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mar abierto / OPINIÓN

Con él que no cuenten

Foto: KIKE TABERNER
13/04/2021 - 

‘Conmigo que no cuenten’. Así ha despachado Ribó la decisión técnico-jurídica de Puertos del Estado, que confirma no haber caducado la Declaración de Impacto Ambiental para la ampliación norte del de Valencia.

Estallido encendido y vuelta a hibernar. Porque el alcalde de Valencia nos tiene ya acostumbrados a estas cosas: su apatía institucional en las constantes y alguna airada reacción selectiva, de etiología ideologizada y, por lo general, efímera.

Muchos se preguntan por qué ha mostrado esta frontal oposición tan tarde, respecto de unas obras ya realizadas en una parte importante. Tratándose, además, de una DIA de 2007 que, basta leerla, habilita a suspender la ejecución, si en cualquier momento se produce daño a, entre otros recursos, las playas o la posidonia marina.

Con todas las precauciones, medidas de protección ambiental y regeneración, dotaciones verdes y compensaciones que hay sin duda ninguna que adoptar al tiempo, sorprende que el alcalde se ancle en el no-es-no, en lugar de buscar con determinación soluciones para no perder, sin más, una inversión de 1.500 millones de euros, fundamental para el liderazgo internacional del puerto, la economía y el empleo.



Un Puerto que compite con, entre otros, el de Barcelona, para cuya ampliación, por cierto, se desvió hasta un río, el Llobregat, haciéndolo desembocar 2.5 Km abajo. Como se ‘remodeló’ su playa de La Barceloneta por los Juegos Olímpicos, eliminándole una parte. Pero eso fue allí.

Aquí, cuando estamos acercándonos al ecuador de su segunda legislatura, la realidad es que Ribó ha evidenciado, ya en demasiadas ocasiones, que con él no se cuenta. Que lo que predominan son sus constantes ausencias. Como ‘hito’ anudado a su biografía, el no estar donde debía, cuando se decidió suspender las Fallas 2020 por la pandemia.  Dejadez indolente, que es una entre miles. Su tónica habitual.

Seis años después de acceder al gobierno municipal, su balance se caracteriza, cada vez más, por el letargo. No ha reaccionado ante los sucesivos escándalos de la EMT (y van unos cuantos, a cual peor); el derrumbe del Palau de la Música (que sigue cerrado casi dos años después); la crisis agónica de la Albufera, de cuya Junta de Desagüe huyó, abdicando de la responsabilidad inmemorial de presidirla, en cuanto asomó la Fiscalía; el cierre de playas por contaminación; las listas de espera en servicios sociales (2.000 personas solo en ayudas a domicilio); los atascos de licencias (4.000); los robos -informáticos o de billetes en el cajón- en instituciones municipales...

Nada de ello tiene para él importancia. O eso dice. Y ya pueden errar, que no cesa a nadie. Y menos a él. Eso sí, dejó como un relámpago su apalancamiento, para cargar contra la "desproporción policial" en los disturbios, con daños, provocados por violentos pro Hasél.  Varas de medir.

Foto: KIKE TABERNER

En el balance de este mandato y medio, hay que añadir dos subidas fiscales, en 2016 y 2020. Mantenidas en 2021 a pesar de la gravísima situación económica que padecemos por la crisis Covid. Y ya pueden insistir los agentes económicos de todos los sectores que, para bajar impuestos, con este gobierno Compromís-PSPV que no cuenten. Aunque luego no ejecuten los presupuestos, porque desde 2016 han dejado de invertir en la ciudad más de 439 millones euros comprometidos, que bien podrían haber aliviado la economía de tantos valencianos al límite. Por cierto, mucho exigir que en Madrid suban los impuestos (en lugar de asimilarnos bajándolos aquí) y ahora resulta que el candidato socialista Gabilondo se apresura a manifestar que no lo va a hacer.

Con él -Ribó- que no cuenten, tampoco, para preocuparse por el hospital de campaña radicado en la ciudad (declaró no saber ni si tenía licencia municipal), por tomar medidas ante los resultados de las aguas residuales, por PCRs y mascarillas, o por el cronograma de vacunación de sus vecinos. Ni preguntas ni requerimientos. Escasas reuniones y contadas visitas a pie de realidad. No encajan en su relajado horario, ni en su cronificada pasividad. Justo cuando necesitamos lo contrario: liderazgo, estrategias, anticipación, celeridad, lucidez, sentido común, actividad y mucha calle, junto a la gente.

Ha dicho el alcalde que con él que no cuenten. Pero eso ya no es ninguna novedad. Pregunten si han contado con él las tradiciones, las festividades, los acontecimientos deportivos, las inversiones estratégicas privadas que ha repudiado o ahuyentado, cada uno de los sectores económicos o de comercio y, en general, el alma, raíces o pálpitos de la ciudad. Porque son muchos a los que Ribó ha dicho con sus silencios, lejanía y abandono: ‘conmigo que no cuenten’. Demasiados. En su ‘Debe’ está ya y quedará.

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