VALÈNCIA. En 2023, el director Guillermo Galoe estrenó el cortometraje Aunque es de noche, que además fue galardonado con el Goya dentro de esta categoría. El trabajo tenía la particularidad de haber sido rodado en la Cañada Real con actores naturales y trataba de poner de relieve los problemas derivados de la falta de recursos y los cortes de suministro en la zona. 

El cortometraje, que fue presentado en el Festival de Cannes, sirvió como germen de desarrollo para Ciudad sin sueño, al que el autor le ha dedicado seis años de trabajo, conviviendo con la comunidad que conforma este asentamiento situado a unos 25 kilómetros del centro de Madrid. Su objetivo era comprender en profundidad los miedos, frustraciones y estrategias de supervivencia de quienes viven en condiciones de marginalidad y exclusión social. Pero, sobre todo, hacerlo desde un punto de vista humano en el que destacara la comprensión de la otredad sin juicios morales. 

La trama de la película se centra en la vida de un chico de 13 años que se enfrenta a la inminente llegada de una orden de desalojo, lo que provoca el desmoronamiento de su mundo (y su familia). En este contexto de desaparición, tanto física como casi existencial, el joven también descubrirá que su mejor amigo está a punto de abandonar la Cañada para migrar a otro lugar. 

Así, el personaje de Toni, observará el conflicto generacional entre el deseo de sus padres de acceder a una vivienda protegida y la resistencia de su abuelo, último representante de una estirpe que se considera libre a pesar de las adversidades.

El planteamiento narrativo mantiene la línea del trabajo previo de Galoe, quien ha optado por situar en el centro de la historia a dos preadolescentes, alejándose así de los adultos y evitando que la mirada de los protagonistas esté contaminada por la tristeza o el cinismo.

El director ha manifestado en varias ocasiones su intención de dignificar a los personajes y plasmar sus tradiciones desde una perspectiva que oscila entre el realismo y la poesía, sin caer en el paternalismo ni en una visión ‘miserabilista’. Su objetivo, siempre ha sido acercarse a la intimidad de personas reales, no de personajes ficticios, y mostrar que, incluso en la oscuridad, es posible encontrar luz. 

Lejos de limitarse a un retrato social, Ciudad sin sueño explora la noción de frontera en múltiples dimensiones: la de la ciudad, la de la vida digna y la de aquello que puede o debe ser contado. Tradicionalmente, el límite se ha interpretado como una barrera negativa, una línea que separa lo comprensible de lo opinable, lo significativo de lo que carece de sentido. Sin embargo, la película de Galoe propone una inversión de este planteamiento, presentando el límite no como un muro, sino como una puerta de acceso a la justicia y la dignidad. Así, la cinta se convierte en un relato de frontera que desafía las convenciones y reivindica la voz de quienes habitan en los márgenes.