VALÈNCIA. Jueves 22 de junio. Los cuatro portavoces de la comisión de investigación de Savia salían de las sala de prensa. Habían comunicado sus conclusiones y el trabajo más duro había terminado. "Yo volveré mañana", les dijo el diputado aún de Ciudadanos David de Miguel a sus compañeros Mònica Àlvaro (Compromís), Concha Andrés (PSPV) y César Jiménez (Podemos). De Miguel ya tenía claro que a la mañana siguiente diría adiós al partido que se unió entusiasmado por sus ideales políticos.
Una vez había estallado la noticia el jueves por la tarde al convocar una rueda de prensa los cuatro diputados críticos -Alexis Marí, Alberto García, Domingo Rojo y David de Miguel-, se intuía que la expectación iba a ser máxima. Los fotógrafos nerviosos pidiendo paso y los periodistas buscando el mejor sitio con tiempo de antelación a la hora fijada en la convocatoria lo confirmaron. El evento tenía gran transcendencia: un grupo parlamentario se partía. La muerte de la pluralidad en Ciudadanos por la escisión de los críticos, se constataba.
Todos sabían que ese momento llegaría tarde o temprano. Desde que el exportavoz de los naranjas, Alexis Marí, y los tres diputados que, como él, se habían opuesto a unas cuentas estatales que "marginan" a los valencianos, la situación "era insoportable" y la relación entre los miembros del grupo, "irreconciliable", aseguraban los días posteriores. Aquella rebelión provocó el relevo del síndic por parte de la dirección nacional y este viernes, antes de que se cumplieran dos meses de aquella mañana, él y los otros tres parlamentarios abandonaban las siglas de la formación de Albert Rivera.
Ahora bien, aceptar unos Presupuestos Generales del Estado para 2017 "nocivos" para la Comunitat Valenciana no fue el único motivo de divorcio. Tan sólo fue la "gota que colmó el vaso", puntualizaron este viernes. Además de los roces que habían surgido a diario entre los parlamentarios, la división entre las distintas facciones llegó a su punto álgido tras el congreso celebrado el pasado mes de febrero en el que se cambió lo básico: el ADN del partido, su ideología. El término socialdemocracia que recogían los estatutos de las siglas naranjas, desaparecía.
Los cuatro diputados, sin embargo, se negaban a aceptar el viraje. Para ellos, no era tan solo "una cuestión semántica", como en su día lo definió la nueva síndica del grupo, Mari Carmen Sánchez. Afirmación que este viernes criticó el parlamentario Alberto García: "No alcanzo a comprender aquellas declaraciones. Decir que ser socialdemócrata o ser liberal era puramente una cuestión semántica demuestra un claro desconocimiento de lo que es la política comparada e ignorar por completo lo qué dice la historia del mundo actual, la historia contemporánea".
García fue el primero en tomar la palabra. Lo hizo para asegurar que él será fiel sus convicciones. Esto es, con lo que en su día se comprometió y por lo que hasta ahora ha estado trabajando: conseguir mejoras para los dependientes y alcanzar los niveles de dotación que esta área tuvo en 2011. Una cuestión, la de aumentar en 400 millones de euros la inversión para cumplir con la Ley de Dependencia, con la que también se comprometió en su día la diputada en el Congreso Marta Martín. Pero que, según Garcia, ha quedado, "por segundo año consecutivo", en el cajón de tareas pendientes.
"Yo no voy a seguir engañando a la gente", aseguraba García. "Sé que Ciudadanos me va a pedir el acta, pero yo le pregunto a la señora Martín: qué va a hacer ella con la suya por no haber cumplido con lo que prometió? Yo no vine a esto y con mi voto que no cuenten para acabar con las políticas sociales", añadía en referencia a la próxima votación de los PGE después de haber pasado por el Senado.
El siguiente en intervenir fue de Miguel. "Portavoz o exportavoz de Presupuestos, no lo sé", ironizaba antes de justificar su salida del partido naranja el diputado. Con ello, hacía referencia a que la dirección nacional no le invitara a la reunión convocada en Madrid con todos los portavoces de Presupuestos de los parlamentos autonómicos. El último de los "ninguneos".
"A día de hoy sigo sin saber qué enmiendas presentó Ciudadanos, cuáles retiró, o qué modelo de financiación defendemos para la Comunidad Valenciana. En Madrid no se creen que es realmente un problema. Dicen que los problemas son la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales... pero, ¿cómo se pagan? Con financiación", sentenciaba, para cuestionar el mensaje de que los problemas de España son iguales en cada territorio que enarbola Rivera.
