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XEITO I ESPENTA / OPINIÓN

Cambalache y gestión de egos

En política y en todos los órdenes de la vida, la capacidad de asombro nunca se agota. Visto lo visto en las última horas, la sensación del ciudadano es de perplejidad ante la gestión de egos de nuestros políticos. Vemos que prima su propio interés (sillones, subvenciones) y no piensan en lo mejor para sus ciudadanos (estabilidad, empleo, bienestar social). Los “nuevos” se apuntan con suma facilidad a cambalaches y merengues

22/01/2016 - 

No admito que se diga que ha llegado a nuestras instituciones gente normal. Normales somos todos, los del PP, los del PSOE, los de Ciudadanos, los de Podemos, los de Compromís,... todos. Antes y ahora. Lo que no queremos es que nos defrauden, tanto los veteranos como los nuevos. La nueva política que auspician algunos, debería consistir en trabajar para la gente, como se cansan de decirnos. Lo cierto, es que un mes después del 20D, estamos asistiendo a un auténtico espectáculo.  

Si vamos a las fuentes, encontramos en  el diccionario de la  RAE, en su primera acepción, esta definición de cambalache

“Trueque, considerado con desprecio, jactancia, satisfacción, pesar u otro movimiento delánimo que se expresa por el tono y el contexto”.

Y si releemos la letra del emblemático tango de Carlos Gardel“Cambalache” estas son algunas de sus sentencias:

“Que siempre ha habido chorros maquiavelos y estafaos contentos y amargaos valores y duble”

“Vivimos revolcaos en un merengue en un mismo lodo todos manoseados”

“Todo es igual nada es mejor lo mismo un burro que un gran profesor”

En fin, aunque parezca un poco dramático, es ilustrativo. Debemos tener esperanza porque estamos en normalidad democrática. No pasa nada si llegamos a otra convocatoria electoral, si hay pacto de izquierdas o gobierno de concentración o si somos alemanes, portugueses o incluso griegos. Las claves para  llegar a los pactos pasan por la capacidad de diálogo y estabilidad que puedan alcanzar las distintas opciones. Y ojo también con las consecuencias de las actuaciones de los partidos en estos primeros compases, que se reflejan en los sondeos publicados. Y a tener muy en cuenta también,  la opinión de Europa, los mercados, el Ibex 35 y el FMI que pueden percibir a España como un problema para la Unión Europea. El dinero, siempre el dinero.

En estos momentos el Rey Felipe VI  que como dice la Constitución, reina pero no gobierna, habla con los portavoces de los partidos políticos. Hay que dar tiempo al tiempo. Don Felipe será quien proponga al candidato a la investidura, vistas y oidas las opiniones sus interlocutores. Lo lógico es que sea Mariano Rajoy el primero en comparecer en las Cortes. Desde Ferraz, el PSOE ha intentado cambiar las tornas y que fuera Pedro Sánchez el primero en ser propuesto. El caso es que esta opción ha sido “comprada” por los medios de comunicación como un hecho  más del “reality” en el que se ha convertido nuestra política.  Y digo reality porque estamos siguiendo minuto a minuto con los lenguaraces portavoces, lo que proponen y lo que manifiesta el Rey al respecto. El caso, además, es que el Rey podría  optar por conceder una prórroga para que se ahorme un nuevo pacto  y conseguir que las matemáticas no sólo sumen, si no que también diseñen un acuerdo programático.

Tal y como están las cosas, el primero que se someta a la votación de investidura parte en desventaja. A Rajoy no le salen los números. Y a Sánchez todavía le falta tiempo para poder concretar su alternativa. Propuesto el candidato,  empezará a correr el reloj una vez se someta a investidura . A partir de ese momento hay dos meses de plazo para formar gobierno. Si no fuera así, habría convocatoria de elecciones inmediata. Los comicios se tendrían que celebrar 54 días después.

