VALÈNCIA. Se dice que los murciélagos vienen del orden chiroptera, que a su vez viene del griego “mano alada”. Los conocidos como quirópteros son esos animales que se defienden perfectamente en la noche pero mamá murciélago les tiene que enseñar a volar. En el mundo de la noche de Spook ha nacido una incubadora para las crías de la discoteca, sus murciélagos bebés que volarán alto en un futuro cercano: Chiroptera. Esta iniciativa, capitaneada por Xoel Gómez, pretende impulsar el arte en València buscando el diálogo entre la producción artística de los emergentes con el espacio de ocio nocturno de Spook.
La incubadora de talento pretende introducir en el mundo de la noche performances e intervenciones artísticas en un espacio poco convencional como puede ser una discoteca. Este diálogo entre arte emergente y el espacio busca que se encuentre la producción artística con el ambiente nocturno, llenándola de danza, happening, instalaciones y performances que se presentan al público en algún momento de la noche, sin interrumpir la programación general. López es el encargado de buscar las crías de murciélago que se quieran enfrentar a este reto de añadirle a la noche una "capa de arte".
“Al final lo que buscamos es crear una nueva experiencia en la discoteca. Los artistas tienen que adaptarse a un espacio que no les resulta nada conocido, y eso les da una capa clave de aprendizaje”. A esto se le suma que, para los espectadores, aún es una sorpresa en mitad de la noche, ya que no se corta el ritmo de esta: “No se anuncian horarios y la actuación va acorde con la música que esté sonando en el momento. Lo más complicado sería adaptar la sala para que cada artista esté cómodo, pero Spook nos da todas las herramientas”.
La plataforma que emerge del centro de la sala del DJ principal se convierte en un escenario improvisado para las crías de murciélago, que tienen que adaptar su show en base a lo que sucede a su alrededor. Parte del trabajo de Xoel es comprender cómo se pueden adaptar los proyectos a la sala y viceversa; tienen que ser cosas factibles y que funcionen: “Yo lo que pretendo es que los artistas lleguen y hagan su trabajo rodado, darles todas las herramientas posibles y facilidades para que no se lleven un chasco”, explica el líder del proyecto.
En el caso de la actuación de Noelia Antúnez tenía que hablar sobre la herencia emocional y el afecto a través de una actuación en la que se “cose” a sí misma y se rocía con sangre, algo que se tiene que vislumbrar y entender bajo los focos de la noche. La obra, que fue su examen de performance, emplea metáforas visuales de cómo se siente una persona en una relación negativa: “Hablo de cómo ata esta relación y de las heridas, pero para mí el reto real es hacerlo en una discoteca. Cambié la sangre por líquido luminiscente y cosía mi cuerpo para crear una imagen de atadura”, explica la artista.
Pero… ¿Cómo se puede hablar de algo tan puro con el barullo de la sala? Al final para Noelia la fiesta es parte de su respuesta, ya que su generación usa la fiesta para “deshinibirse” y dejar de pensar en los problemas un rato. A pesar de presentar una obra puramente emocional sabe que no va a tener la atención total del público, pero trabaja con el espacio para adaptarse: “Tienes que trabajar con las connotaciones del espacio, yo supuestamente actuaba una noche en la que la música era más tranquila pero al final no. No puedo bailar a lo loco porque hablo de algo íntimo, pero ese contraste y contradicción añade mucho a la performance en sí”.
Desde la tarima, y con muy poca luz, veía las caras de la gente sorprendida con lo que estaba haciendo, algo que al bajar de su “escenario improvisado” se tradujo en felicitaciones por su trabajo: “Fue mi primera vez en Spook y fue increíble, había hecho pruebas en mi casa de como hacerlo pero al final el espacio siempre te obliga a cambiar las cosas. Son cosas del directo y vamos improvisando sobre la marcha, al final es parte de nuestro trabajo”, explica orgullosa. “Para mí la palabra que asocio con esto es aprendizaje, nunca va a salir todo como te imaginas pero es un gusto haber podido exponerme así”.
Intervención de Kevin Prieto
El juego también se desarrolla fuera de la discoteca. A mediados de julio, desde Chiroptera montaron una instalación en el jardín de Spook de la mano del artista multidisciplinar Kevin Prieto, quien en su proyecto estudia la fagotización llevada a cabo por el sistema a través de la cultura underground. Su obra, estilo Pop Art, representa la cultura de masas y el BDSM como contraparte más underground. Plantó unas tiendas tipi a las afueras de la discoteca, en una acción bajo el nombre Ríndeme Culto, en las que invitaba a las personas que se acercaran a estas para invervenirlas: “La gente intervenía con rotuladores, como si se tratara de la puerta de un baño.
Confiesa el artista que la obra evolucionó mucho desde que la presentó a PAM hasta que ha llegado a Spook: “En el PAM era solo un glory hole en el que los espectadores miraban a través del agujero, pero en Spook la gracia era que la gente interviniera en la pieza. Había reacciones de todo tipo, las personas se acercaban con los rotuladores Posca a jugar con la obra como si fueran los baños de una discoteca. Cuando fui a recogerla pude ver los graffitis y las frases de la gente, y aprendí bastante de lo que dejaron escrito”. Probablemente los artistas del mundo de la noche no supieran que las frases que Kevin había dejado anotadas en las tiendas fueran de películas como La Haine o de autores como Guy Debord, pero a sus líneas cultas como “Le monde est à nous?” o “Le plaisir human est anarchique?” le siguieron todo tipo de respuestas que enriquecieron su trabajo.
Tanto Kevin como Noelia han podido vivir en sus carnes la experiencia de adaptar su obra a un espacio nada predecible. Un lugar oscuro en el que desde que se pone el sol hasta que sale el ambiente se inunda de techno, arte y todo tipo de criaturas de la noche. Gracias a Chiroptera aprenden a volar más seguros de sí mismos, pendientes del murciélago madre que vive en el logo de Spook y que les ha visto crecer.