Cine

‘Zona Cero’: el cortometraje valenciano que bucea en un Mediterráneo contaminado

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VALÈNCIA. El cineasta y creador valenciano David Gaspar tiene una conexión muy especial con el mar. Le recuerda, de alguna forma, a la calma que pudo llegar a sentir cuando estaba en el vientre de su madre. Ese abrazo, esa calma, ese ruido blanco en el que no se cuela ni un solo pensamiento. Siempre que se sumerge en el mar se relaja, hasta el punto de ignorar lo que le rodea: peces en el mejor de los casos, basura en el más realista. Atendiendo a los residuos que le rodean en el mar, y enfadado consigo mismo por generarlos, escribe el guion de Zona Cero: autorretrato de un maltratador de océanos, un cortometraje que podrá verse el 28 de diciembre en los cines Tívoli de Burjassot.

Antes de sumergirse en el cine, Gaspar cuenta que este cortometraje le sirve para hablar entre la comedia y la autoficción de un hombre, él mismo, que descubre que “ha contaminado el lugar donde vivió los mejores momentos de su vida: el Mediterráneo”. Para sanar y enfrentarse a esta idea emprende un viaje al pasado para reconciliarse consigo mismo acompañado de expertos como la escritora y filósofa Elsa Punset. “Trabajo con mi historia y un equipo de profesionales que ayudan a comprender la conexión entre la salud mental y la naturaleza. Trabajar con personas como Elsa Punset me ayuda a que mis reflexiones se apoyen en expertos”.

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Jugando con el documental, Gaspar aprende de este cortometraje que se puede volver a generar debate sobre el ecologismo, desde un punto de vista atractivo, y que su experiencia personal sirve para hablar del Mediterráneo desde un nuevo lugar. “Los momentos de mi vida han tenido lugar en el mar. He hecho surf, he trabajado de socorrista y he visto como poco a poco se llenaba de plásticos y basura. Zona Cero es una reflexión sobre como me relaciono con el mar y como cuento su historia”.

Sumergiéndose él mismo bajo el agua, dirigiendo y actuando para contar su historia, pone un amable espejo frente al espectador para mostrar que su reflexión debería calar en todos. Lo hace con cariño, cuidado y con reflexiones universalizables sobre las playas y los océanos. Muestra que los problemas del mar son tan importantes como los propios, y que cuidar nuestros espacios es cada vez una tarea más urgente. En uno de los momentos del documental señala que “solo cambiamos cuando las cosas se ponen incómodas”, y esta frase funciona como declaración de intenciones para su relato.

“Quiero transmitir la idea de movilizarnos como sociedad ante una situación muy incómoda y jodida. El documental me ayuda a hablar del dolor sobre la pérdida de los océanos, y me ayuda a que se entienda como es tocar fondo y volver a subir a la superficie”, explica Gaspar sumergido en un relato en el que encuentra la manera de hablar de ecologismo desde su presente para cambiar el futuro del resto.

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