VALÈNCIA/ALICANTE. Cuando nadie lo esperaba, aparece de nuevo en escena César Sánchez, ubicado en la política nacional desde abril de 2019 y desplazado entonces de la política local, cuando la dirección de Pablo Casado decidió arrinconarle. Entonces tuvo que dejar la presidencia de la Diputación de Alicante. Ahora vuelve. Lo que parece claro que es su misión principal consista en pacificar el PP de Calp, que pese a estar en el gobierno, se encuentra dividido en varios grupos a favor y en contra de la alcaldesa. La otra misión es si Sánchez viene a ejercer de contrapeso de la dirección nacional de Núñez Feijóo, algo que veremos con el tiempo y en función de los resultados. Su nombramiento trae a la luz varias claves a tener en cuenta.
La dirección de Pablo Casado aupó a Carlos Mazón a la presidencia de la Diputación de Alicante y, al mismo tiempo, evitó un nuevo mandato de César Sánchez en la corporación provincial, pese a que buscó acomodo, primero en Alicante ciudad -y se lo negaron- y en el municipio de Llíber. Ahora, casi cuatros años después, el propio Mazón rescata César Sánchez para salvar la papeleta de Calp, un municipio considerado feudo del PP, pero hecho un destrozo interno, con un equipo de gobierno dividido y con fuertes disensiones entre los opositores y los afines de la alcaldesa, Ana Sala.
César Sánchez vuelve a la política local para taponar la herida de Calp, con cierto desgaste ciudadano y con concejales desde hace tiempo llamando a la puerta del PP para relevar a la alcaldesa. Quizás lo más lógico hubiera sido optar por alguien del propio equipo local, pero muchos consideran que Sánchez posee la fuerza moral de unirlos -fue compañero de ellos hasta 2019-. Al mismo tiempo, Mazón le da una oportunidad al que fue su relevo y contenta a Génova. No en vano, Sánchez está bien posicionado con el equipo de Núñez Feijóo, que ve con buenos ojos la vuelta del otrora aspirante popular, en su día joven presidente de la Diputación de Alicante y bien posicionado en Madrid de la mano de María Dolores de Cospedal.
El PP siempre ha defendido a sus alcaldes. A casi todos los ha renovado al frente de las listas electorales. Sólo había una excepción: Mutxamel, donde Sebastián Cañadas había pedido no repetir después de muchos años en el cargo. Calp era la única plaza en la que la alcaldesa no estaba ratificada. Este martes fue llamada al despacho del alcalde de Finestrat, Juanfran Pérez, a su vez, coordinador del PPCV. Allí se le comunicó que no querían que repitiera.
Este miércoles compareció para lanzar dos mensajes: el primero, considerarse víctima de una operación como en su día fue la de Casado y Teodoro García-Egea contra Isabel Bonig. El segundo, manifestar que, si hubiera sido hombre, se habría respetado su candidatura. "Si me llamara Manolo, Juan, José o Carlos, seguramente esto no habría pasado, no se habrían atrevido", sentenció. Además, descartó la opción de ir en lista a las Cortes Valencianas como le habían ofrecido.
Como se puede comprobar y leer, no es un relevo natural. El PP apuesta fuerte con el cambio, recupera un activo de la etapa anterior, pero crea un conflicto en Calp que veremos si tiene desgaste o no. Este municipio es una plaza importante para el PP, normalmente con un panorama político muy fragmentado, que podría pasar factura en el pasado a la hora de configurar un equipo de gobierno, máxime con la figura de Ciudadanos -su actual equipo de gobierno- apagándose y con la incógnita del peso futuro que pueda tener Vox.
Por otro lado, es inevitable contemplar una perspectiva más global de las consecuencias de esta decisión dentro del PPCV. Sánchez, aunque siempre ha sido un dirigente extremadamente prudente con sus ambiciones, ha figurado en el pasado como un aspirante a liderar la formación popular en el ámbito autonómico.
Asesor en su día de Francisco Camps y próximo al sector democristiano liderado por Juan Cotino, planteó batalla contra el 'zaplanismo' en Alicante al inicio de su carrera cuando pocos se atrevían a hacerlo. Su ascenso, primero diputado autonómico y después alcalde de Calp y presidente de la Diputación de Alicante, le situaron en una posición interesante para levantar la mano a cotas aún mayores.
No obstante, en 2019 cogió el billete a Madrid como diputado en el Congreso dejando así la política alicantina. Algunas fuentes aseguran que su candidatura en Calp no es incompatible con volver a repetir como parlamentario nacional: o lo que es lo mismo, que su regreso al municipio de La Marina Alta tiene como objetivo el de pacificar la agrupación y maximizar los resultados en las elecciones municipales.
Sin embargo, no son pocos los que ven en el regreso de Sánchez a la política en la Comunitat una intención de reactivarlo para escenarios futuros, especialmente si no se logran los objetivos deseados en las próximas elecciones autonómicas y locales. ¿Podría regresar a la Diputación de Alicante? ¿Quizá erigirse como una alternativa a Mazón en el liderazgo del PPCV si se produce un fracaso en las urnas? Aunque en la actual dirección regional se rechazan estas conjeturas y se considera el regreso de Sánchez un movimiento radicado en "reclutar a los mejores", a nadie escapa que el dirigente popular no es uno más entre los muchos candidatos municipales de la formación de la gaviota.