Es el director del momento. Quien siga un poco la actualidad cinematográfica habrá oído hablar de la última película de Oliver Laxe. Sirat, tras ganar el premio del jurado en Cannes, está arrasando en la taquilla tras estrenarse el pasado 6 de junio. Ya ha conseguido rebasar el millón de euros de recaudación y se encuentra en el top 5 de películas más vistas, compitiendo con transatlánticos como Lilo y Stich o Misión Imposible.
¿Cómo estáis? ¿Cómo estáis viviendo la acogida del público de la película?
Bueno, pues muy contento, sobre todo porque la película conecta con el público y lo hace de una manera muy profunda. Son muchos años de curro, pensando en el público y pensando en la mejor manera de cuidar el público. La gente sale agitada del cine, pero creo que secretamente sabe que hay cuidados ahí. Me parece que está siendo bonito, sí.
He leído en alguna crítica analizando la película, que no es para todo el público, o para todos los públicos, pero estos datos que estamos comentando lo desmienten un poco. Está gustando a muchísima gente.
Creo que a nivel de crítica también. Es normal que haya gente a la que no le guste. Ver una película depende cómo la disfrutas, qué día vas al cine… Es normal que haya críticas, pero creo que en general es bastante unánime la crítica a favor también. Y muy transversal, que es a mí lo que me gusta. Es decir, es lo que he intentado toda mi carrera. No es una peli para cinéfilos, ni una peli popular, sino que es una peli que junta públicos diferentes.
La vi como espectador normal, no en un pase de prensa ni nada parecido, que muchas veces distorsiona un poco la experiencia de lo que es ir al cine.
Sí, porque muchos de los críticos ven mucho el cine con la cabeza, les cuesta abandonarse. No hablo de todos, pero a muchos les pasa. Están como siempre pensando. Es normal, porque tienen que escribir, entonces están como pensando, comparando…
¿De dónde surge esta idea? Se dan muchos elementos muy particulares. El desierto, una rave... ¿De dónde sale todo esto y por qué una rave para enmarcar toda esta historia?
Yo he vivido 10 años en Marruecos y en esta peli se juntan muchos universos míos y el que conoce un poco mi cine pues ve la lógica.Todas mis películas siempre han sido en espacios límite, he filmado mucho en Marruecos. No sé, a mí a veces me gusta mucho bailar, me gusta la música electrónica, me gusta la música tecno, me gusta el Corán, me gusta...
He tratado de asumirme un poco. Me gusta el cine popular, las pelis de aventuras, al mismo tiempo me gusta la trascendencia, tengo mi práctica espiritual. Yo, sobre todo, lo que intento es meditar un poco la muerte. Y no lo hago suficientemente y como tengo una vida bastante alejada de ella, y un poco la mayoría de nosotros, pues bueno, a veces creo que el cine o el arte es un espacio donde vivir cosas fuertes que no vives en tu cotidianeidad.
El cine es un juego de espejos tan fuerte, te identificas con tanta fuerza con los personajes… Creo que es un sitio que te puede ayudar a mirar adentro, a mirar muy profundamente dentro de ti como espectador. Y es un poco lo que he intentado, que el espectador mire dentro de sí. No es fácil, no nos gusta, nos estamos escapando todo el rato de ello, pero bueno, creo que lo estamos un poco consiguiendo. Remueve la peli, porque insisto, es que mirar adentro a veces no dan ganas, pero es necesario.

- Oliver Laxe durante el rodaje. -
- Foto: Quim Vives
Creo que el montaje además es espectacular, porque decías un poco que se juntan todos tus universos en esta película. La música, además, por momentos, es casi un personaje más. O sea, tiene un papel muy potente en el discurrir, en cómo te va guiando la historia.
Sí, bueno, me he dado cuenta de que, al final, haciendo esta peli, ya con Lo que arde, también me lo pasé bien con la música. Me he dado cuenta de que soy un poco músico. Y bueno, he sabido escoger a un muy buen músico, Kangding Ray, y ha sido un buen viaje.
