El profesor del Área de Economía e Historia de CUNEF analiza las medidas adoptadas en la última reunión de 2016 por el BCE o 'Draghieconomics'
MADRID. El Banco Central Europeo (BCE) en su reunión de ayer anunció que iba a continuar con sus estímulos monetarios hasta finales de 2017, o incluso más allá del 2018 si la inflación no se normalizaba en niveles próximos al objetivo del 2%. En tal caso, su máximo dirigente Mario Draghi anunció una serie de ajustes técnicos sobre el programa de compra de activos de deuda soberana y corporativa o más conocido en la jerga económica como Quantitative Easing (QE, por sus siglas en inglés).
Dichos ajustes se basan principalmente en reducir a partir de abril el ritmo de las compras mensuales de los 80.000 a los 60.000 millones. Aunque dejó bien claro que dicho importe puede incrementarse de nuevo si la inflación no se recupera a los niveles que el BCE considera adecuados y que en ningún momento se ha planteado llevar a cabo una retirada progresiva de los estímulos (Tappering en la jerga económica). Asimismo anunció que dentro del QE puede adquirir bonos con una rentabilidad inferior a la facilidad marginal de depósito que actualmente se sitúa en el -0.4% y con vencimiento desde un año (hasta el momento el vencimiento mínimo eran 2 años) hasta los 30 años (como estaba fijado anteriormente).
En la misma rueda de prensa, Draghi informó que el BCE tiene la expectativa de que la inflación termine en el 2016 en 0.2%, en el 2017 en 1.3% (en septiembre se esperaba un 1.2%) y en el 2018 en 1.5% (frente al 1.6% previsto hace tres meses). De igual modo la máxima autoridad monetaria europea espera que el conjunto de la Eurozona crezca este año a un ritmo del 1.7% (sin variación respecto a la última previsión), del 1.7% en 2017 (vs. 1.6%) y del 1.6% en 2018 y 2019.
Aunque en cualquier caso no debemos olvidar que estas proyecciones pueden verse significativamente alteradas porque 2017 será un año de marcado por la incertidumbre cuando en marzo Reino Unido negocie las condiciones de su salida efectiva de la Unión Europea. A lo que hay que sumar las elecciones de Francia y Alemania, y la posible convocatoria de unas elecciones anticipadas en Italia. Por no olvidar los posibles efectos que pueden tener las posibles medidas proteccionistas que Donald Trump pueda llevar a cabo.
El banquero italiano volvió a enviar un mensaje a los dirigentes políticos europeos recordándoles la necesidad de que las políticas fiscales deben coordinarse con la monetaria. De ahí que insistiera en la necesidad de que los gobiernos lleven a cabo reformas estructurales (como educación y pensiones) y sean proactivos en estimular el crecimiento. Todo ello cumpliendo con el pacto de crecimiento y estabilidad donde el objetivo de déficit debe ser inferior al 3% y con una ratio de deuda sobre el PIB inferior al 60%.
Al mismo tiempo, y volviendo a los estímulos monetarios, Draghi mantuvo los tipos de interés de referencia en el 0% y el el de facilidad marginal de crédito -el que pagan los bancos al BCE por préstamos a un día- y de facilidad de depósito -remuneración que obtienen los bancos por sus depósitos a un día en el BCE- en 0.25% y -0,4%, respectivamente.
Ante este panorama, la cuestión que muchos se preguntan es ¿en qué me afectan las políticas de monetarias de Draghi (Draghieconomics)? Pues bien, debe tenerse en cuenta que uno de los principales beneficiarios de estos estímulos monetarios son los gobiernos, entre ellos el español, que ante unos bajos tipos de interés deben menos por la deuda emitida. De ahí, que en parte las primas de riesgo han experimentado en los últimos años una tendencia decreciente.
Del mismo modo, las empresas y familias endeudas que tienen contraídas deudas con préstamos e hipotecas referenciadas al Euríbor deben pagar menos por sus deudas. Lo que a su vez permite que estas familias puedan destinar un mayor porcentaje de su renta disponible al consumo y con ello a estimular el crecimiento del PIB.
Asimismo, la política monetaria expansiva del BCE junto a la expectativa de que el próximo 16 de diciembre la Reserva Federal de EE UU suba los tipos de interés implica un dólar más fuerte y con ello una depreciación del euro. Lo que conlleva un abaratamiento de los bienes europeos en comparación con los bienes estadounidenses y con ello un estímulo para aquellos sectores exportadores, entre ellos el sector automovilístico, alimentación y cerámico de la Comunitat Valenciana.
Pero en un contexto de política monetaria expansiva no todos salen ganando porque aquellas familias ahorradoras -o estén integradas por pensionistas-, unos bajos tipos de interés implican una caída en la rentabilidad de sus ahorros. De ahí el malestar del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, con las políticas expansivas de Draghi.
Igualmente si tenemos en cuenta que la evolución del margen de intermediación de las entidades bancarias depende de la evolución de los tipos de interés de los préstamos y depósitos, la banca europea también se ve negativamente afectada como así resalta un reciente artículo de la Fundación de Cajas de Ahorros (FUNCAS).
Carlos Salvador, Profesor del área de Economía e Historia del CUNEF