VALÈNCIA. Dos webcams, las cámaras del móvil enfocando desde otro ángulo y ¡a grabar! No se necesita más para poner en marcha una historia de ciencia-ficción distópica. O al menos esto le ha bastado a Manuel Valls para armar Extra Life, una web-serie que lleva cinco episodios ya publicados cinco episodios. La serie es la enésima propuesta hecha desde el confinamiento, que sin embargo, el dramaturgo y cineasta, ha puesto a punto con un elenco bien conocido por el público local: Pilar Martínez, Juan Carlos Garés, Sara Vallés, Pilu Fontán, Alberto Baño, Vicent Pastor, Leo de Bari, Iria Márquez, Jona García, Jero Cornelles o el propio Valls.
La historia empezó a fraguarse cuando, durante el confinamiento: "Yo preparaba una gira y varios proyectos y la cuarentena lo paró todo. El primer mes no pude hacer nada, pero después, como otros muchos creadores, no podía dejar de pensar en ideas que desarrollar aunque fuera en precario", explica el creador a este diario. En precario es la clave de este proyecto: Valls escribe, produce y dirige, dos actores o actrices, dos móviles y una videollamada. 10 minutos por capítulo, una conversación en tiempo real. Sin iluminación, sin un buen sonido, sólo la interpretación.
Tras cinco episodios, y gracias a la buena acogida del proyecto, la trama se está desarrollando y seguirá a pesar de la desescalada. El público se ha enganchado. Incluso algunas plataformas están estudiando una posible adaptación, según explica el autor.
"Extra Life no es una serie que trata sobre la reclusión durante la pandemia. Nuestro universo se traslada a una sociedad apocalíptica en la que única manera de sobrevivir es participar en diferentes juegos que te llevan a ocupar diferentes niveles en la sociedad", reza la sinopsis del proyecto. Y añade: "Una comedia dramática que aprovecha el humor para dejarte la sonrisa helada en los labios. Una historia de ficción apocalíptica que retrata a unos seres humanos que bien podríamos ser muchos de nosotros".
Ni trajes espaciales ni viajes intergalácticos, Extra life tiene más que ver con las distopías cercanas que plantean las series de ficción actuales. Sin medios, más allá de lo dispuesto en cada casa del reparto, la historia toma la iniciativa. "Ha sido tal lo casero, que yo ni siquiera podía estar en la videollamada para ver cómo iba. Ensayaba con los actores y actrices, pero eran luego ellos los que, solos, se grababan y me enviaban el archivo para que les diera el ok", explica Valls.
¿Las claves para que este proyecto este funcionando y pueda mirar más allá del confinamiento? Su creador señala dos: por un lado, a pesar de ambientarlo en el presente distópico o el pasado, los episodios no dejan de tratar temas universales como los problemas de parejas o las relaciones materno-filiales. Por otro, "tenemos en nuestro imaginario tal cantidad de películas, de monstruos, de mundos posibles, que ni siquiera hace falta mostrarlo en la cámara para que la gente se lo pueda imaginar".
La historia seguirá ahora su curso. Valls prevé, al menos, diez capítulos más, y desde el cuarto ha dejado de ser una antología para contar una trama que acabará siendo una lucha entre el bien y el mal en el marco del juego. Su intención es mover la idea para poder adaptarla y regrabrarla con un formato más profesional y para una plataforma o televisión.