Yo creo que, bueno, soy un cineasta de la imagen, me gusta la sensorialidad de la imagen, tengo que invitar al espectador a un viaje sensorial. Y creo que la música hace parte de ello. Sobre todo, en esta película, que es una película de aventuras, como esas que hemos visto toda nuestra vida. Al mismo tiempo hay un momento en el que ese viaje físico que tienen los personajes, que atraviesan montañas, ríos, tienen pruebas, vicisitudes, parece como que si fuera una aventura metafísica. Es como si ese viaje lo hicieran en varias dimensiones.
Y para eso es muy importante la música, para hacernos sentir que ese viaje es un viaje astral, que es un viaje en el ser, es un viaje en el cielo. La música electrónica, además, genera bastante abstracción. Tú no sabes el origen de la música electrónica. No viene de un instrumento, no viene del cuerpo humano. Por lo tanto, es mucho más fácil evocar ese sonido del universo.
La elección de una rave como escenario, como punto de partida, ¿va un poco por ahí, por esto que me estás contando ahora?
Es una cultura con la que he tenido mi relación. Hay vasos comunicantes también ahí, generacionales. Hay algo con lo que me identifico. Hay una cosa que me gusta mucho de la rave es que no hay DJ. Es decir, no se ve el DJ. No hay esta idealización del artista genio, este rollo un poco de la cultura de club. Ellos están bailando y mirando hacia adentro. No te despistas. Y es curioso porque miran hacia adentro. Es un baile como cuando bailas música electrónica. Bailas solo, no te has pegado a nadie. Pero curiosamente hay como una pequeña comunión energética en esa pista de baile. Es como si hubiera un vínculo entre todos los que están ahí.
Y fíjate, es muy curioso. Es lo mismo que pasa en el cine. Por eso yo invito a la gente a que vuelva al cine. Que no olvidemos ir al cine. Porque es que tú allí estás solo, en el negro, viendo una peli. Pero hay una energía ahí que se comparte con la gente con la que estás. Y hace que ese pase sea único, diferente y mucho más potente que viendo una peli en casa.
Hay una escena que a mí me llamó mucho la atención y me hizo un poco reflexionar. Me removió algo, no sabría decir qué. Una conversación entre Bruno Núñez y Richard Bellamyun: “Me gusta más mi familia de ahora”. Le pregunta el personaje de Bruno si echaba a su familia de sangre. Enfrentan en esta historia la familia de sangre con la familia, digamos, que se elige.
Antes de entrar en tu pregunta, quiero subrayar esto que has dicho de me removió, pero no sé por qué. Quiero señalar esto porque de alguna manera es un poco la fuerza del cine. Y creo de esta peli también. Que remueve, pero no en un plano mental, sino en un plano más emocional y del ser. Creo que es ahí verdaderamente donde tiene efecto el cine.
Y ahora, yendo a tu pregunta, yo defiendo la familia de sangre. Me parece que siempre nos ha tocado vivir por algo en una familia. Y creo que hay que honrarla y hay que hacer un trabajo ahí y no escapar.
Entiendo perfectamente también que haya gente que obviamente lo ha pasado mal, que ha sido expulsado de sus familias o que no ha entrado en el molde, que ha sido expulsada de las escuelas, que no tenía las capacidades o tenían otras capacidades que no fueron vistas. Y que ha necesitado buscar a otros pajaritos con sus alas rotas. Y eso me parece bonito. Y creo que la peli lo evoca.
Es gente como todos, casi todos, con sus heridas, con su fractura interior. La vida les ha golpeado con fuerza. Y eso les hace ser gente más humilde y gente que cuida más, que mira más al otro, más porosa, más solidaria. La película, entre otras muchas cosas, habla de eso. Habla de esta comunión de gente frágil. El padre, que no tiene nada que ver con ellos, interpretado por Sergi López, al final, a lo largo de esta película, se va a acercar a este grupo más de lo que él creía. Se cuidan, que es lo que me gusta.

