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Colin Arthur, el 'padre' del dragón de 'La historia interminable': "Somos la pesadilla de los directores"

  • Colin Arthur creando a Falkor en el 1989

VALÈNCIA. En 1984 se estrenó en cines de todo el mundo La historia interminable, la adaptación al cine de la novela homónima del alemán Michael Ende, publicada por primera vez en 1979. Una historia de fantasía y amistad que se centra en la vida de Bastian, un niño que se ve inmerso en una increíble aventura al leer un libro prohibido que le lleva a un mundo fantástico en el que todo es posible. Un relato en el que, entre todos los seres fantásticos que se retratan, destaca un enorme dragón blanco llamado Fújur -Falkor, para los americanos- que se roba todas las miradas. 

  • Colin Arthur con Falkor de La historia interminable -

Su forma y su cuerpo, tan grande como complejo y achuchable, es obra del especialista en efectos especiales y cineasta británico Colin Arthur. Su creación, hace más de cuarenta años, supuso un antes y un después para el cine y para el universo de los efectos especiales. Su ‘padre’, Arthur, ha desvelado todos sus secretos en el marco del Festival Internacional de Cine Infantil de València (FICIV), en el que ha recibido el Premio Internacional del Festival, además de ofrecer una Masterclass de animación -el 6 de octubre- en el Ateneo Mercantil de València. 

 

Antes de volver a su hogar en Escocia, Arthur conversó con este diario sobre los tejemanejes tras este enorme dragón blanco, además de desvelar algunos detalles de otros proyectos emblemáticos de su carrera como la creación de la enorme boa de Conan el Bárbaro y su participación en películas como El resplandor, trabajando con la sangre falsa de la película; 2001: Una odisea del espacio, elaborando las máscaras de los simios y de algunas películas españolas como La piel que habito de Pedro Almodóvar o Abre los ojos de Alejandro Amenábar. 

  • Colin Arthur durante el rodaje de Abre los ojos -

Aunque como sucede en el cine, para comprender el final hay que empezar desde el principio. La obra de Arthur no sería la que es sin su madre, una artífice y escultora que animaría a Arthur a dedicarse casi de lleno a la escultura que le llevaría a su primer trabajo en el Museo Madame Tussauds de Londres. Allí aprendió todo lo que un buen escultor necesita para dar el salto a la gran pantalla: “La creación es algo que llevo en la sangre. Para hacer cine necesitas comprender cómo crear con las manos y atender a lo que te pide el director mientras dejas volar tu lado más creativo”. 

 

“Cuando empecé a trabajar en la industria se estaba empezando a valorar el uso de efectos especiales para contar historias fantásticas y transportar al espectador a una nueva realidad. Para mí este trabajo tan complejo empieza por tratar a los efectos especiales como un actor más y situarlo dentro del relato”. Tal y como lo explica Arthur esto mismo fue lo que pasó con su emblemático dragón Falkor, que curiosamente se empezó a construir sin la presencia del director de La historia interminable: Wolfgang Petersen.

 

“Habíamos trabajado en algunos modelos para crear los caracoles que se pueden ver en la película, pero no teníamos el sí definitivo para crear al dragón. Durante casi medio año estuvimos trabajando en crearlo sin la presencia del director, pero empleando el modelo del caracol pudimos amplificarlo para crear a este personaje. 

 

“La creación de Falkor fue solo una continuación de un personaje que no tenía ni diálogo ni excesivo movimiento”. Una propuesta que funcionó de maravilla gracias a la confianza de Petersen en Arthur y su equipo, a quienes les dejó trabajar por libre para dar vida a los seres fantásticos que se pueden ver “esculpidos” en la película. 

  • Colin Arthur Rodando Conan el Bárbaro -

“Estoy seguro de que los creativos somos la pesadilla de los directores porque somos muy cabezotas, pero si nos escuchan pueden ganar mucho a la hora de contar sus historias. Cuando Wolfgang Petersen vio al dragón, tardó solo unos instantes en decir que todo estaba en orden y que podíamos seguir adelante, si no habría sido una ruina”, destaca el creador de este emblemático personaje. 

 

Sobre sus grandes referentes destaca al técnico en efectos especiales y productor estadounidense Ray Harryhausen -con el que trabajó en Simbad y la princesa- y a su madre, que le enseñó el valor del trabajo artesanal a la hora de crear nuevos personajes. Arthur destaca que las enseñanzas de estos dos grandes maestros se han visto reflejadas siempre en cualquiera de sus obras, incluso hasta en los efectos especiales más complejos en los que ha trabajado. 

  • Colin Arthur durante el rodaje de Abre los ojos -

Recordando su labor en la película Abre los ojos, en la que trabaja en la máscara de César, el protagonista de la película que tiene la cara desfigurada debido a un terrible accidente de coche, recuerda la total confianza de Amenábar en sus procesos. “Era un trabajo muy complicado en el que teníamos que generar una pieza extremadamente realista. No es lo mismo trabajar con seres fantásticos y darte libertad creativa con los personajes que trabajar con seres humanos y contar su historia con crudeza. Aunque sin mis primeros trabajos no habría sido capaz de hacerlo”.

 

Colin Arthur, con 82 años de edad, celebra también la era dorada en la que los efectos especiales se valoraban por su calidad artesanal. Desde el presente mira atemorizado como muchas empresas intentan sustituir el trabajo de los de su gremio por Inteligencia Artificial. Está a favor de su uso siempre y cuando no se reemplace la calidad humana, y comprende que cada vez es más difícil impresionar al público con algo nuevo, aunque sabe que “el cine es el arte del asombro por excelencia” del que está más que feliz de haber formado parte durante más de la mitad de su vida. 

  • Colin Arthur junto a su mentora, su madre -
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