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HALLOWEEN MUSICAL

Canciones para no dormir: el Halloween valenciano es posible

Desde el punk y los new romantics de los 80 hasta nuestros días, Valencia ha dado una buena cantidad de canciones para celebrar el Día de las Brujas.

29/10/2015 - 

VALENCIA. Por alguna razón que escapa a la observación superficial de los hechos, en los últimos tiempos existe una resistencia más evidente al imperialismo comercial de Estados Unidos y una anglofobia en general que se manifiesta muy específicamente en Halloween. Salvo por la natural oposición a cualquier tipo de colonización, el resto de factores de la resistencia probablemente residan en impulsos subconscientes, e incluso inconscientes. Quién sabe si la famosa y esquizofrénica (a)confesionalidad del estado español se manifiesta de algún modo religioso-patriótico a la hora de repeler una simple fiesta pagana de origen céltico; una especie de a mis muertos no los toques algo extraño.

Al final será verdad lo que dijo Nikita Khrushchev: cuando se trata de combatir el imperialismo, todos somos estalinistas. Y hasta católicos. Sin embargo, como casi todo en la vida, Halloween se puede malear y disfrazar para que, de hecho, todo resulte mucho más soportable. Y, en estos casos, una buena banda sonora siempre resulta sanadora. La aportación de la música valenciana a la imaginería del Día de las Brujas, o de la Noche de morder manzanas, como el cuadro del irlandés Daniel Maclise, es abundante y altamente disfrutable desde los 80 hasta el día de hoy.

Los 80 y el caldo de cultivo siniestro

La bien o mal llamada movida valenciana, uno nunca sabe, fue un enorme potenciador de la parte oscura del ser humano. Los 80 fueron un caldo de cultivo extraordinario para todo lo que tenía que ver con lo desinhibidamente siniestro, y Valencia no fue una excepción ni mucho menos; lamentablemente, con el cambio de década y el paso de los años todo ese movimiento fue languideciendo sin que nadie haya entendido cómo recuperar su fulgor. Por fortuna, muchos de los grupos que configuraron la escena valenciana, alguno de ellos al frente de la vanguardia, dejaron grabadas un buen puñado de canciones que han sobrevivido a los años para hacer más llevadero el imperialismo comercial.

Uno de los mantras de la época es la injusticia de la posteridad para con la mayoría de los grupos que surgieron durante los 80 en Valencia. Dejando de lado que en ese carro ya no cabe nadie más, hay casos indiscutibles que, además, abundaban en la oscuridad lírica. Por ejemplo, Interterror, “la única banda punk de verdad que ha existido en Valencia”, según Manolo Rock en su libro Yo, M. Rock en la Valencia subterránea.

Fueron un germen extraordinario a principios de la década y dejaron, además, canciones dignas de un siniestro 31 de octubre: 'Felices Días en Auschwitz' y 'Suicídate' son frescas odas punk a la negrura humana que no deberían faltar en cualquier guateque de Halloween que se precie. Una parte no desdeñable del punk valenciano de la época echaba mano de la inspiración mortuoria para componer; al fin y al cabo, como cantaban Sade en ‘Nichos Colectivos’, la mayoría no tenía miedo a la hora de morir, sólo querían que los enterraran con su guitarra y su amplificador.

Los castellonenses Quebrada eran más sutiles en el sonido, pero no tanto en las letras: en su breve y sangrienta carrera consiguieron sobresalir con canciones como ‘Te mataré’ o ‘Domingos de Extremaunción’. Más aún se desviaban del punk Vamps, tan en la línea de Alaska y Los Pegamoides que la propia Olvido Gara participa en ‘Están Aquí’, una canción basada en La Invasión de los Ultracuerpos (Philip Kaufman, 1978) en otra, los valencianos avisaban de que Aribert Heim no tenía demasiada paciencia (<<no intentes esconderte que al Doctor Muerte no se le hace esperar>> cantaban en ‘Doctor Muerte’). De Vamps, por cierto, sabían bastante Imprevisibles, o al menos eso parecía en ‘Eres Una Vamp’.

New Romantics: maniobras sintetizadas en la oscuridad


Aunque nunca explotaron especialmente esa veta siniestra en sus letras, sería un error obviar a los inclasificables David Duplexx y hits como ‘Pompis de Luxe’ con un idóneo para la ocasión: La Morgue. Desde luego, la implantación masiva de la new wave y la proliferación de los new romantics en particular y los sintetizadores en general fue una gran noticia para la lobreguez. No hacía falta ser tan evidente en las letras para trasladar el mensaje, que entonces calaba como parte de un ambiente determinado. Así lo trasladaban por ejemplo los nunca suficientemente bien ponderados Glamour en canciones como ‘Danza de Máscaras’, o Ceremonia con ‘El Sótano’.

Algo similar sucedía con el ‘Museo de Cera’ de Falsa Pasión, producidos precisamente por José Luis Macías; su desconcertante videoclip entre ninots y monumentos falleros no evitaba, sin embargo, las reminiscencias a ‘Sangre en el Museo de Cera’ de Los Nikis. Mientras lo de los castellonenses Funeraria Vergara con ‘El Difunto’ era, claro, algo más corporativo, lo de Armas Blancas en ‘Seré Tu Fantasma’ era más propio del posterior estreno del Ghost de Patrick Swayze y Demi Moore; “dejarás de tener miedo a los fantasmas cuando me muera, espantaré a los espíritus burlones que te atormentan”, cantaban.

Nueva era, nueva oscuridad

Más de tres décadas después, gran parte de la energía oscura de aquellos años se ha desintegrado al tiempo que lo hacía la escena valenciana para mutar en lo que hoy podemos tratar de conocer. Aún quedan residuos, unos más puros que otros. Entre los primeros, más vinculados con aquella época y, por tanto, más propicios para celebrar la esencia de la Noche de las Brujas, habría que destacar a los alicantinos Futuro Terror, alineados integralmente con canciones como ‘Sangre’. También de algún modo los castellonenses Los Amantes, con títulos (que no letras) como ‘Chico Muerto’ se postulan con motivo para la noche de morder las manzanas.

La diáspora estilística desde aquellos años es un hecho, y salpica de géneros casi cualquier lista de canciones. Las del lado oscuro también. Así, de fantasmas hablan igual desde el pop (‘Fantasmas’, de Tórtel, y ‘Fantasmas en Navidad’, de Gilbertástico), que desde el shoegaze (los jóvenes Ghost Transmission redundan casi de forma temática, pero especialmente en ‘Apparition of a Ghost’). Lo mismo sucede con los muertos vivientes: mientras la sintética ‘Amor Zombi’ de Coleccionistas no deja opción a la interpretación (“si me muero me puedes comer, si te mueres me dejas comerte”), los ‘Muertos Vivientes’ de La Habitación Roja son zombis, pero de los de soslayo.

La imaginería de todos los santos la bordan, con sentido, La Pulquería; de hecho, la canción que les abrió las puertas de la relevancia pública, ‘El Día de los Muertos’, es una ranchera rock herencia de su abierta influencia mexicana. La simbología rock siempre ha dado para regodearse en la oscuridad con cierta comodidad; por eso quizá, de ese lado del río, las calaveras de Los Perros del Boogie (‘Noche de Calaveras’) y Los Radiadores (‘Gasolina, Santos y Calaveras’) bien pueden adornar una noche de sobresaltos amables. Y para cerrar una lista de oscuridad valenciana, más allá de recordar las facturas de Calatrava, lo suyo sería incluir ‘Paranormal’, de La Muñeca de Sal, o alguna de las canciones de los valencianos Cementerio (especialmente recomendable es su split con Mentat).


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