VALENCIA. Probablemente si los directivos de Televisión Española anunciaran mañana la cancelación de El ministerio del tiempo por la emisión de tres horas de trayecto de un tren, sin cortes ni añadidos, a más de uno se le antojaría como un suicidio mediático. Pues esto es lo que desde 2009 pasa en la cadena pública noruega, NRK, que entretiene a sus espectadores con la cámara fija durante 12 horas sobre una persona haciendo punto de cruz o 18 horas de pesca de salmón, según cuenta el diario El País. Los noruegos llevan desde entonces y con orgullo haber sido los impulsores de la Sakte-TV (televisión lenta), un proyecto de orígenes confusos y que, sin embargo, cuenta con un hermano mayor en la Comunitat Valenciana.
Una década antes de que el país nórdico sorprendiera al mundo con una programación que va en contra de lo que se presupone ha de ser la experiencia televisiva, una emisión excitante y cargada de trucos con la que captar al disperso espectador, la extinta Radiotelevisión Valenciana hacía lo propio con Camins de ferro. El programa, que vio la luz antes de que acabara el milenio, constaba de la emisión sin interrupciones de los trayectos de tren entre Valencia y Alicante o Alicante y Dénia, entre otros. De varias horas de duración a una versión reducida de 30 minutos, el programa despedía la jornada televisiva convirtiéndose en la nana de muchos valencianos.
La diferencia entre la Skate-TV noruega y los trenes valencianos radica no tanto en la forma sino en el concepto. Mientras que en Punt 2 se trataba de un fórmula -curiosa, sí- pero de relleno, la cadena NRK revolucionó el panorama apostando por su emisión en prime-time, horario de máxima audiencia, y logrando datos de récord ante los ojos atónitos de más de un productor. El objetivo no es cubrir horas de ‘nada’, sino vertebrar a través de símbolos y actividades muy arraigadas. Sin más misterio que la emisión en bruto, pero con una cuidada de elección temática.
En este caso, la cadena pública apuesta por emitir este derivado de la telerrealidad coincidiendo, en la mayoría de los casos, con aniversarios o jornadas de especial interés. Por ejemplo, en el 75 aniversario de la llegada de la guerra a Noruega el professor Frank Aarebrot recitó durante 200 minutos una historia en torno a esa temática o la emisión del recorrido de 7 horas en tren entre Bergen y Olso en el centenario de la puesta en marcha de la línea.
Como en el caso de Radiotelevisión Valenciana, la local Barcelona Televisió (BTV) también apostó por la slow-tv emitiendo desde un trayecto en metro hasta la apasionante vida en una pecera. Proyectos sin relación aparente pero que, sin duda, se enmarcan en una misma idea. Su origen remite a una todopoderosa figura: Andy Warhol. Imposible no vincular los numerosos intentos de televisión lenta a los experimentos del creador del pop-art en el campo audiovisual. De hecho hasta hace bien poco se podía ver en Valencia una de las piezas que lo iniciaron todo: Empire, una cinta de casi nueve horas de duración que pone el objetivo en uno de los edificios más icónicos de Nueva York, el Empire State Building.
La exposición Perdidos en la ciudad. La vida urbana en las colecciones del IVAM emitió hasta el pasado mes de junio la cinta de Warhol, uno de tantos ejemplos en los que el artista introdujo un peculiar mundo de telerrealidad ‘en bruto’, sin cortes, postproducción o efectos con los que adornar la a veces anodina cotidianeidad. Otras de sus producciones similares son Sleep, que muestra durante más de cinco horas al poeta John Giorno durmiendo, o Blow Job, en la que la cámara fija su atención en la cara del actor Deveren Bookwalter mientras es felado por otro hombre.
El diseño y la arquitectura fueron claves para construir la imagen externa de una cadena que simbolizó las esperanzas de la sociedad valenciana de finales de los 80