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'Ronson'

César Sebastián viaja a la Sinarcas del pasado para reflexionar sobre la vida rural

13/03/2023 - 

VALÈNCIA. (EFE/Pilar Martín) Mirar al pasado con los ojos del presente; esto es lo que ha hecho el ilustrador César Sebastián en su primer cómic, Ronson, una "visión compleja y ambivalente" sobre la "normalidad" del pasado rural de España vista por los ojos de un adulto que rememora su infancia.

Así lo explica a EFE Sebastián (València, 1988) con motivo del lanzamiento del que es su primer cómic (Autsaider Cómics), pese a que se trata de uno de los fundadores del sello Inefable Tebeos.

Y por ser su primera obra como autor total lo que ha hecho es llevar a la viñeta una historia "muy personal", ya que está inspirada en el relato de su padre y el punto de partida es su pueblo natal, Sinarcas (Valencia).

"Mi padre solía contarme -ha recordado- historias de su infancia, y a veces eran anécdotas protagonizadas por él o por otro, otras veces eran semblanzas y descripciones. Yo lo he llevado al terreno de la ficción, así que no son reales, pero sí tienen trazas de realidad".

Trazas muy definidas porque Ronson es un retrato sociológico, con lo bueno y con lo malo, de esa sociedad rural donde era normal que los niños apedrearan perros o donde reírse del débil no era acoso.

"La historia está contada desde los ojos de un adulto que lo vivió siendo niño y evidencia el proceso de una sociedad, de su moral, de cómo sus costumbres van cambiando y nos vienen dadas porque fueron así. Pero muchas de las cosas al contarlas son un contraste, incuso violento, para mi personaje, y le cuesta reconciliar con su pasado. Es una visión compleja y ambivalente, no quería que fuera un canto a la nostalgia, quería que tuviera sus aristas y dificultades", ha matizado.

Con la "fijación de reproducir ese mundo de forma muy fidedigna" Sebastián se ha aliado con la poética "machadiana" para hacer un retrato que no es "ni genérico ni real", sino una evocación de un pueblo, de sus calles, de sus campos, de sus gentes.

Así, lo que el lector recorrerá de la mano de su narrador son varias décadas, y asistirá a reflexiones que parecen poner todo en su sitio: "con el tiempo, uno se da cuenta de que cada visita a un recuerdo supone una sutil reescritura del mismo, de acuerdo a nuestra visión del mundo en cada momento", según dice el protagonista.

"Machado ha sido para mi una inspiración, quería tuviera ese vuelo literario, sin tener alardes, pero que fuera capaz de recrear, no de forma ría, la emotividad de echar la vida atrás en el tiempo y evocar a un paisaje y unas gentes", ha apuntado.

Por eso, con los ojos de presente, el protagonista hace ver cómo de adulto ya no comulgas con actuaciones de la infancia: "me parecía que incluso las cosas que nos pueden parecer bestias había que contarlas", según ha dicho respecto a otras "habituales" actividades como mirar a través de las ventanas a las chicas cuando éstas se desvestían.

"Que exista una generación que no es tan mayor y que dé testimonio significa que nada es tan lejano, pero va todo tan deprisa que te olvidas, porque siempre hay una novedad que ocupa el espacio anterior y nos olvidamos de dónde venimos. Y todo lo que yo he tenido es fruto del esfuerzo de la anteriores generaciones", ha expresado.

Con el uso sólo del blanco, negro y sepia, Sebastián ha reconstruido un retrato de esa España que ahora está vaciada, de esa que no fue protagonista de los grandes eventos, pero sí la que "todo el mundo reconoce", ha concluido.

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