nos cambió el paradigma de lo bueno y de la calidad que al final es el de la perfección, y ésta, tal vez, hasta ese momento, pensamos que era hacer siempre lo mismo, de la misma forma, estandarizar algunas cosas, intentar hacer que las cosas todos los días salieran igual de bien… Entonces, evidentemente, el nuevo planteamiento implica renunciar a todo eso y a buscar todos los días la parte positiva de las cosas que están llegando a casa y de nuestras circunstancias.”
Pasamos a una dinámica de dar, que no se acaba nunca, porque todos los días tenemos la posibilidad de hacer cosas distintas si estamos dispuestos a renunciar a recibir. Evidentemente, cuando empiezas con esa dinámica es una dinámica de dar, dar siempre la mejor versión, lo mejor que tienes y de alguna manera recibes, pero no lo esperas.”
“Estás recibiendo alegría, porque sientes que estás haciendo algo útil, porque ves otra línea de creatividad, porque ves que eso es infinito, que no se acaba nunca, que todos los días tenemos la posibilidad de hacer cosas distintas si estamos dispuestos a renunciar a recibir.”
“Sostenibilidad es hacer lo que podemos hacer con lo que tenemos y no con lo que nos gustaría tener. Esto me acercó a sentirme útil y ser un medio para que sucedan las cosas. Es una visión distinta de las cosas, ajustada, perdurable y que nos podemos permitir. Así que nos sentimos vivos y útiles.