al otro lado de la colina / OPINIÓN

China Comunista versus Santa Sede

Los grandes cambios, en la Historia también, se producen muchas veces sin grandes alharacas ni mucho ruido; este podría ser el caso del acuerdo entre la República Popular China y la Santa Sede, sobre el que les quiero llamar la atención

29/09/2018 - 

Este pasado 22 de septiembre se firmó un acuerdo histórico entre el país más poblado del mundo, la República Popular China de Xi Jinping con unos 1.400 millones de habitantes, con el mayor líder religioso del mundo el Papa Francesco que cuenta con unos 1.300 millones de fieles (dentro de los casi 2.500 millones de bautizados como cristianos).

Este convenio, denominado por las partes “provisional”, pues éstas se guardan el privilegio de comprobar su ejecución y poder cambiarlo, tiene multitud de derivadas, desde las puramente espirituales, hasta las complicadas y enrevesadas políticas (por ejemplo el hecho de que la iglesia Católica tenga relaciones con Taiwán), pero quizás, viéndolo con perspectiva, pueda transformar a lo largo del tiempo a China esa gran potencia que pudiera ser futuro líder mundial, si no lo remedia Donald Trump con una de sus guerras comerciales “buenas y fáciles de ganar”, y que por otro lado tan buen resultado le están dando.

Respecto al acuerdo en sí se han alzado pocas voces, por el lado de la Dictadura China, como es obvio, ninguna, y por el otro lado, el Católico, la única voz que se ha alzado de forma clara contra él, es la del cardenal Joseph Zen Ze-kiun, antiguo obispo de Hong Kong, que desde hace años lleva insistiendo que un acuerdo, como el que se ha firmado, supondría una traición contra la iglesia. Es por eso que para evitar más discusiones y zanjar el debate, el Papa ha afirmado “Yo soy el responsable del acuerdo con China”. Aunque ya veremos con el tiempo a cuál de las dos partes beneficia o perjudica más, pues es evidente que la Iglesia Católica es una historia de éxito que dura ya 2.000 años y que la República Popular China va a cumplir el año que viene 70 años poniendo fin a una experiencia previa de unos 2.000 años de Imperio Chino, desde la dinastía Qin a la Qing, y todos nosotros seremos testigos de tan importante pulso.

Porque desde la perspectiva del régimen comunista existen, o podrían apreciar, ciertos problemas de cohesión social e ideológica entre sus ciudadanos, o mejor dicho súbditos. Pues para empezar coexisten diferencias socioeconómicas (y por ende político-culturales) dentro del país, mayores casi que las que había en la época de la revolución, entre zonas agrícolas y zonas desarrolladas, antaño costa versus interior; aunque hay que reconocer que en su lucha contra la extrema pobreza ha avanzado extraordinariamente. Otra contrariedad para el sistema es el problema demográfico, creado por la política maltusiana de un solo hijo (por cierto muy criticada, casi en exclusiva, por la misma iglesia Católica) y que ha provocado una descompensación millonaria entre géneros (en favor del masculino, como consecuencia de la terrorífica política abortiva y selectiva de géneros), así como también ha causado la existencia de millones de nacidos ocultados al régimen para eludir las multas (ajenos por tanto al adoctrinamiento marxista-maoísta), esta política de control de natalidad finalmente ha tenido que ser derogada.

A las anteriores desigualdades hay que sumar las diferencias que se aprecian, más aún, en cuestiones de la fe religiosa cristiana, porque los templos de la oficial iglesia patriótica controlados por las autoridades chinas se pueden ver vacíos, según informan diferentes agencias informativas de su aliada Rusia, mientras que la iglesia clandestina, en muchas regiones, está expandiéndose y tiene un gran numero seguidores, que además son muy ferverosos, rebasando los 15 millones, con muchos adeptos entre la juventud y los intelectuales, pues claramente la iglesia Católica les proporciona un entorno de Libertad, recuerden las palabras del Nazareno “la verdad os hará libres”; y es por todo lo anterior por lo que estaría el partido comunista chino interesado en firmar este acuerdo con la Santa Sede, evitar la pérdida de control sobre esos millones de chinos tanto presentes como futuros, pues a cambio de reconocer al obispo de Roma como líder espiritual de los católicos chinos, Pekín se reserva el derecho de preseleccionar a los candidatos para ser consagrados como obispos, y ha logrado finalmente el reconocimiento por el Papa, para los 7 obispos excomulgados de la “Iglesia patriótica”.

Esta intervención política en asuntos de la iglesia es lo que ha causado, las discrepancias en el mundo Católico, sobre todo anglosajón (el cardenal Joseph Zen es un ejemplo), porque esta figura, el llamado Regalismo, es más conocida en el mundo hispano, pues recordemos que en la Monarquía Hispana, sus Majestades Católicas, ostentaban el Patronato Regio sobre la Iglesia en las Indias, que con ocasión del Concordato de 1753 se transformó en Patronato Universal, llegando casi hasta nuestros días (siglo XX), eso sí de forma matizada, por el artículo 7 del Concordato de España y la Santa Sede de 1953, por el cual, el Jefe del Estado se reservaba el derecho de preseleccionar a los futuros Arzobispos y Obispos, el llamado privilegio de presentación, y eso no impidió los buenos servicios que dio la Iglesia en la Transición española, ayudando a la convivencia y a la moderación, y por eso tengo una visión optimista de los efectos del acuerdo sobre China.

Y hablando de China y control de millones de personas, no puedo evitar rememorar que el buscador de Google (por qué será) acaba de cumplir este pasado jueves 20 años, pero en China lo celebraran mucho menos que en el resto del mundo, donde es el principal buscador, pues en el gigante chino los grandes no son Google, Amazon o Youtube, etc, allí quien marca los tiempos son empresas chinas como Baidu (principal motor de búsqueda en internet en lugar de Google), Alibaba (el único comprador online que le puede hacer frente a Amazon) o Tencent (gran proveedor de Internet y telefonía móvil), porque recuerden que en aquel país el Gran Hermano que todo lo controla y todo lo vigila existe, es la materialización de 1984 de George Orwell. Esperemos que el nuevo Imperio Chino, en forma de Republica Popular, no lidere el mundo e imponga por tanto sus usos y costumbres.

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