De club de barrio a filial del Valencia CF, pasando por épocas de logros deportivos y dificultades económicas, este club itinerante camino de su centenario regresa a València para quedarse y demostrar que el fútbol de accionariado popular es atractivo y viable
VALÈNCIA.- Robert, Cristian, Aitor, Martínez, Álvaro, Flaco, Manza, Navas, Luzán, Tono y Carlos. Con este once arrancaba la temporada 2020-2021 el Club Deportivo Cuenca Mestallistes 1925 el pasado 18 de octubre en el campo del Beniparrell CF, en la primera jornada del Grupo IX de Segunda Regional Amateur. Herederos de una tradición en forma de club de fútbol que ha pasado de padres a hijos desde el siglo pasado, en 2025 el CD Cuenca celebrará su centenario tras su renacer este verano. «Siempre quieres que la temporada vaya bien, pero esta es especial: hay una responsabilidad con todos los nuevos socios», apunta David Laguía, presidente del CDC Mestallistes 1925. Él conoce al dedillo la entidad: jugador, directivo y ahora máximo dirigente escogido por los socios del club sin distinciones de capacidad económica.
«Un socio, un voto. Esa es la idea», recalca Laguía. Hay un compromiso de someter a asamblea las decisiones importantes. En lo deportivo, los primeros noventa minutos depararon un positivo 3-3 a domicilio. Laguía elogió «el acto de fe» de la plantilla este verano: «Pagan ficha por jugar y han apostado por el proyecto cuando podrían haberse ido. Les pedí paciencia durante la pandemia y ahora están disfrutando». Los meses de confinamiento sirvieron para planificar un proyecto ambicioso: una profunda renovación para dotar al club de músculo y garantizar su pervivencia hasta el centenario y más allá.
No, el Club Deportivo Cuenca no debe su nombre a la localidad conquense. Su arraigo proviene de la valenciana calle Cuenca, nexo de unión entre los barrios de Patraix y Arrancapins y cuna de una peña de amigos fundada en mayo de 1925 por Vicente Blas Micó. Los chicos se juntaban para jugar al balompié y, el 23 de noviembre de 1933, se produjo la entrada del CD Cuenca en la Federación Valenciana de Fútbol. Leopoldo Costa Rino (exfutbolista del Valencia FC) tomó las riendas como jugador, entrenador y presidente. «Era un hombre orquesta con olfato para el talento y facilidad para trabajar con gente joven», lo define el periodista y escritor José Ricardo March (secretario del club, es el encargado de bucear en la hemeroteca para rescatar el legado de la entidad).
El campeonato de clubes adheridos se vio sacudido por este grupo de muchachos de gran calidad. Rozaron el título en 1934 y 1935, pero el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 arrancó de cuajo la dinámica positiva. El conflicto armado se tradujo en una escisión en dos pequeños equipos (CD Europa y UD Calasanz) que no tardaron en fusionarse de nuevo en 1940. El trabajo de Rino y el crecimiento del Cuenca le valieron la llamada de Luis Casanova, quien le reclutó para dirigir al Valencia amateur primero y, en la campaña 1942-1943, al primer equipo del Valencia.
La experiencia fue efímera. Rino regresó al cometido encomendado por Casanova de reformular la cantera: el Valencia amateur competiría en la primera fase del campeonato de aficionados; el Cuenca, por su parte, lo haría en el campeonato local de adheridos, y ambos compartirían dirección técnica. El dibujante Juan Masià rediseñó el escudo y hubo un cambio de indumentaria, que pasó de blanquiverde a ser blanca con cuello y puños claros. El CD Cuenca conquistó el campeonato local de adheridos 1943-44, su primer título oficial. La directiva valencianista ejecutó la fusión: el Valencia absorbió al Cuenca y lo convirtió en el Club Deportivo Mestalla, su filial, en julio de 1944. Un Mestalla que arrasó en la segunda mitad de los cuarenta hasta llegar a un fallido ascenso a Primera en 1952, al que el Valencia renunció por presiones desde la Federación Española.
