VALÈNCIA. La Fundació Horta Sud ha celebrado este miércoles su primera mesa de debate dentro del marco Serà Horta Sud 2030. Este proyecto, a nivel general, tiene como objetivo establecer los principales proyectos de futuro para la comarca y llegar a acuerdos sobre cuál es la mejor manera de conseguirlos.
Así, ha articulado una serie de acciones que se concretan sobre tres ejes fundamentales: primero, un observatorio con el que poder identificar las principales debilidades del territorio y sus aspectos a mejorar. En segundo lugar, mesas de reconstrucción para discutir sobre el futuro de las políticas a abordar y, finalmente, establecer un canal directo de comunicación con la ciudadanía para conocer sus inquietudes y hacerles llegar las decisiones tomadas.
Se trata de un proyecto integrador, de diálogo constante entre las principales asociaciones y colectivos y las instituciones. Del mismo modo, también tiene un ánimo transformador, para abordar cambios de modelo que vayan más allá de lo superficial y permitan una verdadera transición hacia una comarca más sostenible, mejor conectada y amable para la vida. Así, algunas de las principales preocupaciones en este sentido son la movilidad, el desarrollo urbano, la gestión de residuos o la transición energética.
Precisamente, la primera mesa de reconstrucción se ha centrado en el reto de la movilidad, y en cuáles son las principales acciones que l'Horta Sud debe acometer no solo para ser más sostenible, sino también para garantizar una conectividad operativa entre los municipios que la componen. La gran estrella del debate ha sido la creación de un carril ciclopeatonal interurbano que verdaderamente responda a las necesidades de los usuarios.
De este modo, lo que se pretende el cambiar el paradigma de la movilidad en la comarca de l'Horta Sud y ofrecer una estructura lo suficientemente potente como para apartar al coche de la hegemonía: "Hay estudios que verifican que el 85% de los desplazamientos en la zona se podrían hacer de manera sostenible si hubiera oportunidad", explicaba la diputada de Movilidad Sostenible, Dolors Gimeno.
En este sentido, lo que hace falta es un carril bici capaz de conectar funcionalmente todos los puntos de interés, sin necesidad de tener que recurrir a otro medio de transporte. Esto no solo abarcaría los municipios, sino también otros grandes núcleos de trabajo como los polígonos industriales.
Así, el primer paso para empezar a realizar el carril bici intercomarcal sería estudiar el actual estado de las infraestructuras que ya existen y analizar cuáles son los trazados a ejecutar para completarlo. Un proceso en el que la cooperación entre administraciones será esencial, para no duplicar proyectos y sobre todo intervenir de manera lógica para que todos los nuevos tramos tengan coherencia y se complementen.
Algo en lo que las tres instituciones representadas en la mesa se han mostrado de acuerdo: la Diputació de València, la Generalitat Valenciana y la Mancomunitat de l'Horta Sud. En este sentido, las tres han coincidido en que el desarrollo del futuro plan de movilidad basado en la bicicleta se tiene que realizar en base a una estrategia global previamente establecida, que enumere actuaciones concretas y que todos los actores implicados conozcan para poder completarla a través de diferentes instituciones.
En un enfoque más concreto, Roser Ober, directora general de Movilidad Sostenible de la Generalitat Valenciana, ha matizado que la intención no es construir más infraestructuras para poder colocar los nuevos carriles bici, sino aprovechar las sendas y caminos ya existentes poco transitados: antiguas vías de tren, sendas de barrancos, etcétera.
Y, cuando eso no sea posible, hacerlo en carreteras ya existentes tomando espacio de los coches para no ampliar más la estructura. De este modo, el objetivo es que el gran carril bici de l'Horta Sud no solo sea verde por fomentar el transporte sostenible sino también por no sobrecargar de nuevas vías un territorio que ya está colmado de carreteras.
Finalmente, Eva Sanz, presidenta de la Mancomunitat de l'Horta Sud ha mostrado especial preocupación por la manera en la que se puede financiar el macrorpoyecto. Y es que, según ha explicado, no todos los municipios tienen la misma capacidad técnica ni económica como para realizar planes de movilidad o ejecutar obras. Así, ha explicado que desde la institución comarcal se liberarán fondos para ayudar a los consistorios más pequeños a abordar estas materias. Aun así, también ha hecho alusión a fondos europeos e inversiones de instituciones como la Diputació y la Generalitat.
