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Cine de ciencia ficción y fantástico que arrasa en Youtube rodado desde València

2/01/2022 - 

VALÈNCIA. Desgraciadamente en España nunca ha existido una producción de cine de ciencia ficción y fantástico grande, más bien todo lo contrario. Fernando Colomo en 1985 probó suerte con un filme, de reparto internacional, titulado, El Caballero del Dragón, pero aquello no funcionó. También lo intentó Kike Maíllo con Eva en 2011, pero tampoco fue un éxito. Si hay que reivindicar un director que hizo lo imposible por triunfar dentro, pero sobre todo fuera, con el género, ese fue el valenciano, Juan Piquer Simón. Nadie lo ha intentado con tanto ahínco y pasión. 

El cine de género fantástico, que funciona en taquilla en otros países, en la producción española no acaba de encontrar su hueco. Al menos en el cine mainstream; en la autoproducción, el cine de bajo -en ocasiones muy bajo- presupuesto, sí que ha encontrado acomodo. Directores que han apostado por el género intentando contar historias singulares, diferentes y divertidas. Quizás una de las figuras más relevantes sea Juan Bodi. Un hombre todoterreno, casi del Renacimiento. Dirige, guioniza, crea los efectos especiales… Un artesano del cine fantástico y de ciencia ficción, y que además no descansa, ya está trabajando en su próxima película, Jurassic Cracks.  

Bodi no llega al cine de la nada, viene del mundo de los efectos especiales en su más amplia acepción. Trabajó en los Estudios de cine de Berlín Babelsberg durante un tiempo, pero regresa a casa y decide hacer cine por su cuenta y riesgo. “Decir que se sumaron muchos factores para tomar esa decisión, después de varias producciones trabajando en el apartado de prótesis de los estudios dónde conseguí mi primer trabajo, y tras pasar al equipo de decorados en unos estudios en pleno auge, al terminar El pianista (2002) de Polanski, la cosa parecía no tener fin, ya que a continuación se rodó Enemigo a las puertas (2011) y La vuelta al mundo en 80 días (2004), cuando yo ya tenía clara mi decisión”, recuerda el director.

Para cualquier persona poder trabajar en proyectos de esa envergadura sería un sueño, Bodi también quería rodar sus propias películas, sus propios trabajos, contar historias. También el trabajo en el estudio era muy laborioso, muy meticuloso. Para darle forma a las películas hay horas y horas de trabajo. “Y es que el mundo de la producción de cine es muy sacrificado, y me refiero a un sinfín de horas dónde has de estar al pie del cañón, luego pasas a lo mejor unas semanas sin hacer nada, y más adelante estás un mes que prácticamente no duermes, ya que cierto día hay que filmar, y los decorados (dónde trabajaba como escultor) siempre tienen que estar terminados para el día que toca rodar”, señala el director.

Bodi quería regresa a casa y comenzar a experimentar con el arte digital, las nuevas tecnologías podían brindar la opción de realizar efectos especiales a un coste más bajo. El mundo audiovisual estaba en un proceso de crecimiento tecnológico, y de accesibilidad a los medios. “En mi caso, aparte de buscar una estabilidad laboral en esos momentos, me moría de ganas de encontrarme con Anabel, que me esperaba aquí en València. Así que después de reflexionar sobre el asunto decidí volver, y ella y yo empezamos a investigar cómo hacer por nuestros propios medios cine, aprovechando ese inicio de la era digital que arrancaba en esos momentos”.

Juan Bodi es un artesano. Nunca ha dejado de serlo aunque trabaje en el medio digital. Sus monstruos y seres alienígenas siempre nacen en la vida real como figuras, y luego pasan al mundo digital. En ese sentido, en el de poder tocar físicamente a sus creaciones, se parece al gran maestro, Ray Harryhausen. “Es claramente la gran referencia para cualquier animador de monstruos y también para mí, ayer, ahora y siempre”, admite. No han sido los únicos, y es que el stop motion, las prótesis o las maquetas nos han hecho viajas a lugares inimaginables. “Phil Tippett, Stan Winston o Rick Baker también son grandes creadores de monstruos, pero para mí Harryhausen siempre será el maestro de los maestros, aparte de uno de los grandes impulsores del cine fantástico”, señala Bodi.

Juan Bodi utiliza tanto el CGI como las maquetas digitalizadas y las figuras. Es un trabajo lento, artesanal, orgánico y más realista. Sin embargo, también requiere de una enorme planificación en el rodaje. Los actores no verán a sus compañeros digitales, y por tanto “invisibles” en la secuencia. “Ya escrito el guión, hay que tener muy claro lo que quieres ver finalmente en pantalla, para así poder trasmitirle al actor todos los movimientos necesarios a interpretar. Ya que él va a ser el primer elemento que se filmará sobre el terreno, y tiene que saber muy bien lo que tiene que hacer, para luego poder integrar correctamente a ese ser ficticio filmado sobre croma que acabará generando una coreografía junto al actor”, explica. 