¿Supuso el Mestalla el fin del CD Cuenca? Sí, en lo que se refiere a la competición de alto nivel. Pero March insiste: los registros documentales apuntan a que el club nunca se fue del todo. El Cuenca volvió a adquirir singularidad a finales de los cuarenta y en un plano más próximo al de sus humildes orígenes.
El equipo vivió las décadas siguientes en un discreto segundo plano mientras el fútbol se consolidaba como fenómeno de masas, aunque de vez en cuando surgían figuras como la del guardameta José Casas ‘Pepín’, ‘el héroe de Belfast’ para toda España tras una memorable actuación en octubre de 1963 con la selección. El club cumplió sus bodas de oro en 1975, reconocimiento otorgado por la Federació de Futbol de la Comunitat Valenciana. El actual presidente, David Laguía, rememora el espíritu nómada que el CD Cuenca adoptó desde los años ochenta debido a las circunstancias: «El club ya andaba de campo en campo: Catarroja, Picassent, La Torre...». El Bolton Wanderers, histórico club inglés que debe su nombre a ese deambular por diversos campos desde su fundación en 1877, surge a menudo como comparación.
«Nunca dejaré de ser del Valencia, equipo de mi padre y, espero, el de mis hijos. Pero el CD Cuenca me ofrece un espacio diferente de relación con el fútbol»
El espíritu del foot-ball tradicional vive años de oro en España y en toda Europa. La conversión de los clubes en sociedades anónimas deportivas, lejos de democratizar el deporte y convertirlo en sostenible, ha acabado tornándose para muchos en un fiasco económico, institucional y, sobre todo, sentimental. En 2005, cuando el empresario Malcolm Glazer compró el Manchester United, un reducto de aficionados descontentos cogió la puerta y se marchó. Fundaron el United of Manchester y cumplen ya quince años de crecimiento y cada vez mayor impacto social.
El singular caso del United of Manchester se hizo célebre, aunque ya existían clubes de accionariado popular. En nuestro país, el ‘nuevo’ CDC Mestallistes 1925 eleva el número total a dieciséis: destacan Unionistas de Salamanca (con aquella sonada eliminatoria copera ante el Real Madrid) o Sociedad Deportiva Logroñés (club de accionariado popular mejor clasificado y que milita actualmente en Segunda División B), pero también Atlético Club de Socios, CFP Orihuela, UD Aspense... Modelos de club ‘de toda la vida’ que cuidan al aficionado y al socio, dándole capacidad de decisión en época de impersonalidad, derechos televisivos y contratos millonarios.
El nuevo siglo convirtió la carestía y el peligro de desaparición en compañeros de viaje del CD Cuenca. «El bingo Sala Cuenca pagaba una tasa de impuestos al club y era su principal soporte económico. En los años 2000, el canon dejó de ser obligatorio y el club estuvo cerca de desaparecer», recuerda Laguía. Los jugadores Dani Benlloch, Quique Olmos y Toni Calvo tomaron las riendas en el año 2007, año en que Laguía entró a formar parte de la plantilla: «El club tenía doce mil euros de deuda y la sanearon. Viendo el buen rollo que había, decidí enrolarme en la directiva».
Desde que se calzó las botas allá por 2007, el CD Cuenca pasó por localidades como Mislata, Paterna, Massanassa o Sedaví. El ahora presidente, periodista de profesión, lleva once años no solo como directivo sino siendo «su más ferviente propagandista», según afirma March. Los reportajes de David Laguía han concienciado sobre la dura situación del fútbol modesto y del CD Cuenca en particular. Completan la directiva José Miguel Calap (vicepresidente), José Ricardo March (secretario), Quique Olmos (tesorero), Ignacio Siscar (vocal) y Vicent Chilet (vocal).
