VALÈNCIA. El objetivo, más allá de las discrepancias, es compartido por cada uno de los partidos que integran el Consell: se debe avanzar a paso de gigante en la instalación de plantas de energía verde en la Comunitat Valenciana, una de las regiones españolas que más depende a día de hoy de las fuentes no renovables. De hecho, solo el 19 % de la potencia generada por el sistema energético valenciano en 2021 era de origen renovable, un porcentaje que únicamente empeoran Cataluña, las Islas Baleares y el País Vasco. Esa es la realidad que subyace tras la última negociación política en el seno del Gobierno valenciano, que trata de perfilar un decreto que potencie energías alternativas a las más tradicionales porque, entre otras razones, en menos de una década está previsto el cierre de la central nuclear de Cofrentes.
La planta situada en la comarca del Valle de Ayora es responsable de más del 40% de la energía generada cada año por la Comunitat Valenciana, y ello aboca a la autonomía a una transformación energética que debe realizarse a contrarreloj mientras la oposición, a excepción del PP, reclama prolongar la vida de la central. Pero al margen de la potencia nuclear, clave para sustentar la dependencia valenciana en las fuentes no renovables, el segundo origen más relevante para la Comunitat es también convencional, como son las instalaciones de ciclo combinado (gas). Estas plantas, según el avance del último informe sobre el sistema eléctrico español publicado por Red Eléctrica (REE) hace una semana, generan el 25 % de la energía producida en territorio valenciano.
En el conjunto del país, en cambio, la situación es distinta. En el último lustro, el porcentaje de energía renovable generada en España ha pasado de suponer el 38 % del total a situarse cerca del 47 %, por lo que se estaría muy cerca de lograr que al menos la mitad de la potencia energética creada sea enteramente verde. En este sentido, destacan las transiciones que han realizado comunidades como Galicia, donde tres cuartas partes de la producción anual son ya renovables, pero también otras regiones que cuentan con presencia de nucleares, como Extremadura. Allí, pese a la presencia de dos reactores, la generación de energía verde supone ahora el 38 % del total producido, once puntos más que hace cinco años.
En la Comunitat Valenciana, donde el crecimiento ha sido solo de dos puntos en el mismo periodo, las empresas del sector achacan también este estancamiento a la lentitud de los procesos administrativos necesarios para sacar adelante los proyectos de renovables. Así, y en mitad de una crisis energética que añade más alicientes al reto verde valenciano, la Asociación Valenciana de Empresas del Sector de la Energía (Avaesen) critica que las iniciativas de este tipo bloqueadas serían más de 500. Es por ello que el Consell busca también con el nuevo decreto la manera de resolver ese nudo administrativo, una cuestión que no será la más sencilla de abordar dado que son tres los departamentos del Gobierno valenciano implicados en este proceso (Economía, Territorio y Transición Ecológica) y en él participan por tanto altos cargos con visiones y signos políticos diversos.
Aun así, no solo existen escollos en la transformación del sistema energético valenciano, ya que como recordaba antes de la pandemia el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), esta autonomía posee algunos puntos fuertes. En uno de sus estudios, el organismo apuntaba a que la Comunitat cuenta con recursos importantísimos “que son fuentes de generación de renovables”, así como que está situada “en la vanguardia” en cuanto a “desarrollo e innovación de componentes electrónicos capaces de crear valor añadido, potenciar el empleo de calidad y exportar”. Por ello, llamaba a contemplar estos desafíos también como una buena oportunidad de “crecimiento económico y bienestar social”.
El texto para desburocratizar y “agilizar al máximo” la instalación de energías renovables, dos objetivos que describió este jueves el president de la Generalitat, Ximo Puig, cuenta con algunos puntos que son objeto de debate interno entre los partidos que conforman el Botànic. Uno de ellos sería si los límites para la instalación de plantas energéticas renovables fijados por el decreto 14/2020, el último autonómico que abordaba este asunto, son todavía adecuados o no. En este aspecto entraría el tamaño máximo permitido para las instalaciones, que el PSPV estaría dispuesto a revisar.
Además, otro elemento de debate sería el papel de los ayuntamientos, y hasta dónde alcanzaría su poder de decisión a la hora de valorar si un proyecto se establece o no en su territorio. Pese a todo, este mismo viernes la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, aseguró que habría un pacto "técnico y político" del Gobierno valenciano para el futuro decreto. "En un texto tan complejo, a veces es complicado encajarlo todo", ha constatado, y ha confiado en que "la inteligencia colectiva se ponga al servicio del interés común", matizó.
Otra de las cuestiones que reflejan los datos de Red Eléctrica es que en los últimos años se ha producido un descenso de las emisiones de CO2 asociadas a la energía eléctrica. En la Comunitat Valenciana ese retroceso encadenaría ya tres ejercicios, pero de nuevo su situación es mejorable si se compara con el resultado del conjunto del país, que registra niveles de emisiones mínimos desde el inicio de la serie en 1990. Gran parte de ese descenso, según recoge REE, se debería al crecimiento de fuentes de energía como la eólica, la hidráulica y la solar. En la autonomía valenciana, en cambio los registros actuales están todavía muy por encima de los emitidos hace tres décadas, ya que entre 2012 y 2019 los niveles se habían mantenido estables.
Una situación que, unida al retroceso experimentado por otras regiones, habría situado a la valenciana como la tercera región de España que más toneladas de CO2 equivalente (tCO2 eq.) arroja, por detrás de Cataluña y Andalucía. A principios de la década de los 90, por el contrario, la Comunitat Valenciana era la sexta autonomía que más de estas emisiones propagaba, por detrás de Castilla y León, Galicia y Asturias, además de las dos comunidades anteriores.
Por otro lado, si se observa también la evolución de la demanda energética en territorio valenciano, se aprecia cómo se mantenía relativamente estable en los años anteriores a la pandemia, con crecimientos en los tres ejercicios previos que nunca superaban el 1 %. No obstante, en 2020 la demanda energética cayó un 5 % debido en parte a lo cierres derivados del confinamiento y la parálisis de la actividad, a la vez que en 2021 se habría producido un efecto rebote que aumentó la demanda pero la dejó todavía, no obstante, por debajo de los registros previos al coronavirus.