escapadas hedonistas

Cómo está Málaga

Para comérsela, disfrutarla, empaparse de arte y conocer todo lo nuevo que se cuece en la ciudad

| 08/10/2021 | 5 min, 19 seg

Cómo está Málaga. La ciudad se encuentra inmersa en un momento de plena efervescencia y cómo nos alegra. Y es que, salvando las distancias, nos recuerda a València. A mí el momento bulevares llenos de palmeras, esa luz inigualable y buena parte de sus construcciones, me hacen tilín en el corazón. De hecho, Jesús Terrés me contaba que en una conversación con Ferran Adrià, este le dijo que “Málaga y València son las dos ciudades más vibrantes”. Y razón no le faltaba.

Ellos tuvieron a Picasso. Nosotros a Sorolla. Ambas gozan de una calidad de vida inigualable y han sido declaradas en numerosas ocasiones, como unas de las mejores ciudades para vivir del mundo. Las dos son históricas, culturales, playeras, amables y divertidísimas. Así que hagamos las maletas y vayámonos para el sur, porque esta es una escapada de esas que no se olvidan.

Y es que Málaga es lo más. Desde sus playas, donde decenas de merenderos asan espetos y todavía es verano, hasta lugares donde ver como el sol se esconde, como el Balneario de los Baños del Carmen o los miradores de Gibralfaro o Pocopán. Málaga tiene hasta un Soho, atiborrado de obras a gran escala de muralistas como Boamistura, Obey o Disaster. Y qué decir de su escena museística. Es cuanto menos apabullante. Muchos incluso la conocen como la ciudad de los museos. El Museo Picasso, dedicado al malagueño más universal, el Carmen Thyssen, el CAC, el Centro Pompidou, pasando por el Museo del Automóvil y hasta una colección de arte ruso de San Petersburgo, sin olvidarnos del vanguardista Muelle Uno.


A nivel gastronómico Málaga es una fiesta. Desde el emblemático El Pimpi, que se sigue abarrotando de locales y turistas en busca de clasicazos como su salmorejo, ensalada malagueña, embutidos o flamenquines, hasta la cocina oriental de Ta-Kumi, sede malagueña del restaurante de Marbella, por no hablar de la estrella de José Carlos García.

Pero si hay un chef y unos espacios por los que merece la pena hasta viajar a Málaga, ese es Dani Carnero. Curtido con grandes como Adrià o Berasategui, en 2010 abrió La Cosmopolita, adalid de producto, sabor, cocina de fondos y un tartar de gamba blanca con tuétano que ya es santo y seña de la casa.

Fue el pasado verano cuando el malagueño abrió Kaleja, su restaurante de cocina más personal, en plena judería de la ciudad. La candela es el centro de este restaurante y prácticamente todos sus platos y elaboraciones pasan por este fuego primitivo, dando resultado una cocina despojada de todo artificio o efectismo. Carnero aquí va a la esencia, pero sin perder de vista la tradición, la cocina de casa. Te hará alucinar con pases como un calamar kru, casi como si fuese un japonés, acariciado con una salsa de mantequilla negra, unas alubias a la pastoril o con como eleva una receta de cocina de aprovechamiento, como son los maimones, con un caldo de all i pebre de anguila, calabacín y flor de ajo. Aquí se cuece algo grande y tiempo al tiempo, que será reconocido seguramente en breve, como tal.


¿Y dónde nos quedamos? Pues en todo el meollo. Concretamente en la céntrica calle Granada. Allí, a finales de 2019 abrió un hotel boutique que es toda una delicia, Palacio de Solecio. Cuando el Marqués de la Sonora volvió de las Indias a España, decidió instalar en Málaga, su ciudad natal, una fábrica de naipes que dirigiría Félix Solecio. Fue en 1789 cuando Solecio mandó construir el palacio donde se ubica el hotel como su casa y almacén de naipes y su obra, se atribuye a nada más y nada menos que José Martí de Aldehuela, arquitecto del mítico puente de Ronda. ¿Qué consiguieron? Que el edificio se considerase una de las obras de arquitectura civil más destacas del XVIII.

Toda esta historia nos sirve para contar cómo, al convertirse en hotel, se ha recuperado toda la solera que ya tenía este edificio, que llevaba más de 200 años abandonado. Ahora gestionada por Marugal (Cap Rocat, Torralbenc, Urso Hotel & Spa...), vuelve a la vida con pequeños ajustes que toman como modelo la arquitectura tradicional andaluza, desde las puertas, a los suelos en blanco y negro o las lámparas de inspiración arabesca. 68 habitaciones exquisitamente decoradas, con baños de mármol y donde no falta de nada para el confort del viajero. Incluso desde algunas de ellas, se divisa 'la Manquita' como se llama cariñosamente a la Catedral de Málaga por el hecho de estar inacabada.



En uno de sus dos patios andaluces se encuentra su restaurante Balausta, con carta de José Carlos García, pero en una versión más informal. Para no perderse están su ensaladilla rusa con gamba cristal frita, las croquetas de centollo, un ajoblanco de piñones con pollo picantón, la tradicional porra antequerana o pijota (merluza pequeña) en salsa verde con cocochas, almejas y ortiguillas. Ah y aquí también se sirve el desayuno. Y qué desayuno. Desde dulces malagueños tradicionales, como las tortas locas con crema pastelera y guinda, hasta tostadas o un sándwich mixto que quita el sentío.

Por si todo esto fuera poco, apunta, porque vienen curvas. Hoy mismo abre allí el primer autocine de toda Andalucía. Y oye, que si te apetece el plan, has de saber que lo hará en las afueras de la ciudad, con una pantalla de 250 metros cuadrados y con la proyección de la siempre eterna 'Grease', además de una zona de food trucks, espacio para conciertos, exposiciones... Tan solo unos días después, a mitad de este mes, abrirá sus puertas el nuevo Only You Málaga, al comienzo de la calle Larios, en el edificio de La Equitativa. Cómo está Málaga, señores.


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