Por su parte, Ober ha celebrado los fondos europeos pero ha matizado que es más importante elaborar un buen proyecto y presentarse a futuras convocatorias antes que redactarlo rápidamente para los Fondos de Recuperación y que luego no se adapte a las verdaderas necesidades del entorno. Y es que, la intención es que los colectivos de usuarios tengan una voz activa en la elaboración del plan.
Precisamente por ello, en la mesa también estaban presentes dos representantes de los usuarios: Toni Velarde, del colectivo Soterranya, y Marian Sintes, de la Asociación Conbici. Así, han podido trasladar sus inquietudes a las instituciones competentes en la materia: por un lado, que el carril bici no sea una mera obra a ejecutar y ya está, sino que también se tenga en cuenta la funcionalidad y comodidad de los usuarios. En este sentido, han explicado que algunos de los tramos actuales, especialmente en zonas interurbanas, están descuidados, no reúnen condiciones óptimas para su uso o no tienen una sola zona de sombra.
Del mismo modo, también han manifestado que para cambiar verdaderamente el paradigma de la movilidad, primero es necesario renovar la concepción que se tiene de la bicicleta: "Los carriles bici no tienen que estar pensados para salir a pasear un domingo, que también, sino que nos tienen que llevar a los puestos de trabajo e impulsar la vida del día a día. Actualmente hay gente que vive en un municipio y tiene el polígono a menos de un kilómetro, pero va a trabajar en coche porque no tiene más opción", lamentaban.
La otra gran preocupación con respecto a la movilidad de l'Horta Sud es la peatonalización de los espacios urbanos y la recuperación del suelo para los peatones. Un proyecto sobre el que los municipios de l'Horta Sud ya han empezado a trabajar pero que se acentuará a lo largo de los próximos años. En este sentido, los representantes que acudieron a la ponencia contaron con el ejemplo de dos casos ya desarrollados: el de Pontevedra y València capital.
En la reunión estuvieron presentes dos representantes del Concello de Pontevedra: César Mosquera, regidor de Movilidad, y Eva Villaverde, regidora de Espacios Públicos. Ambos expusieron cómo es el modelo de éxito de peatonalización de su ciudad, que incluso se ha merecido un premio internacional por parte de la ONU.
Comenzaron a implantarlo en el año 1999, y se trata de una de las apuestas más claras por la peatonalización del espacio urbano que se pueden encontrar en España. En todo este tiempo, la circulación de coches en Pontevedra se ha reducido prácticamente al mínimo con la eliminación de los aparcamientos en el casco urbano y el corte de calles. Así, los vecinos se han acostumbrado a usar los parkings disuasorios que se ubican fuera de la ciudad y que se encuentran a una media de 10 o 15 minutos a pie.
Del mismo modo, todas las intervenciones urbanas están dirigidas a favorecer al peatón y no al coche: las aceras son más amplias, la iluminación está sobre ellas y no sobre la calzada, y se favorece el modelo de comercio de proximidad por encima de los centros comerciales. "Recomendamos valentía, muchas veces no se hacen estas cosas por miedo al castigo electoral, pero en Pontevedra llevamos ganando las elecciones desde 1999", animaba Mosquera, como prueba de la buena acogida que tuvo la medida entre la ciudadanía.
El caso de València, una capital más grande que Pontevedra, es más delicado. Así, el concejal de Movilidad Sostenible, Guiseppe Grezzi, también expuso algunas de las medidas que se están llevando a cabo en la ciudad para favorecer la movilidad de las personas a pie. Una de ellas es la reducción de espacios para los coches en beneficio de los peatones. Así, muchas calles que antes tenían muchos carriles para la circulación o para el aparcamiento ahora disponen de aceras más anchas, carriles bici o zonas de recreo.
Asimismo, también destacó la importancia del urbanismo táctico. El máximo ejemplo de ello, según consideraba Grezzi, es la Plaza del Ayuntamiento. Así, animaba a los municipios de l'Horta Sud a no hacer obras duras ya desde el principio, sino a realizar intervenciones pequeñas con poco presupuesto que den margen para la prueba y error. En este sentido, destacaba que tan solo con unos cuantos maceteros había logrado peatonalizar una de las principales plazas de la capital, para comprobar el funcionamiento de la medida y poder introducir cambios antes de comprometer el presupuesto de la gran obra.