Este último tuvo la idea de añadir el apellido de Mestallistes al club: «El nombre homenajea al Mestalla, filial del Valencia que surgió del CD Cuenca. El nuevo escudo también trata de honrar aquel del CD Mestalla, igual que los ribetes verdes del equipaje. La referencia a 1925 reivindica el origen del club», expone March. Escudo y equipaciones han sido remozadas por el diseñador valenciano Pepe Dus: «Las camisetas son preciosas, modernas y evocan también al pasado. No hay otro equipo de Segunda Regional que disfrute de un diseño tan exclusivo», presume Laguía. Si el Sheffield FC (club más antiguo del mundo, fundado en 1857) tiene a Pelé como presidente de honor, el CDC Mestallistes 1925 buscaba un reclamo similar. «Se lo propusimos a Mario Kempes y nos dijo que quería formar parte activa, no solo figurar», cuenta Laguía. El Matador, en sus redes sociales, ya ha mostrado al mundo su flamante camiseta blanquiverde. El efecto Kempes ha ayudado a que las altas de nuevos socios avancen a buen ritmo.
¿Se puede ser del Valencia CF y, a la vez, apoyar este proyecto? Sus responsables así lo creen. «Nunca dejaré de ser del Valencia. Es el equipo de mi padre y ojalá lo sea de mis hijos. Pero el Cuenca me ofrece un espacio diferente de relación con el fútbol. No desentona apoyar ambas causas. Hay mucho desencantado que siente que Meriton le está dejando de lado», confiesa el secretario. A juicio de March y Laguía, seguir las trayectorias de Valencia y Mestallistes es «complementario».
El CDC Mestallistes 1925 promueve un decálogo de valores que abarca desde su «gestión económica responsable» hasta la apuesta «por el fútbol de cantera y formativo». En su debut se lucieron brazaletes negros y se guardó un minuto de silencio por la muerte de Bernardo España ‘Españeta’ (legendario utillero del Valencia); el homenaje en la segunda jornada fue para Antonio Delgado, exjugador del club y fallecido por la covid-19. Esta «voluntad de honrar a personajes históricos de nuestro club», según March, seguirá con la recuperación en 2021 del Trofeo Laureano Nebot, surgido en 2012 en homenaje al aficionado más incondicional del club: «Un exdirectivo, ya fallecido, que venía en autobús con su mujer a los pueblos para vernos jugar», recuerda con cariño Laguía. El trofeo sirve, al estilo del Trofeo Naranja, como partido de presentación.
La segunda jornada del Grupo IX de Segunda Regional, disputada el 25 de octubre, supuso una cita histórica para el CDC Mestallistes: regresaba a València para jugar como local tras catorce años de peregrinaje. Salvador Gomar, presidente de la FFCV y exjugador del Mestalla, no quiso perderse la cita. Hay más nombres ilustres ligados al club: Pedro Cortés, exdirigente del Valencia, presidió, entrenó y jugó en el Cuenca; o Merchina Peris, hija del histórico gerente Vicente Peris y primera mujer en marcar un gol en Mestalla.
El choque se disputó en Malilla, a poca distancia de la antigua ubicación del campo del Norte Football Club, primer terreno donde jugó el Cuenca en los años treinta. Otro guiño del destino. La victoria ante el Juventud Picanya ‘B’ (5-1) ratificó el buen arranque, que siguió con más triunfos hasta acabar noviembre como líderes. «Los chicos están motivados y se sienten arropados», analizó Laguía. El staff lo encabezan Eusebio Sánchez como entrenador, Miguel Miró como segundo y Fernando Torregrosa como analista. Todos agradecen el apoyo recibido de «mucha gente que se ha hecho socia y que acude a Malilla a conocer a los jugadores». Tras años de éxodo y la proverbial travesía por el desierto, el Cuenca ha vuelto por fin a casa.
* Este artículo se publicó íntegramente en el número 74 (diciembre 2020) de la revista Plaza