Pero sin duda, la parte más dura llegó con la intervención de Rojo y Marí. El primero, que había mantenido un perfil más bajo en cuanto a enfrentamientos con el aparato se refiere, tachó a la formación que preside Albert Rivera de "Gestapo". Para justificar dicha afirmación, habló de prácticas que van desde pantallazos de conversaciones de whatsapp, hasta la "prohibición" de que se dieran reuniones entre diputados de Les Corts con alcaldes y concejales de otros municipios para trabajar de forma conjunta, por ejemplo, Proposiciones No de Ley que afectan a localidades concretas.
Marí dio continuidad al relato: acusaciones de "grabaciones de unos compañeros a otros, y persecuciones. Y si entramos en lo estrictamente político, ningún apoyo desde el minuto uno. Con escombros del PP no se pueden hacer buenos proyectos. Y menos con aquellos expulsados por realizar practicas pseudomafiosas".
"Los aparatos degradan los ideales. Cuando desde Madrid y Barcelona quieren fiscalizar lo que hacemos y pretenden que no tengamos mínimo de autonomía, esto se convierte en una sucursal. Yo les dije que esto no es Bankia ni La Caixa. Yo no soy el mandado de nadie", subrayó tras denunciar que después de ser relevado, el partido le "silenciara". "Ya le digo a Albert (Rivera) que no se lleva, es vieja política", puntualizaba.
Respecto al máximo responsable de Cs, indicó que parecía "el hijo político de Rajoy" tras su apoyo en la formación de Gobierno y a los PGE. "Se han hecho pequeños cambios para que nada cambie, es lo que ha hecho Albert y CIA. Igual es lo que quieren, ser el llavero constante del PP. Nosotros pasamos del 'no es no' al 'quizá sí' y del 'sí es sí' al 'no lo dudes, Mariano'. Y todo con el partido más corrupto de la historia. Con una formación que solo falta que le imputen la gaviota", zanjó.
El temor al impacto mediático que podía tener la rueda de prensa de Marí y los tres diputados y lo que en ella pudiera decirse, obligaba a la cúpula a contratacar. Para amortiguar el golpe, la dirección autonómica utilizaba el mismo método: contestaba a los críticos a través de otra convocatoria a los medios para defender al partido, en el mismo lugar y a continuación de las denuncias de los críticos. Eso sí, sin llegar a cruzarse. Un canutazo del PP entre medias hacía imposible la coincidencia.
Con Mari Carmen Sánchez y el portavoz del Ayuntamiento de València, Fernando Giner, como actores protagonistas, la dirección del partido y el resto de grupo parlamentario les pidieron el acta. Y para ello se remitieron a la carta ética que todos los diputados de Ciudadanos firmaron al llegar a la formación. Carta que, por otra parte, obliga a los diputados a dedicarse "en exclusividad a las tareas inherentes a su condición de cargo elegido, siempre que el cargo esté remunerado" y que, en más de una ocasión no se ha cumplido a rajatabla. El diputado de Cs en Les Corts y del sector oficialista, Emigdio Tormo, por ejemplo, se ha ausentado en tres de los últimos seis plenos. Este viernes, además, era la ausencia destacada en el despliegue de todo el grupo para reivindicar una unidad rota y evidenciada por la marcha de los críticos.
Giner y Sánchez, también negaron las acusaciones de grabaciones, pantallazos, o cualquier tipo de jugadas de unos a otros. Incluso hubo alguna que otra incoherencia discursiva: primero aseguraron estar "orgullosísimos de los Presupuestos que Ciudadanos ha conseguido" -en palabras del portavoz autonómico, Fernando Giner- para después admitir, a preguntas de los periodistas, que son unas cuentas estatales mejorables y no les agradan del todo porque no son sus Presupuestos pero los apoyaron por una mera cuestión de "estabilidad política", en voz de la síndica.
A pesar de una jornada complicada para la formación, algunos de los presentes como el diputado en el Congreso Vicente Ten, aseguraba al abandonar Les Corts que era un "gran día". Con la salida de los cuatro parlamentarios, el terremoto que en las anteriores semanas vivía la formación -los tuits diarios de Marí supusieron un desgaste a la imagen del partido por el que la Ejecutiva llegó a estudiar si expulsarle o imponer alguna sanción para frenar al ensíndic-, se apaciguaba. La herida interna en Ciudadanos ha concluído en que el grupo quede con nueve diputados.