De cerves por el mundo

Cambiando de tercio

Hoy es viernes de cambiar de tercio en esto del bebercio. Porque nos vamos de cerves y a aprender, por eso de que no ocupa lugar el saber. 

| 25/03/2022 | 3 min, 21 seg

Con lenguaje, tipos y modos que se nos hacen un mundo a los más acostumbrados al vino, pero que cuando profundizas resulta divino. Porque son singulares y cada una llenita de peculiaridades. Fermentado de cereales, desde la más habitual cebada a otros muy especiales. Con lúpulos, aunque no siempre necesariamente. Y esos amargos rodeados de matices que pueden llegar a hacernos muy felices. Desde frutales a herbáceos y más a gusto que en tus brazos. Enredados y para empezar con una de grifo siendo japis en Be Hoppy: la Soma Noise Era. Doble IPA que hace gala a su estilo siendo voluptuosa de tan lupulosa. Fortaleza que no pierde frescor para beber a dolor. Tropicalismos ricos y la justa amaritud que hacen que sea absoluta virtud. Piñas que ponemos a la brasa en tarde de domingo veraniego de barbacoa. Tiempos entre amigos, muchas risas y a tu lado. Alargando los días y con unas patatas a la brasa con su poquito de mojo picón. Chimpón.  

Sin movernos de casa y estilo nos lanzamos a por la colorida lata de la Soma Snap Karma, parecida a la anterior, aunque de otra manera. Que seguimos en tipología similar, pero con lúpulos dispares. Disparate de relente que mira de frente. Correteo en modo descalzos, sobre verde con todo su rocío mañanero. Cosquilleo de pasiones venideras que, por el momento, son sólo promesas. Satisfacciones que sabemos llegarán en forma de relax. Y es que a veces no se necesita más que ir sorbo a sorbo bebiéndonos la vida, con tu divertida cháchara y mordisqueando algún queso de tono azul.  

Pasamos a otra cosa con una cerveza tipo lambic que mezcla edades para buscar y encontrar sublimes deidades. En esta ocasión con la Moriau Geuze Oude Vielle que nos produce profunda emoción. Tres añadas conjugadas y con un tiempo en botella de nada menos que cinco años. Espontánea y hasta lozana a pesar de sus edades, fluye como quiere en plantaciones de naranjos. Con largos caminos que recorrer, porque se sabe diferente, si no única. Y especialmente especial con un lapin a la kriek. 

A Londres en plan fashion

Con la Fashion London Porter. Nos transportamos al clasicismo de esa Inglaterra de porteadores calle arriba, río abajo. Estilo de cebada malteada que no está nada mala. Muy al contrario, porque se hace popular para nuestra boquita a la primera de cambio. Oscuridad de noche entre voluptuosas sombras que se mueven sin reposo. Ahumados de los buenos que se escapan de esa chimenea que calienta espíritus. Con un chocolate humeante delante, pero antes en su jarra y con el asado de domingo.  

Vuelta a Bélgica con la Oerbier Stille Nacht, navideña para celebrar entre renos de nariz colorada y regalos que son los coleguis. El grano de mañana heladora con calcetines bien gordotes. Seguridades de familia que siempre respalda. Caramelos de café que, se peguen o no a los dientes, son imprescindibles en la memoria. Momentos que reconfortan porque son cariño incondicional y alegría en cada esquina con un plato de hutspot y su posterior siesta.

Terminamos en tierras germanas con la Ayinger Winter Bock, despidiéndonos del invierno y preparados para los que vendrán. Porque es estampa de nieve especiada y esparcida de motitas de hermosa maltosa. Café tan calentito, sus ahumados con chispitas y volúmenes masticables, al tiempo que amables. Cálido abrazo de los de recuperar seguridades porque dicen que, aunque nos lo nieguen, sí somos especiales. Y nos lo queremos creer callejeando  con un currywurst y a vuestro lado. Siempre y hasta dentro de un par de semanas. Porque lo hacéis necesario. 

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