El tablero

Así que estamos en el momento en el que los líderes políticos, en especial Rajoy y Sánchez deben de hacer de la necesidad virtud. Y también tendrán que gestionar bien sus egos. Está en juego el futuro de este país, asunto no menor, para dar la respuesta que de ellos esperan los ciudadanos. Abiertas las negociaciones, las líneas rojas marcadas en un principio se desdibujan y se diluyen. Así está el tablero:

PP: Los populares se debaten entre su firmeza inicial  (somos el partido más votado)  y la depresión por la pérdida real de apoyos. La soledad de Rajoy, como ha definido el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, tras hablar con el Rey, es el problema. Y como siempre, les ha fallado la comunicación.  Don Tancredo Rajoy no ha dejado ver si estaba a la faena o no y ha confundido incluso a los propios. Los medios han descontado ya sus opciones. Pero en política, hasta el último minuto nada se puede confirmar.

PSOE: Asistimos con atención a la inusitada impaciencia  de Pedro Sánchez que negocia con todos menos con su partido. Quiere ser presidente con quien sea y contra quien sea. Diputados de la bancada socialista y  barones autonómicos (Susana Díaz, Fernández Vara, García Page) dicen que no se puede llegar a la Moncloa a costa de cualquier precio. Aseguran que no se fían de Pablo Iglesias y de sus confluencias. Mientras tanto la presidenta andaluza pide respeto y tranquilidad y aclara que el comité federal del PSOE, fue claro con la soberanía nacional y además tiene una próxima cita, el 30 de enero. Sánchez juega con fuego con un pacto ingobernable, en el que va a tener que ceder ante muchos interlocutores. Por ejemplo el PNV ya ha puesto sus condiciones: Derecho a decidir y relación bilateral con el estado. Su ego además quiere que Rajoy se destruya con una muerte lenta y agónica.

La gestión de la composición de las mesas de Congreso y Senado ha sido errática. Cesión en el Senado de senadores a ERC y DiL. Abstención con Podemos y sus confluencias. Lo de la “cortesía” parlamentaria no se ha entendido, no sólo entre sus contrarios, sino también entre los propios. Y  no ha avisado a Ximo Puig de que uno de sus senadores por Castellón estaba afectado por la componenda. Incluso el interesado, Josep Lluís Grau tampoco estaba informado.

PODEMOS: A cuenta también de la composición de las mesas, los podemitas han tensado sus relaciones con sus confluencias y con IU. El ego de Pablo Iglesias, ha actuado como secante de Alberto Garzón y no le facilitó su grupo con Compromís. Y sus urgencias por sumarse a la opción Sánchez,  (negativa socialista ha aprobar los 4 grupos de la formación) ha provocado el descuelgue de la formación que lidera Mónica Oltra, a pesar de haber acordado -ante notario- su presencia en el Congreso. Y además se han apropiado de la representatividad de la “gente normal” en un claro ejemplo de arrogancia. Como ya dije antes, normales somos todos. Unos y otros. Todos.

CIUDADANOS:   La apuesta de Albert Rivera ha sido clara no se puede corregir el resultado  electoral. “No se puede ganar en los despachos lo que no se ha ganado en las urnas”- Rivera dixit-. Retorcer el reglamento hasta cometer fraude de ley no es para lo que les han elegido los votantes. Mientras tanto mantienen su equidistancia para conseguir su rentabilidad propia, van del no a la abstención con el PSOE y con la abstención para el PP. Quieren facilitar la gobernabilidad. Aseguran que ni PP, ni PSOE se han puesto en contacto con ellos.

Y de retruc en la Comunidad Valenciana, el Pacto del Botànic, vive con incertidumbre las consecuencias de la situación de Compromís. El Presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, pide prudencia y espera que nada de lo que pase en Madrid afecte a su gobierno. La estrategia de Mónica Oltra que optó por aliarse con Pablo Iglesias y Podemos para los comicios del 20D, parece que no ha resultado efectiva. La promesa de conseguir grupo parlamentario propio se ha incumplido. El Bloc de Enric Morera, partido mayoritario en la coalición, siempre estuvo muy reticente y ahora ha visto como se han confirmado sus dudas. La unidad de acción de  Compromís está ahora en entredicho. Para evitarlo y parar el golpe en primera instancia, la coalición  con los cuatro diputados (dos del Bloc y dos de Iniciativa) estará en el grupo Mixto.. No habrá regreso a Podemos y tampoco grupo con IU (a Pablo Iglesias no le habría gustado). Y con estas idas y venidas, ¿queda resquebrajada la posición de Mónica Oltra? ¿Ha sido un error de cálculo de Oltra ?¿Se verá afectado el Consell?.

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