Javier J. Hedrosa presenta del 29 al 31 de enero en Carme Teatre un espectáculo de fusión de danza y audiovisual que deconstruye y transforma la canción de los del Río y recupera nuestra memoria colectiva de los 90 a la actualidad
VALÈNCIA. La Macarena, el hit internacional del dúo musical español Los del Río, popularizado en la década de los 90 y número 1 en listas musicales internacionales, puede que sea uno de los mayores símbolos españoles reconocibles dentro y fuera del país. La coreografía que, aún hoy, se baila en todo el mundo, forma parte ya del archivo histórico y del imaginario colectivo de España.
Es por esto que Javier J. Hedrosa, creador de (bis), ha tomado prestados sus pasos para su transformación, así como todo lo que envuelve socialmente hablando a La Macarena como eje central de su propuesta escénica. La pieza, que se preestrenó en una versión reducida en el festival Ruzafa Escénica 2019, ahora se presenta como propuesta escénica de 50 minutos de duración en Carme Teatre del 29 al 31 de enero a las 19 horas. Las entradas se pueden adquirir en la web de Carme Teatre.
“Sometiendo la coreografía de La Macarena a la repetición y la transformación, el cuerpo funciona como archivo de la memoria colectiva y la cultura de masas. La idea de loop-estribillo "es inherente al concepto de cultura pop, y a la trasmisión popular pero a su vez de lo banal y naíf en una coreografía simple que se ha bailado cientos de veces y que se continuará haciendo, trascendiendo barreras geográficas, identitarias y generacionales", apunta el comunicado de Carme Teatre.
La pieza fusiona danza y archivos audiovisuales desde el 1992 hasta la actualidad. El autor ha querido retratar esta etapa que aparece “después de la supuesta transición democrática, pasadas las olimpiadas de Barcelona, cuando llega otra etapa de prosperidad y alegría, lo que se representa en La Macarena el año 93”. El archivo audiovisual de la memoria reciente de España contextualiza los cuerpos y el mismo significado de La Macarena, creando un nuevo relato de esta memoria colectiva. “Hice una encuesta para saber qué momentos eran más representativos para la gente, y me di cuenta de que nuestro imaginario colectivo se construye, en parte, a través de la televisión”, argumenta Hedrosa.
Pero tal vez lo más innovador en la propuesta del joven coreógrafo Javier J. Hedrosa es que "abre la danza a nuevos y diversos intérpretes, unos más experimentados que otros". Esta vez la pieza se lleva a cabo a dos bandas: con los bailarines del elenco original y voluntarios que han participado en un taller de danza que se realizó antes de la pandemia en el Centre Municipal de Joventut de Benimaclet. “Subrayando lo popular de esta coreografía, se entiende el espectáculo al alcance de todo el mundo, tanto para el público como para sus intérpretes”, apunta el coreógrafo.
Es por ello que se apuesta por la interpretación por parte de personas que no sean profesionales pero que se quieran acercar a ella de una manera lúdica, social y creativa. Hedrosa trata así de acercar la danza a cuerpos diversos: “para bailar no es necesario tener formación en danza, ser blanco y joven o tener mucha flexibilidad. Simplemente muchas ganas de bailar y pasarlo bien”. El autor considera imprescindible que los cuerpos en escena también representen lo popular, y en este punto son importantes la comunidad y las diferencias.
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