VALÈNCIA. "Preguntas a la gente y nadie sabe que hay 40 barcos hundidos en las costas de València", afirma Simón Fariza, co-director del documental Espías del Káiser. Submarinos en las costas valencianas, que se estrena hoy en la Sala SGAE de València. La frase resume la motivación del proyecto: sacar a la luz un episodio olvidado de la Primera Guerra Mundial, cuando el submarino alemán U-64 patrulló aguas del Mediterráneo español y hundió decenas de embarcaciones aliadas. Los restos de esos naufragios, apenas conocidos por el gran público, forman hoy parte del Patrimonio Cultural Subacuático protegido por la UNESCO.
El documental, dirigido y guionizado por Fariza y el arqueólogo Lucas Sáez, nace de una investigación que este último ha desarrollado durante años. El trabajo académico de Sáez aportaba el rigor documental necesario, pero carecía del componente visual. "La información clave estaba toda en libros, y visualmente no había nada. Entonces tuvimos que empezar de cero en materia visual, porque si no iba a ser aburridísimo", resume Fariza sobre el proceso de producción.
La película reconstruye las incursiones del U-64 en el litoral valenciano a partir de documentos, prensa de época y las memorias del comandante Robert Morath. Estos diarios, escritos en alemán gótico y nunca antes traducidos, ofrecen una visión personal del conflicto. "Nos está dando una imagen de la Armada Imperial Alemana como un ejército honroso, caballero… Obviamente entendemos que esto no era tan verídico, pero nos está dando una perspectiva personal muy interesante", apunta Sáez. Aunque leídas con cautela, las memorias constituyen una fuente primaria rara y valiosa dentro del campo de la arqueología del siglo XX.
Uno de los episodios centrales es el hundimiento del SS Coila, frente a Canet d’en Berenguer, el 14 de diciembre de 1917. El caso no solo es paradigmático por su cercanía geográfica, sino por lo que sugiere: “Si le disparó por el lado de babor, el submarino tendría que estar ubicado por necesidad en aguas territoriales españolas. Es una posibilidad que dejamos en el documental abierta”, explica Sáez. La neutralidad de España durante la Gran Guerra y la ambigüedad diplomática de la época permiten entrever que los ataques del U-64 pudieron producirse desde posiciones técnicamente prohibidas.
Más allá del rescate histórico, el documental introduce una dimensión política: la necesidad de proteger un patrimonio invisible. “Este patrimonio está condenado a desaparecer”, advierte Sáez. Los pecios de acero, construidos con aleaciones del siglo XIX, sufren la erosión continua del mar. “No es un drama que desaparezca, pero a la vez sí que lo es. Estos pecios al final son piezas de un puzzle. Ahora mismo nosotros les hacemos preguntas y si puede, el material nos las responde». En este sentido, Espías del Káiser busca también ser una herramienta de sensibilización, una forma de “documentar con el mayor detalle posible, para las generaciones que vengan después”.
La película, financiada por el Institut Valencià de Cultura (IVC) y respaldada por la UNESCO, incluye entrevistas con especialistas como el arqueólogo José Pérez Ballester, el director del Vilamuseu Antonio Espinosa, el documentalista submarino Josep Maria Castellví o el experto Edouard Planche, entre otros. Su testimonio completa la mirada múltiple sobre un episodio que obliga a reconsiderar el relato oficial de la neutralidad española durante la Gran Guerra.
El proyecto podría no quedarse aquí. La abundancia de materiales sobre otros submarinos, o incluso sobre operaciones de espionaje en la costa mediterránea, abre la puerta a futuras entregas. Pero la primera parada era València, donde los ecos de la guerra aún resuenan bajo el agua. "Tenemos un tesoro al lado", insiste Fariza. Y hasta ahora, pocos lo sabían.