Seis horas después (2007) fue su primer cortometraje, la primera prueba de fuego. El paso del mundo de las ideas al mundo real. “Seguramente fue el trabajo más difícil para mí”, apunta el director. “Fue enfrentarse a lo desconocido, el inicio de J.L.A. Fantastic Films, dónde lo haces todo con muchas ganas, entrega e ilusión, pero con pocos conocimientos”, comenta.

Como todo en la vida, cuanto más se rueda más se aprende, y eso mismo le pasó a Juan Bodi. “Yo soy una persona muy sistemática, por eso siempre me planteo mejorar esa base de dónde he partido en un principio. Así que con el cortometraje que más satisfecho estoy es El día de los espíritus asesinos, que fue el último que rodamos”. Todos sus trabajos pueden verse gratuitamente en Youtube. 

Aunque es cierto que el cortometraje tiene entidad propia, un público y una estructura; muchos cineastas los realizan como primer paso hacia el largometraje. Una especie de laboratorio para experimentar y conocer el medio desde dentro, cogiendo la cámara y rodando. “Hay que entender que para mí los cortometrajes siempre han sido una práctica en vista a producir largometrajes en un futuro, así que como te puedes imaginar, estos trabajos han sido, crear para posteriormente analizar, no para pensar que lo que has hecho es una gran obra de arte”, señala. 

La mirada del espectador y del creador sobre una obra siempre es diferente. A veces uno no puede ver lo que el otro sí que percibe. “Lo más importante de estos trabajos para mí ha sido la práctica, para el espectador ya evidentemente es otra cosa, si les distrae, es que el trabajo está logrado”. No solo rodar el cortometraje es parte de la vida del mismo, su recorrido por festivales, cuantos más mejor, es imprescindible para lograr el feedback necesario. Huir de la complacencia y valorar otras opiniones. “Una gran alegría fue justamente nuestra primera selección en un festival, con Seis Horas Después, en el ya desaparecido Festival de Terror de Cheste. Y el corto para mí con más éxito Botánica con cerca de un millón de entradas en Youtube”.

Tras muchos cortometrajes y labrarse un nombre en el circuito de festivales de género, Juan estaba preparado para pasar al siguiente nivel. El largometraje siempre es un reto mayor, no solo por la duración, que también, sino por lo que se espera de él. En 2017 estrena, Alienígenas, y aunque el número de visitas en Youtube sorprende, se queda casi en una anécdota si hablamos de su segundo filme, Proyecto Atlantis de 2019, que a día de hoy tiene más de 48 millones de reproducciones. Para contextualizar un poco, la canción de Ateo de C. Tangana y Nathy Peluso tiene en su cuenta oficial 27 millones de visualizaciones. 

“Si te soy sincero yo ya lo hubiera considerado un gran éxito llegar a un millón de visitas, pero esto de convertirse en una de las películas en español más vistas de Youtube para mí ha sido como un sueño, es una pena que hace unos meses le pusieran un límite de edad y ya solo la puedes ver si tienes 18 años y un canal de Youtube”, señala el director.

En 2012 ya había rodado un cortometraje con el mismo nombre, un primer acercamiento al tema que luego desarrollaría con tanto éxito en el largo. “La película es una idea original que ya presentamos hace años en un cortometraje como tú bien dices, con el mismo nombre, Proyecto Atlantis y que trata sobre experimentos de ingeniería genética realizados en tiempos de la Guerra Fría del siglo pasado, y trata de un ser híbrido creado en aquel entonces, que en la actualidad quiere aparearse para evitar su extinción”, comenta sobre la trama. 

Las películas de Juan Bodi y sus cortos han girado por medio mundo a nivel de festivales. Sitges, Fantosfreak, Fangofest o Navidades Sangrientas han sido los eventos donde se han proyectado sus filmes. Un tipo de cine que se entiende, pero sobre todo se disfruta más, en una sala llena de gente con ganas de disfrutar de unas horas de ciencia ficción y cine fantástico. 

“Ha sido todo un placer a lo largo de estos años poder visitar todos estos festivales, o bien por que han proyectado nuestros trabajos o por haber recibido algún premio, pero claro está que para mí no hay mejor sensación o anécdota que saber que dónde estás presentando tu obra, unas calles más allá, están proyectando sus estrenos los grandes del cine, y eso solo pasa en el Festival de Sitges”, recuerda. Y es que en Sitges se dan cita todo tipo de producciones. 

