VALÈNCIA. La alcaldesa de València, María José Catalá, ha tomado una serie de decisiones a lo largo de las últimas semanas dirigidas a 'borrar' de alguna manera la huella que dejó el gobierno de Joan Ribó y la concejalía de Movilidad que dirigía Giuseppe Grezzi en particular en la ciudad. Una de las áreas que, sin duda, más división despertó entre vecinos y comerciantes -algunos a favor y otros en contra- por la serie de cambios que se acumularon a lo largo de dos mandatos y que iban dirigidos a reducir el tráfico en la capital del Turia.
Así, el pasado mes de octubre la primera edil anunció varios cambios en las líneas de la EMT. Acompañada del concejal del ramo, Jesús Carbonell, y del director gerente de la empresa, Manuel Martínez Grau, Catalá anunció una remodelación de recorridos de siete líneas de bus: la 4, 11, 16, 26, 31, 32 y 70, que volverán a final de año al centro de la ciudad. Todas ellas, según la alcaldesa, circularán por la calle Colón, calle de la Paz, Poeta Querol o calle de las Barcas. Y dos de ellas, la 4 y la 32, tendrán además parada en la misma Plaza del Ayuntamiento, mientras el resto simplemente circularán por ella.
La decisión del equipo de gobierno está motivada, principalmente, "en informes internos que demuestran que la afluencia de pasajeros se ha visto mermada al tener que realizar transbordos para llegar al centro de la ciudad". "La remodelación que se hizo en 2020 generó desequilibrios. Mientras las líneas modificadas se estancaron su crecimiento en un 1,3%, el resto de líneas que no sufrieron cambios crecieron un 9%", explicó el director gerente de la EMT.
Junto a este cambio que se espera en diciembre, se suma que el próximo 12 de diciembre se abrirá por completo la entrada en la calle Colón desde Porta de la Mar y se suprimirá uno de los dos carriles bus. Y, además, la flexibilización de la APR por la que las autorizaciones permanentes de las fallas pasarán de 2 a 4 y además se les autorizará 10 accesos puntuales adicionales al mes. En el caso de los comercios, se aumentarán los accesos puntuales de 10 a 15 al mes y se mejorará la señalización para que sea más visible. Las cámaras, eso sí, seguirán encendidas.
Una serie de cambios en apenas un par de meses que ha hecho sonar las alarmas en Compromís, que este jueves reclamó la celebración de un pleno extraordinario para debatir tres mociones que, en definitiva, buscan paralizar alguno de estos cambios impulsados por el gobierno local.
Los valencianistas piden paralizar la redistribución de la movilidad en la calle Colón en aras de conseguir una movilidad sostenible; frenar la remodelación de la EMT porque consideran que "empeorarán las frecuencias y el tiempo de trayecto de las líneas afectadas"; que se convierta en zona peatonal el tramo de la calle San Vicente entre la Plaza de la Reina y la Plaza del Ayuntamiento para proteger los BICS que podrían verse deteriorados por el paso de 600 autobuses diarios; que se apruebe una ordenanza de la Zona de Bajas Emisiones dirigida a establecer medidas para reducir el tráfico y mejorar la calidad del aire; que se continue implantando zonas de aparcamiento para residentes, tal y como piden los vecinos; "no desnaturalizar la APR de Ciutat Vella"; y que se inste a la Generalitat a que mejore los servicios y frecuencias de Metrovalencia, no solo en la ciudad, sino también en sus conexiones con su área metropolitana.
En definitiva, Compromís insta a Catalá a mantener sus políticas de movilidad. Pero también a aprobar los proyectos del área de Urbanismo que afectan a la movilidad y que en su día se "pactaron con los vecinos" para reurbanizar -peatonalizar- la plaza del Ayuntamiento, la plaza de San Agustín, la avenida Pérez Galdós, Giorgeta y el bulevar García Lorca. También proponen volver a las supermanzanas de la Roqueta, Amistat o la peatonalización del núcleo histórico de Campanar, o el cierre del túnel de Guillem de Castro para hacer peatonal el tramo que comprende desde la calle Xàtiva a la biblioteca de Hospital.
