Cine

¿Y TÚ QUÉ MIRAS?

El NO-DO y la necesidad de mirar el pasado

VALÈNCIA. Entre enero de 1943 y noviembre de 1975 todas las salas de cine de España tenían la obligación de proyectar el Noticiario Cinematográfico Español, el famoso NO-DO. Ya sin esa obligatoriedad, el NO-DO continuó existiendo hasta 1981, seis años después de la muerte del dictador. El archivo con todo lo emitido, lo no emitido y otros materiales vinculados a la producción del noticiario están conservados y catalogados en el Centro de Conservación y Restauración (CCR) de la Filmoteca Española, y disponibles online en el portal de RTVE dedicado a Filmoteca, donde usted puede buscar por diversos ítems y ver, por ejemplo, qué noticias vinculadas a València se realizaron en 1952. Un archivo valiosísimo e impresionante.

El NO-DO nació con estas premisas, según la orden ministerial que establece su creación: 

“Art. 1. A partir del día primero de enero de 1943 no podrá editarse en España, sus posesiones y colonias, ningún noticiario cinematográfico ni documental de este tipo, que no sea el Noticiario Cinematográfica Español «No-Do».

Art. 3.° A partir de esta misma fecha, ningún operador cinematográfico que no pertenezca a la entidad Noticiarios y Documentales Cinematográficos «No-Do», o que trabaje debidamente autorizado por éste, podrá obtener reportajes cinematográficos bajo pretexto alguno. Igualmente ningún laboratorio podrá manipular película cinematográfica de este tipo que no haya sido rodada por los operadores autorizados anteriormente, debiendo dar cuenta inmediata á la entidad Noticiarios Documentales Cinematográficos «No-Do» de cualquier encargo que se le hiciera en otro sentido”.

Esto es, un monopolio ab-so-lu-to de la información y un control férreo sobre cualquier imagen informativa producida en nuestro país. Conviene recordar que las salas de cine eran los únicos espacios existentes para acceder a cualquier producción audiovisual, puesto que la televisión comenzó sus emisiones en España en octubre de 1956, pero su presencia en los hogares no se normaliza hasta bien entrados los años sesenta. Y, por supuesto, la información que TVE ofrecía era la misma y con el mismo sesgo que el NO-DO. 

Pero, por mucho que se trate de una ingente colección compuesta de miles de horas filmadas a mayor gloria de un dictador y su violenta y despreciable visión del mundo, ahí está nuestro pasado, en lo que muestra y en lo que no muestra. Y de todos sus fondos, Los archivos secretos del NO-DO, el programa de TVE que comenzó su emisión hace unas semanas, ha fijado su atención en los reportajes que no se emitieron, conservados en más de 6000 rollos de película, para preguntarse por qué nunca vieron la luz. Los reportajes no emitidos son de todo tipo: cacerías de Franco, Carmen Polo de visita en Lisboa, la llegada de los Beatles, el estreno de la película El Cid, fiestas y celebraciones, etc. Y es interesantísimo el ejercicio de revisar el pasado más reciente a través de esas imágenes ocultadas. El resultado final es una mirada a los largos años de la dictadura franquista y la disección de sus aspectos sociales, políticos y culturales.

Cada capítulo de este excelente programa selecciona cuatro o cinco rollos de temáticas muy variadas para ver qué contienen, junto con historiadores y personas expertas (unas más que otras, todo hay que decirlo) que analizan las imágenes y especulan sobre las razones de su omisión. Esas conjeturas pueden acertar o no con lo que sucedió, y quizá algunos reportajes no se emitieron por fallos técnicos o porque simplemente ya era muy largo el noticiario y no cabía, pero lo cierto es que el análisis de las imágenes cuenta otras cosas y arroja luz sobre nuestro pasado reciente

Y es que la realidad se cuela por todas partes, aunque haya una dictadura fascista con un control estricto de los temas y la producción y lo filmado entre, a priori, en aquello que el régimen permite o promueve. Así, en un reportaje sobre la vuelta de inmigrantes españoles que abrazan a sus familias al bajar del tren, los rostros, las lágrimas, las ropas, los gestos revelan sin lugar a dudas que esa inmigración era un fracaso del régimen y su cacareada prosperidad: esa gente había salido de su país por necesidad, acuciada por la pobreza y la miseria. No hay modo de esconder eso en lo que estamos viendo. Quizá por ello esa noticia nunca se emitió y sí se emitían piezas sobre inmigrantes trabajando con alegría y tesón en Alemania. La pura imagen de esas familias abrazándose y llorando constituye un implacable contrarrelato de aquello que oficialmente se vendía a la ciudadanía.

Volvemos a sentir algo parecido en el reportaje sobre las Cátedras ambulantes de la Sección femenina, en el que vemos a un grupo de mujeres de la organización falangista llegar a una localidad rural para llevar a cabo, bajo la forma de actividades culturales y educativas, la labor de adoctrinamiento que tenía encomendada. ¿Qué puede haber aquí que suponga su no emisión? ¿Hay algo más oficial que esto? Barruntamos que el motivo está en el brutal contraste entre esas jóvenes saludables y pulcaras, ataviadas con impecables camisas blancas y peinados perfectos, y los habitantes del entorno rural, con sus modestísimas ropas, a veces incluso raídas, y sus rostros y sus pieles aún más gastadas, fruto del duro trabajo agrario y de la miseria y la precariedad. No hay forma de borrar algunas huellas y no queda bonito ver eso en el NO-DO, entre inauguraciones de pantanos y las exhibiciones de caridad de las clases altas.

Un valor añadido del programa es que la selección de cada reportaje se acompaña con la descripción de alguno de los muchos, minuciosos y especializados trabajos de conservación y recuperación que se llevan a cabo en un archivo cinematográfico. Es un precioso ejemplo de la utilidad o, mejor, la necesidad de los archivos y su papel en el presente. Iba a añadir que, como trabajadora de una filmoteca (la de València), me siento especialmente agradecida por ello, porque es un terreno muy desconocido en general y, desgraciadamente, muy poco valorado desde la propia administración y los poderes públicos, pero creo que hay que agradecerlo trabajes donde trabajes, porque la protección del patrimonio audiovisual es algo que nos concierne a toda la ciudadanía. 

Los archivos secretos del NO-DO permite que esto se entienda a la perfección porque nos obliga a ver, a fijarnos en lo filmado, a hacer un ejercicio que solo es posible a través de la mirada: todo pasa en y por la imagen, convertida en una grieta por la que se cuela la realidad. 

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