Como ya se ha apuntado, Juan lo hace prácticamente todo: dirigir, crear los efectos, escribir. Un factótum imparable. “Un día de rodaje para mí es un día muy vertiginoso”, comenta. “De mucha preparación previa y un estricto cumplimiento de horarios, ya que de todo lo que filmamos cada día hay que conseguir entre 8 y 10 minutos de película, para llegar a los 80 minutos”. El estrés en el rodaje parece una constante; imagínense en una producción con mucha gente trabajando, y ahora redúzcanlo a una o dos personas. La dificultad crece exponencialmente.  

Rodajes cortos, rápidos, acelerados por las circunstancias, encontrando huecos en las agendas. Desviviéndose por el cine, por contar historias. “En 10 días, ya que ni nosotros ni los actores disponemos de más tiempo para esta parte de la producción que es el rodaje”, apunta. 

Desgraciadamente para Juan, no puede vivir del cine. “No te voy a negar que me gustaría vivir de hacer cine durante todos los días del año, pero lo tengo que alternar con decorados y esculturas para fallas, ya que no tengo el privilegio de funcionar como el cine español subvencionado”.

El cine, como cualquier arte, no solo es negocio, es una pasión que trasciende las paredes de lo racional. Es una necesidad. “Yo me considero un currante que por necesidad creativa hace cine, me salga bien o me salga mal, y como cualquier pintor, que tiene primero que pintar para poder exponer para saber si le gusta al mundo lo que hace. Para mí el cine siempre será una manera de evadirse de este mundo con lo que más me gusta, que es hacer cine”, remarca.

Está claro que se necesitan referentes para poder emprender en algo. Gente que antes de ti haya escalado el Everest para demostrarte que se puede hacer. Uno de los referentes de la serie B, con pocos recursos pero siempre tozudo con el cine de género fue el ínclito Roger Corman. “Yo siempre me he basado en los clásicos del siglo pasado de Ciencia Ficción, y desde niño soy súper fan de Star Trek. Si tuviera que hablarte de mis referentes en la actualidad creo que te haría una lista de nombres interminable, pero más que nada admiro a todas esas personas que de la nada o con pocos medios sacan una producción adelante, ejemplos como Corman o Robert Rodríguez son los ejemplos a seguir a nivel producción para mí”.

En las últimas décadas muchos directores de cine se han acercado al cine de géneros, hijos cinematográficos de Corman y Chicho Ibáñez Serrador. “En España las únicas referencias que tengo en plan género fantástico son Álex de la Iglesia y Jaume Balagueró, que creo que son grandes profesionales”, apunta. 

Hace ya muchos años que la productora Assylum le ha cogido el testigo, más o menos, a la Troma en esto de hacer cine de bajo presupuesto. Assylum son la productora de los exploits, esas películas de serie B descaradamente parecidas a grandes taquillazos, que más ha crecido en los últimos años. “Bajo mi punto de vista lo que hace Assylum, lo que muchos llaman plagio, es una manera de hacerse un hueco para poder sobrevivir en este monopolizado y difícil mundo del cine de hoy en día”, señala. 

Es cierto que Assylum utiliza como nadie, aunque esto ya lo hacían otras productoras hace años, el éxito ajeno mimetizándose con sus obras. “Lo de aprovechar presentar una obra nueva al mismo momento que lo hacen las grandes producciones, y a la vez con títulos similares, ¿de qué otra manera se podrían promocionar mejor para poder vivir de ello?, si todas las salas de cine ya se utilizan solo para estrenos de producciones norteamericanas de grandes presupuestos, yo lo veo por parte de Assylum como una manera de subsistir, y la fórmula parece ser que les funciona”.

“Dicho de otra manera, ¿qué pasaría si en España no hubiesen leyes que obligaran a exhibir un tanto por cien de cine Español en las salas? Pues habría que buscar alguna estrategia para que alguien pudiera ver tu obra, ya que solo se exhibirían películas norteamericanas en los cines, y a lo mejor las productoras españolas acabarían haciendo lo mismo que Assylum”, comenta Bodi.

Habrá quién compare las producciones de Juan Bodi con las de Assylum, pero está claro que cada uno funciona por un cauce, con unos objetivos y con una estrategia diferente. “Si es por compararlo con J.L.A. Fantastic Films, pienso que es totalmente diferente lo que se refiere a manera de promocionarse, ya que no esperamos a que esté un cierto tema de moda para escribir un guión, ni utilizamos títulos similares de producciones actuales; si es por el resultado final, sí podría ser similar”, señala.

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