- Oliver Laxe con Sergi López durante el rodaje. -
- Foto: Quim Vives
Rompe también muchos prejuicios de cómo gente de orígenes distintos o con vidas, más que orígenes, totalmente distintas, pueden comulgar por un fin común, ¿no?
No quiero sonar muy dramático diciendo lo que voy a decir, pero en el fondo estamos un poco todos rotos los seres humanos. Tenemos todos nuestra heridita de niños. Hemos tenido que pedir amor de una manera tóxica, lo que se llama técnicamente en psicología una neurosis.
Y bueno, lo que pasa es que muchos no nos damos cuenta de ello y estamos escapando de esa heridita, de esa fragilidad interior, de ese niño interior herido. Y creo que, en este caso, esta película habla de eso. Habla de que, al final, ahí, en lo profundo de nosotros, en ese desarraigo profundo que todos tenemos y que cada uno gestiona como puede, ahí estamos todos igual y nos damos la mano con fuerza.
Cuando conectamos con esa carencia, con esa vulnerabilidad, yo creo que es ahí donde sacamos lo mejor de cada uno de nosotros. Y para mí, personalmente, como individuo de esta peli, el viaje ha sido volver a esta heridita y cuidarla. Sin lamento, sin dramatismo, pero sí acogiéndola, celebrándola. Tenía que ser así. Y bueno, todos han hecho lo mejor que han podido, mis padres, mis profesores. Pues ahora toca estar más en esa vulnerabilidad. Y la peli evoca un poco eso.
Salir con un premio de Cannes, ¿Da más tranquilidad a la hora de afrontar, de alguna forma, este juicio del público, que es cualquier estreno?
La verdad es que al contrario. Es decir, para mí lo importante es ahora. El premio para mí es ahora, es ver que la peli sirve en servicio a la comunidad, a la gente. Que la peli nos hace de espejo. Yo he ganado muchos premios en Cannes. Este es el cuarto.
Y me ha pasado con algunas de mis primeras películas que no fueran bien distribuidas o que no conectaron con el público. Y eso no me mantenía. O sea, por mucho que tuviera premios en Cannes y que la prensa fuera unánime y que las películas dieran la vuelta al mundo y fueran pelis muy de culto, digamos, o de nicho, no estaba del todo contento.
Es que es mucho tiempo hacer una película. Es mucho trabajo y la noción de servicio es importante. Entonces, en este caso está siendo bonito porque tenemos la unanimidad de la crítica. Bueno, la unanimidad nunca la tienes, pero es que creo que en general la película tiene unas proporciones que hacen de ella una experiencia única en el cine y un espectáculo. Ha conectado. Creo que lo hemos conseguido y es para estar contentos.
Ya llevamos 80.000 espectadores en cinco días (momento en el que se realizó esta entrevista). Las medias por copia son enormes. Cuarenta cines más han pedido la copia ya. Suele ser lo contrario. La segunda semana sueles tener menos copias y demás. O sea, hay gente que la va a ver dos veces. Pregunto a veces en la sala, en los coloquios, y el 20% de la gente está repitiendo. O sea, es que parece Titanic. Que la gente la viene a ver dos veces.

- Oliver Laxe con parte del reparto durante el rodaje. -
- Foto: Quim Vives
¿Qué está viendo Oliver últimamente que pueda recomendar, que nos abra la mirada?
Pues la verdad es que como estoy trabajando todo el rato, yo no he visto nada últimamente que esté ahora en cartelera. No te podría decir, pero sí le recomiendo a la gente que tenga por hábito cada año verse la peli que gana en Cannes. Este año fue una peli de un cineasta iraní que se llama Jafar Panahi (la película se llama Un simple accidente). Que vea esas pelis, que esté concentrado en esas películas, esas tres, cuatro películas que han ganado premios en Cannes. Muchas veces tenemos el hábito de ir a ver la peli que gana los Oscars. Y creo que es sano y bueno que vaya a ver los premios de Cannes también.