Uno de mis deseos para el Año Nuevo y mi regalo para hoy, Día de Reyes, es que, por una vez, el gobierno de España sea capaz de articular los fondos europeos necesarios para impulsar la recuperación de las pedanías sur de Valencia y de los pueblos afectados por la Dana.
No estoy pidiendo un imposible. Es un deseo que solo requiere de voluntad política y eficacia para ser cumplido. Y puede que ese sea el verdadero reto: dejar a un lado el tacticismo político y las aspiraciones personales.
Hay muchas necesidades urgentes que los 79 municipios afectados están demandado, hay fondos europeos disponibles para dar la respuesta adecuada, con el agravante de que si España no es capaz de ejecutarlos se tendrán que devolver a Europa; por tanto, el gobierno de Sánchez debe de, por una vez, dejar al lado la propaganda política con anuncios de fondos que nunca llegan y ser capaz de asignar y ejecutar con diligencia los fondos europeos disponibles para la reconstrucción tras la Dana.
Y digo, por una vez, porque el Gobierno de España no ha sido capaz de aprovechar las oportunidades que ofrecen los recursos europeos puestos a disposición de los Estados miembro tras la pandemia.
España es el segundo mayor beneficiario de los fondos Next Generation EU: dispone de 163.800 millones de euros. Sin embargo, según datos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), en más de tres años solo ha ejecutado un 23,5% de estos fondos. Más de 125.000 millones están bloqueados, sin llegar a los destinatarios finales.
Del mismo modo, España está a la cola de la ejecución de los fondos estructurales de la Unión Europea, otra oportunidad perdida: a pesar de recibir el tercer mayor presupuesto de la UE en estos fondos, la ejecución no llega al 30% de lo asignado en el actual periodo presupuestario y se encuentra muy por debajo de la media europea.
En este contexto, la respuesta del Gobierno de Sánchez a la Dana es incomprensible y decepcionante. Centrándonos en los fondos disponibles del Plan de Recuperación, 125.000 millones de euros, el ejecutivo ha anunciado que destinará solo 1.500 millones a la recuperación de las zonas afectadas por la Dana, un ridículo 1,2%.
No les quiero marear con cifras, pero esta cantidad es claramente insuficiente para hacer frente a los incalculables daños y, peor aún, hace pensar que es un reflejo de una política que castiga a aquellas comunidades que no están alineadas políticamente con el Gobierno central.
A esto se suma la inexplicable actitud del presidente del Gobierno con su lamentable frase “si quieren recursos, que los pidan”, que pone en riesgo la reconstrucción de las zonas afectadas, pero también la confianza de los ciudadanos en las instituciones.
La Unión Europea sí ha hecho sus deberes: el pasado mes de diciembre aprobó el reglamento 'RESTORE', promovido por el PP, y modificó el reglamento del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural con el objetivo de redirigir fondos europeos y flexibilizar su uso para paliar los efectos de catástrofes naturales como la devastadora Dana sufrida el pasado 29 de octubre en Valencia.
Contempla la reparación de infraestructuras, viviendas y equipamientos dañados, la provisión de alimentos, apoyo a la producción de explotaciones agrícolas o la atención social y sanitaria, entre otros. Estas medidas podrían ser un gran alivio si el Gobierno las implementara con agilidad, pero eso no está ocurriendo.
Los fondos están ahí. Las herramientas legales y administrativas también. ¿Por qué no llegan las soluciones? Mientras los afectados esperan y desesperan, los ministerios clave para la reconstrucción presentan tasas de ejecución de fondos europeos ridículamente bajas: Transición Ecológica (6,8%), Industria y Turismo (6,6%), Vivienda (11,3%).
Es inaceptable que mientras Europa da pasos decisivos, el Gobierno español permanezca inmóvil. La tragedia de la Dana debería haber sido una muestra de que los fondos europeos son útiles y pueden dar soluciones a las necesidades de las personas. Pero hasta ahora todo apunta a que estamos de nuevo ante una oportunidad perdida que pesará sobre los hombros del gobierno de Sánchez.
Hoy les pido a los Reyes Magos de Oriente que el Ejecutivo rectifique su postura y destine los recursos europeos disponibles a la más que necesaria reconstrucción. El dinero existe y los mecanismos también. Lo que falta es voluntad política y eficacia.
Si necesitan ayuda, personas con voluntad política e instituciones con capacidad de gestión, que lo digan. En Valencia estaremos encantados de empujar y ayudar. Juntos somos más fuertes. Trabajemos unidos por el bien común.