VALÈNCIA. El próximo 22 de diciembre, Vientres de arena se proyectará en la Sala SGAE Centre Cultural de Valencia a las 18:00h, en un pase de entrada libre hasta completar aforo, junto al cortometraje Pálpito. La proyección irá acompañada de un coloquio posterior con el codirector Álvaro Montes, que compartirá con el público las claves del proceso de investigación y el contexto social que atraviesa el documental.  

El cortometraje documental Vientres de arena, producido por Cárabo Producciones y Shift Dif S.L. y distribuido por Digital 104 Film Distribution, inicia su campaña hacia los Premios Goya 2026 en la categoría de Mejor Cortometraje Documental. Lo hace tras un recorrido marcado por su impacto social y por un episodio de silenciamiento institucional que ha acompañado al film desde su estreno, pese al apoyo de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Jaén y del Ayuntamiento de Mancha Real.

En 2024, la película fue reconocida como Mejor Documental en el certamen audiovisual del World Food Forum, impulsado por la FAO, pero su presencia fue retirada de toda comunicación pública pocos días antes del evento. Fuentes internas del organismo atribuyeron la decisión a presiones diplomáticas de Marruecos, por el tema del film. El equipo nunca recibió explicación.

Vientres de arena aborda una realidad apenas visible incluso dentro del relato del Sáhara Occidental: la de las personas celíacas que viven en los campamentos de refugiados de Tinduf, donde más de 170.000 saharauis dependen desde hace casi cinco décadas de la ayuda humanitaria. En ese entorno, la celiaquía —una enfermedad que exige una alimentación específica y productos sin gluten— se convierte en un obstáculo diario para la supervivencia.

La película está dirigida por los hermanos Pablo y Álvaro Montes Sánchez, periodista y antropólogo con una trayectoria vinculada a la defensa de los derechos humanos en contextos de vulnerabilidad, como es el caso de los campamentos de refugiados saharauis. Ambos ya habían trabajado juntos en proyectos documentales como el largometraje Sobre vivir, y llevan años investigando y cubriendo el conflicto desde España y desde el terreno. Su aproximación parte de contactos directos con asociaciones pro-saharauis y con organizaciones que operan en los campamentos. Originarios de Granada y muy ligados a la provincia de Jaén, donde han desarrollado buena parte de su vida y trabajo —en concreto, Pablo en Úbeda y Baeza—, su mirada está profundamente conectada con el tejido asociativo andaluz que trabaja en torno al Sáhara.

El rodaje en Tinduf se realizó con un equipo mínimo y un presupuesto muy reducido, condicionado por ventiscas, restricciones de movimiento y la requisa temporal de parte del material en la aduana argelina. La convivencia con una familia saharaui marcó el enfoque íntimo del film y permitió retratar no solo la falta de alimentos sin gluten, sino también el día a día en un territorio sometido a una crisis humanitaria crónica.

El caso de Vientres de arena llega en un momento en el que el conflicto saharaui vuelve a tensarse y en el que persiste la falta de avances en las resoluciones internacionales. Para los directores, el objetivo de la campaña hacia los Goya es doble: dar visibilidad a una crisis humanitaria prolongada y situar en el debate público un aspecto del conflicto prácticamente desconocido. “La población refugiada no tiene autonomía ni voto, pero sí tiene voz. Este documental intenta que vuelva a escucharse”, señalan.

A pesar de las presiones, el documental ha mantenido su recorrido, acumulando más de quince nominaciones y cuatro premios en festivales nacionales e internacionales. Su llegada a la lista de candidatos a los Premios Goya refuerza un proyecto independiente levantado con mínimos recursos y sostenido por un equipo que ha trabajado con la única intención de visibilizar una historia que rara vez ocupa espacio en la conversación pública.