VALÈNCIA. El proceso de primarias del PPCV también tuvo un efecto colateral de vital importancia en València ciudad. Tal y como había informado este diario, una de las claves de la cita con las urnas era comprobar la capacidad de movilización que tenían los seguidores del alcalde de Ayora, José Vicente Anaya, frente al presidente de la Diputación de Alicante y favorito en el proceso, Carlos Mazón.
Más aún cuando la próxima 'número dos ' del partido, María José Catalá, es la presidenta local del partido en València, y tenía ante sí la oposición, ya no de Anaya, sino también del expresidente de la Generalitat Francisco Camps y sus seguidores, que venían respaldando la candidatura alternativa frente a Mazón. Una maniobra que, de forma secundaria, traía implícitamente el protagonismo del exjefe del Consell frente a Català de cara a una hipotética competencia para la candidatura a la Alcaldía de València.
Sin embargo, la pelea fue un monólogo. Mazón, o lo que es lo mismo, Català, logró un 92,3% de los votos (396 papeletas) frente a un 7,7% de los apoyos, 33 sufragios de Anaya (el 'campsismo'). Unos datos que arrojan pocas dudas del respaldo orgánico que suscitan unos y otros entre los afiliados al corriente de los pagos y que, además, evidencian el cambio de ciclo que se ha producido en el partido entre la savia nueva y los antiguos liderazgos. Que Camps pueda tener aún un impacto mediático no parece haber calado en la militancia, que ha seguido la estela de Català en esta votación.
Ahora bien, tal y como ha ocurrido con Mazón en la Comunitat Valenciana, los números son preocupantes. Que en un proceso de primarias sólo participen 429 afiliados en la ciudad de Valencia -un tercio de los militantes activos del PSPV-PSOE- indican que la formación popular se encuentra en sus horas más bajas desde hace décadas.
En la otra orilla, la buena noticia para Català es que ha obtenido el refuerzo necesario para alejar los fantasmas de un relevo como candidata a la Alcaldía de València: al menos en el aspecto numérico, el resultado ha demostrado que la gran mayoría de la militancia ha asumido su liderazgo en el Cap i Casal.
En cuanto a números globales, es cierto que Anaya consiguió en la capital un dato que casi dobló sus resultados en la Comunitat Valenciana (apenas un 4%); si bien un 7,7% es un porcentaje extremadamente bajo en un cónclave en el que se presentaba como la voz de la militancia.